La campaña empieza oficialmente este sábado de madrugada, aunque en realidad lleve semanas. Lo que cambia a partir de ahora es que ya se puede pedir el voto –explícitamente– para unos comicios en los que solo están llamados a las urnas los madrileños, pero que tendrán consecuencias para la política nacional en su conjunto. El escenario es propicio para Isabel Díaz Ayuso que ha hecho de su guerra abierta con el Gobierno de Pedro Sánchez su estrategia electoral para unir a la derecha y extrema derecha de Madrid y en la pugna está pateando los barrios el líder de Unidas Podemos y hasta hace nada vicepresidente segundo del Gobierno. Ciudadanos se juega ni más ni menos que su propia supervivencia como partido. Elementos suficientes para que los comicios sean algo más que unas elecciones autonómicas en las que el PP vuelve a jugarse su feudo histórico, que en 2019 solo logró retener gracias al apoyo de Albert Rivera.
Ahora las circunstancias han cambiado. La extrema derecha es un partido normalizado por los populares que incluso les permiten gestionar dinero público en Murcia y por buena parte de los medios de comunicación. Y a tenor de los sondeos publicados es esa derecha extrema con Rocío Monasterio de candidata y Santiago Abascal como director de campaña, la que tiene la llave de la Comunidad de Madrid. Otro argumento más para hacer ver que el 4 de mayo es mucho más que unas autonómicas.
Así que si el guion sigue como hasta ahora, en la campaña oficial que arranca ahora van a tener poco espacio las propuestas sobre el día a día de los madrileños, por mucho que algunos partidos intenten derivar el debate hacia ellas. La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, fijó el marco en el que quiere que se muevan los comicios, y al que inevitablemente ha arrastrado a sus rivales: o libertad o comunismo. O ella o los otros. Y en ese otros entra Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y hasta el que fuera su socio de Gobierno, Ciudadanos.
Informa Marcos Pinheiro.
La campaña empieza oficialmente este sábado de madrugada, aunque en realidad lleve semanas. Lo que cambia a partir de ahora es que ya se puede pedir el voto –explícitamente– para unos comicios en los que solo están llamados a las urnas los madrileños, pero que tendrán consecuencias para la política nacional en su conjunto. El escenario es propicio para Isabel Díaz Ayuso que ha hecho de su guerra abierta con el Gobierno de Pedro Sánchez su estrategia electoral para unir a la derecha y extrema derecha de Madrid y en la pugna está pateando los barrios el líder de Unidas Podemos y hasta hace nada vicepresidente segundo del Gobierno. Ciudadanos se juega ni más ni menos que su propia supervivencia como partido. Elementos suficientes para que los comicios sean algo más que unas elecciones autonómicas en las que el PP vuelve a jugarse su feudo histórico, que en 2019 solo logró retener gracias al apoyo de Albert Rivera.
Ahora las circunstancias han cambiado. La extrema derecha es un partido normalizado por los populares que incluso les permiten gestionar dinero público en Murcia y por buena parte de los medios de comunicación. Y a tenor de los sondeos publicados es esa derecha extrema con Rocío Monasterio de candidata y Santiago Abascal como director de campaña, la que tiene la llave de la Comunidad de Madrid. Otro argumento más para hacer ver que el 4 de mayo es mucho más que unas autonómicas.
Así que si el guion sigue como hasta ahora, en la campaña oficial que arranca ahora van a tener poco espacio las propuestas sobre el día a día de los madrileños, por mucho que algunos partidos intenten derivar el debate hacia ellas. La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, fijó el marco en el que quiere que se muevan los comicios, y al que inevitablemente ha arrastrado a sus rivales: o libertad o comunismo. O ella o los otros. Y en ese otros entra Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y hasta el que fuera su socio de Gobierno, Ciudadanos.
Informa Marcos Pinheiro.
La candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, ha convertido las elecciones anticipadas del 4 de mayo en un duelo entre su gestión y la del Gobierno y así lo repite en cada intervención y en cada mitin. “Mi rival es Pedro Sánchez, sin ninguna duda”, decía este sábado en una entrevista. Ya por la tarde, durante el acto de apertura de la campaña, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha insistido: “Invito a Sánchez a marcharse de La Moncloa cuando tenga los peores resultados del PSOE en Madrid”, ha asegurado, a pesar de que ella cosechó los peores resultados del PP en Madrid en 2019.
