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La universidad privada se come la tarta de los máster y ya tiene a uno de cada tres alumnos

Alumnos de máster en las universidades privadas.

Daniel Sánchez Caballero

La relación de fuerzas entre alumnos de la universidad pública y la privada está cambiando en España. En los últimos ocho años se está produciendo un trasvase de estudiantes de los centros públicos a los privados. La tendencia es evidente en los grados, donde la pública pierden alumnos cada año mientras la privada los ganan. Y notable en los máster, donde cada curso hay más estudiantes en ambos tipos de universidades, pero las privadas cada vez tienen un mayor trozo del pastel.

Desde el curso 2008-2009 hasta el pasado, a falta de las cifras oficiales del actual, las 51 universidades públicas han pasado de tener 1.232.290 alumnos de grado a 1.155.728. La caída es del 6,3%. Enfrente, en el mismo periodo, los 32 centros privados siguieron el camino contrario y pasaron de 147.336 estudiantes a 173.381, un aumento del 17,6%, según se observa en el gráfico de Statista.

El resultado de ambas tendencias es que el trozo de la tarta de los grados universitarios que corresponde a los centros privados ha pasado en este periodo del 11% al 13%. El cambio quizá no parezca muy llamativo, son dos puntos porcentuales, pero en unas cifras de estudiantes que superan el millón tiene cierto impacto.

En los máster, la tendencia es aún más evidente. Estos estudios, cada vez más necesarios en un mercado laboral especializado y que no ofrece facilidades como es el español (y más con el 3+2, grados de tres años y dos de máster), cada vez cuentan con más estudiantes tanto en los centros públicos como privados. Pero estos últimos acaparan un mayor porcentaje de alumnos cada año que pasa.

Así, en el periodo entre los cursos 2008-09 y 2014-15, los estudiantes en los centros públicos han subido un 167% (de 42.753 alumnos a 114.198) y los de los privados se han disparado un 587% (de 7.668 estudiantes a 52.710). Traducido, esto quiere decir que las universidades privadas han pasado de tener un 15% de los alumnos que cursan máster a que un 32%, prácticamente uno de cada tres, lo hace en uno de sus centros.

Las razones

El cambio de tendencia coincide en el tiempo con una doble medida del Gobierno que desde muchos sectores se vio como un ataque a la universidad pública y sus estudiantes. Por un lado, el Ministerio de Educación aprobó un decreto por el que se permitió a las comunidades autónomas subir el precio de las tasas universitarias públicas.

Por otro, se endurecieron los requisitos para pedir una beca y a la vez se bajó la cuantía de las mismas. No es que se pueda señalar directamente a estas dos razones como las únicas culpables, pero son las señaladas por expertos, sindicatos y asociaciones de estudiantes.

Respecto a la subida de las tasas, algunas regiones, como la Cataluña Artur Mas o Madrid con Esperanza Aguirre, abrazaron esta propuesta del Ministerio de Educación, que lideraba entonces José Ignacio Wert, y llegaron a duplicar el precio de estudiar un grado. La subida mínima estos años ha sido del 20%, llevando a la universidad española a estar entre las más caras de Europa.

Conclusión: la diferencia de coste con las privadas cayó, abriendo la puerta a que muchos alumnos optaran por estos centros. Un ejemplo de esto se ve en un informe que elaboró la Asociación Sectorial de Estudiantes de Ingeniería de Edificación. El estudio decía que estudiar la carrera en la Politécnica de Madrid costaba 15.967 euros (contando las segundas y terceras matrículas que se dan en las ingenierías) mientras que la Católica de San Antonio de Murcia, privada, alcanza los 16.560 euros. Prácticamente lo mismo.

El endurecimiento de los requisitos para pedir una beca, principalmente por la parte académica, junto a la caída en la cuantía de las mismas un 27% de media, ha tenido efectos también en este trasvase de estudiantes, aunque de manera indirecta. Nadie se ha ido a una universidad privada porque hubiera perdido su beca, claro, pero muchos alumnos han tenido que dejar el grado porque la perdieron, según relatan las asociaciones de estudiantes. Menos alumnos en la pública significa que los de la privada suben su representación sobre el total.

Otro elemento que sobrevuela esta tendencia es el 3+2, que previsiblemente provocará que las privadas sigan ganando terreno. Aunque todavía no está oficialmente instalado este formato porque los rectores se dieron una moratoria, en algunas universidades privadas ya ofrecen grados de tres años de duración que se complementan con másteres de dos opcionales.

Este formato, en el que la parte del grado es más corta y por tanto más genérica, empuja prácticamente a los alumnos a estudiar un máster si quieren tener opciones laborales. Esta situación, en teoría, afectará igual a universidades privadas y públicas. Pero en la práctica los alumnos de las privadas tienden más a estudiar másteres (también cuentan con una situación económica más desahogada) que sus compañeros de la pública. Si se mantiene la progresión de los últimos años, en poco tiempo habrá tantos alumnos de máster en las universidades privadas como en las públicas.

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