La plantilla de personal docente e investigador de las universidades públicas arrastra un déficit de 1.610 personas desde 2011, mientras que en las privadas ha aumentado en 4.406: ello se traduce en un profesor menos cada día lectivo en las primeras, y cuatro más en las segundas.
Lo ha asegurado este martes la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) con datos de la estadística “Datos y Cifras del Sistema Universitario Español 2018-2019” (datos del curso 2016-17), del Ministerio de Educación, a la vez que ha denunciado que casi una cuarta parte de los profesores universitarios tienen que compaginar su labor con un contrato externo.
“Existe la sensación de una especia de desmantelamiento de las universidades públicas”, ha afirmado a Efe el responsable de Universidades de CSIF, Ramón Caballero.
Ha considerado que “la solución” para ese desmantelamiento fue el que no se podían sacar plazas por la crisis y a ello se ha unido una plantilla “muy envejecida”.
Además, Caballero ha denunciado la contratación de “mano de obra barata” a través de profesores asociados (personas que desarrollan una actividad profesional fuera del centro e invierten algunas horas a la docencia), a los que se les dice que se den de alta como autónomos para contratarlos para dar clase a tiempo parcial, cobrando unos 400 euros al mes.
Según CSIF, cada vez se incluye a estos contratados (son ya 22.871 y suponen el 43,3 % de los contratos) en nuevas actividades docentes como tutorías, seguimiento de Trabajos Fin de Grado y clases en másteres.
Así, a lo largo de los últimos seis años académicos las universidades públicas han perdido 5.719 profesores funcionarios, mientras que el número de contratados aumenta en 4.109 y los contratados suponen el 52 % de la plantilla frente al tope del 49 % que marca la Ley de Universidades, ha denunciado.
Ramón Caballero ha opinado que el departamento que dirige en funciones Pedro Duque es “sensible” ante la situación, pero ha lamentado que se esté argumentando “la complicada situación política” para no intentar arreglar la situación.