La pelota sigue en su tejado. El prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, continúa negándose a la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco, tal y como pretende el Gobierno. En su negativa, Cantera esgrime un poder notarial de los siete nietos del generalísimo, en el que aseguran no querer hacerse cargo del cadáver. Sin embargo, después de unos días de retiro en Solesmes, la abadía francesa de la que dependen su comunidad y él, el religioso ha dado una vuelta de tuerca al asunto y ha comentado a sus íntimos una posible solución ante la que no podría evitar la salida de Franco del Valle: que la orden provenga de Felipe VI.
“Quien nos entregó la custodia del cuerpo de Franco fue el rey y, por tanto, esta cuestión depende de la Jefatura de Estado”, afirmó Cantera, según fuentes consultadas por eldiario.es, que añaden que tanto el abad de Solesmes, Philip Dupont, como los abades de los monasterios de Leyre y Silos, han pedido al religioso que contribuya a desbloquear la situación. La Congregación de Solesmes, al oeste de París, es la competente sobre el monasterio del Valle de los Caídos.
Se lo reclaman para evitar que el caso pueda llegar a Roma. Sin embargo, las autoridades vaticanas y el entorno del Papa ya ha confirmado que no intervendrá en un asunto que considera eminentemente político y la Santa Sede ha dejado claro que se trata de un tema que compete a las autoridades españolas.
El Gobierno parece decantarse por la fórmula del Real Decreto Ley para sacar al generalísimo del Valle y ya ha decidido llevar su aprobación a después del parón del verano. Este mecanismo, que requiere la firma del Jefe de Estado, invalidaría cualquier oposición de la Abadía, que debería devolver los restos del dictador a quien originariamente se los entregó para su custodia. En ese argumento se ha refugiado para dar su brazo a torcer tras las presiones para que no enquiste la exhumación.
“La Iglesia tiene la custodia (…). Lo único que podríamos hacer es impedir una extracción ilegal del cuerpo. Pero si el rey determina que sí, no nos podemos oponer”, confesó recientemente Cantera, quien recordó que no fue decisión de la comunidad benedictina traer los restos.
La posición de la familia Franco
Este religioso -que opina que las medidas de memoria histórica son “venganzas del pasado”- es, hoy por hoy, la máxima autoridad religiosa en el Valle de los Caídos. Como tal, es el último responsable de permitir o prohibir el traslado de los restos del dictador y al ser la orden benedictina una congregación religiosa no está bajo el organigrama de la diócesis de Madrid, de modo que si el prior quiere impedir que entren los técnicos a llevarse el cuerpo embalsamado de Franco, lo puede hacer al tratarse de un lugar de culto, pese a que esté en un conjunto que pertenece a Patrimonio Nacional.
Cantera está poniendo numerosas trabas al proceso después de haber complicado también la exhumación de los hermanos Lapeña ordenada por un juez. De hecho, tras varios meses, tuvo que intervenir la Conferencia Episcopal para que cediera y permitiera entrar a los técnicos de Patrimonio Nacional a la basílica.
En este caso, la opinión del prior choca de frente con el posicionamiento del cardenal y arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que no se niega a la exhumación y ha apuntado a que no debería suponer ningún problema. Los obispos apuestan por un proceso sin ruidos mediáticos con el objetivo de que se deje de vincular la figura del dictador con la Iglesia.
La mayor preocupación para el prior, además de la división existente en la comunidad entre quienes se niegan a la salida de los restos del dictador y quienes creen que éste es un tema político y familiar, y en ningún caso religioso, es la posición de la familia Franco, a quien se siente cercano. Cantera formó parte de las candidaturas de Falange tanto en las generales de 1993 como en las europeas de 1994 y ofició la misa de Carmen Polo.
Aunque el permiso de la familia no es necesario para exhumar al dictador, sus nietos continúan negándose a hacerse cargo de sus restos y trasladarlos, como se había planteado, al cementerio de Mingorrubio, junto al Palacio del Pardo, donde está enterrada su mujer, Carmen Polo. De seguir desentendiéndose, podría provocar que Franco fuera enterrado en el osario del cementerio de La Almudena, ya que la normativa especifica que los cementerios deben contar con un espacio para las exhumaciones.