Arropada por el presidente del PP, Pablo Casado, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y el presidente del partido en Madrid, Pío García Escudero, Ayuso daba el pistoletazo de salida a una campaña electoral que solo ella decidió cuando convocó las elecciones anticipadas el 10 de marzo. Para el PP, el 4M es una cita en la que Ayuso se juega revalidar el mandato, algo que (casi) todas las encuestas dan por asegurado, aunque solo de la mano de Vox, un partido de extrema derecha del que Ayuso ya ha asegurado que si tiene oportunidad meterá en su hipotético futuro gobierno. El miedo en las filas populares es hasta qué punto los votos a Ciudadanos pueden ser decisivos para restar apoyo al bloque de derechas si estos no logran representación.
“Quiero apelar a esos socialistas y esos ciudadanos de la izquierda que aman su país y que no quieren que con el plan oculto, o ya no tan oculto, de la Moncloa les roben España por la espalda. No lo vamos a permitir desde Madrid”, ha dicho Ayuso apelando a los votantes del PSOE. Lo mismo que había hecho unos minutos antes Casado para decirles que en el PP tienen una “casa” porque “es un proyecto integrador, moderado, transversal, reformista, liberal, de futuro, de esperanza, de ilusión y ganador”.
Escribe Fátima Caballero.
El candidato de Ciudadanos a las elecciones de Madrid, Edmundo Bal, ha criticado a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a pesar de querer reeditar el pacto de gobierno que cerró su partido en 2019, por considerar que está identificando su figura con Madrid como si la capital fuera suya. “Es la candidata del yo, me, mí, conmigo”, ha dicho, para alertar después de que podría pactar con Vox tras el 4 de mayo si Ciudadanos no es “decisivo”. Por este motivo ha reiterado la necesidad de que su partido entre en la Asamblea de Madrid.
A su juicio, Ayuso prefiere a Vox “porque Aguado le impone la transparencia” y “vigila la corrupción”, y eso no le gusta a la presidenta regional. No obstante, también ha criticado a Gabilondo por creer que al final pactará con Iglesias.
Bal se ha definido de nuevo como “un chico de barrio”. “Soy de Cuatrocas (Cuatrocaminos), soy de Vallecas, soy de todos los madrileños”, “de ese Madrid del respeto, de la tolerancia y la libertad”, ha afirmado.
“Me llamo Edmundo Bal y quiero ser el próximo presidente de la Comunidad de Madrid”, ha proclamado durante su intervención en el acto de inicio de campaña.
El candidato de Ciudadanos se ha comprometido a apretar en esta carrera por Madrid: “¡Soy un corredor de fondo, aguanto lo que me echen. Vamos a recorrer 42 kilómetros –distancia de una maratón–, lo voy a dar todo!”, ha asegurado, como colofón al acto, al que han acudido más de cuatrocientas personas, según los organizadores.
Escribe Carmen Moraga.
Un amplio despliegue policial con más de 60 agentes de la Ertzaintza y la Policía Local además de decenas de patrullas han impedido que este sábado se vuelvan a repetir en Bilbao las aglomeraciones vividas hace dos semanas, durante las celebraciones previas al partido de la final de la Copa del Rey entre el Athletic Club y la Real Sociedad.
Desde el medio día una decena de patrullas y tres furgones de la brigada móvil de la Ertzaintza se han asentado en la calle Pozas, en el barrio bilbaíno de Indautxu, para evitar que aficionados del Atlhetic incumplieran las medidas sanitarias contra la COVID-19 en los bares de la zona, frecuentados habitualmente los días de partido como este sábado, que el Athletic volvía a jugar una Copa del Rey, esta vez contra el FC Barcelona.
Un “problema informático imprevisto” ha impedido vacunar a buena parte de las personas (pacientes trasplantados y mayores) que tenían cita la tarde de este sábado en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Tras caerse varias veces el sistema, y esperar hasta más de dos horas, muchos de ellos han tenido que irse sin recibir la dosis y con el compromiso de que serán llamados para recibirla domingo o lunes.
Fuentes del hospital han señalado que los técnicos estaban trabajando en la resolución del problema, lo que impedía precisar cuándo podría recuperarse la normalidad. Algunos pacientes optaron por esperar por si se resolvía y podían recibir la vacuna, mientras que otros prefirieron marcharse y esperar una nueva cita.
Arrimadas, en su intervención en el acto de apertura de campaña, se ha deshecho en elogios con el candidato de su partido, Edmundo Bal, sobre el que ha asegurado que solo él puede ser “el presidente de todos los madrileños” y acabar con “los bandos”. Y es, además, “el único que puede aplicar recetas y políticas liberales de verdad”.
Arrimadas ha señalado que a su partido le toca “el papel más difícil” en esta cita con las urnas pero ha señalado que frente a “tantas vísceras” a su partido le toca poner el contrapunto y actuar “con las manos libres de corrupción” y con “el corazón caliente”.
“Un puñadito de votos va a decidir el futuro de Madrid”, ha advertido Arrimadas, que ha concluido llamando a votar el 4 de mayo. “Vamos Edmundo, a por todas”, le ha animado.
Escribe Carmen Moraga.
El candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid del PSOE, Ángel Gabilondo, ha hecho referencia a la labor de “reconstruir la convivencia” frente al extremismo político que intenta “dilapidarla”, en referencia al “Gobierno de Colón”.
“Este se para impidiendo que seamos la única ciudad de Europa que permite las fiestas en la pandemia, que podemos titular ”fiestas en pandemia, no se las pierda', y que seamos la única comunidad con un Gobierno tutelado por la ultraderecha. Y vamos a trabajar para que eso no suceda. Por eso, hay que votar“, ha dicho el político.
“Hay que apartar de la Comunidad a una derecha escorada a los extremos”, ha señalado Ángel Gabilondo en su intervención durante el arranque de campaña del PSOE de cara al 4N.
El candidato socialista a la presidencia añade que “la única medida de la derecha en dos años ha sido perpetuar el modelo de desatención y especulación que lleva 26 años precarizando los servicios públicos”.
“No dejaré de tender la mano a todos los que quieran transformar su región en un territorio justo. No vamos a excluir a nadie que quiera trabajar por Madrid y por España. Queremos un hogar común al que regrese cuanto antes la convivencia y en el que cada uno de nosotros pueda alcanzar metas”, ha culminado.
La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, han arropado este sábado al candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal, en la tradicional pegada de carteles del inicio de la campaña electoral de las elecciona a la Comunidad de Madrid. Al acto han acudido también el anterior candidato, y líder regional de Ciudadanos, Ignacio Aguado, y el expresidente de la CAM, Ángel Garrido, que aunque decidió hace unos días dejar la política, sigue apoyando a Ciudadanos en estas cruciales elecciones autonómicas.
La primera en intervenir ha sido Villacís que ha reivindicado el legado de los consejeros de Ciudadanos en el Gobierno de Madrid. “No es fácil ser de centro”, ha dicho. “Esta ciudad es más alegre más feliz gracias al trabajo de Ciudadanos”, que han sido los que han ayudado a la hostelería y han levantado la economía, según Villacís, que ha elogiado el perfil de Bal como el mejor presidente de Madrid.
Escribe Carmen Moraga.
Ángel Gabilondo, en el arranque de campaña del 4N del PSOE, ha señalado que “ser progresista es crear condiciones de vida más libres sin que nadie quede discriminado. Hablemos de la Comunidad que necesitamos, el de la ciencia, de la cultura, con capacidad de emprender. Ese Madrid también existe y es el de todos nosotros”.
El candidato a la presidencia de la Comunidad considera que Madrid “no crece bien porque lo hace generando desigualdad”, y por eso defiende que hay que “hablar de los problemas de Madrid entre tanto ruido y tantos mensajes absurdos”.
“Pero para ello recuperar el valor de la palabra dada y vivida. Un gran enemigo del socialismo es la pérdida del sentido de las palabras. Quieren apropiarse de la palabra 'libertad'”, asegura el socialista.