Los vapeadores son el gran campo de batalla en la lucha contra el tabaco
“Vamos a por la primera generación libre de humo”, tuiteaba la ministra de Sanidad, Mónica García, en la víspera del Día Mundial contra el Tabaco, que se ha celebrado este 31 de mayo. La idea de librar a toda una generación de la adicción es el objetivo deseado para que una sociedad se deshaga por competo del tabaco. Que los que vienen no lleguen a probarlo y, por tanto, no puedan engancharse. Para alcanzar esa cima, hay gobiernos que toman medidas más radicales que otros. Reino Unido tiene la mitad de porcentaje de fumadores que España (un 13%) y es el primer país que prohibirá fumar, a partir de 2027, a todos los nacidos desde 2009 en adelante. Irlanda elevará la edad legal para fumar de los 18 a los 21 años.
España también está dando pasos. Antaño parte del grupo de países a la vanguardia en el combate contra la epidemia, ha recomenzado a caminar para aprobar un nuevo plan que traerá consigo –si un Parlamento fragmentado y profundamente polarizado lo permite– medidas ya exploradas en otros países, como el empaquetado neutro o la prohibición de fumar en espacios al aire libre. Hay una, con un protagonismo más tímido en el debate político que se ha dado hasta ahora, que se prevé sin embargo el hueso más duro de roer: la equiparación de los nuevos productos del tabaco, a los que la industria fía su supervivencia, con los cigarrillos tradicionales. Es decir, que los vapeadores – con o sin nicotina– estén sometidos a las mismas limitaciones que los pitillos.
Estos últimos ya triunfan mucho menos entre los adolescentes en España. El porcentaje de estudiantes de 14 a 18 años que fuma diariamente ha caído del 23,5% al 7,5% entre 1996 y 2023. Y la proporción de los que han probado los pitillos alguna vez se ha reducido a la mitad (del 66,4% al 33,4%) en las tres últimas décadas. “La industria sabe que si no has consumido antes de los 18 difícilmente vas a convertirte en adicto y eso les hace mucho daño”, explicaba Noa Rey, farmacéutica comunitaria en Ferrol y secretaria del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) en unas jornadas organizadas por el Ministerio de Sanidad esta semana.
Sin embargo, el consumo de cigarrillos electrónicos no ha experimentado el mismo descenso. Todo lo contrario. El 54,6% de los adolescentes admite que los ha probado, un porcentaje que solo era del 17% hace una década. Nunca la cifra había sido tan alta, advierte la encuesta Estudes, que llama la atención también sobre los chicos y chicas más jóvenes. Con 13 años, el 14,5% de los estudiantes ha consumido alguna vez en estos dispositivos; con 12, un 7,65%. El Ministerio de Sanidad no ofrece datos de cuántos de ellos usan los vapeadores todos los días.
¿Cómo se explica esa evolución, diametralmente opuesta? “Lo veo en la consulta todas las semanas. La sensación de riesgo es pequeña por la publicidad atrayente y divertida, los referentes que los usan (cantantes, actores y modelos), porque no huele mal... Parece que es inocuo y no lo es”, razona la neumóloga Laura Rodríguez Pons, del hospital German i Trias y miembro del grupo Barcelona Respiratory Network (BRN). Un 38,8% de los adolescentes que estudian Secundaria piensan que vapear esporádicamente daña la salud, según Estudes. En 2019 eran todavía menos, un 18,3%.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar un informe que busca desmontar las estrategias de la industria para “enganchar a la próxima generación de consumidores”, y habla precisamente de todos los motivos a los que alude la doctora Rodríguez Pons: “Productos de sabores y diseños adaptados a los niños” –según un estudio que analizó los artículos del mercado neerlandés, solo el 12% de ellos tenían sabor a tabaco–, “comercializados en espacios digitales” y “con el respaldo de personas influyentes y celebridades”. “La industria trabaja para alcanzar a los niños y a los jóvenes para reemplazar a los clientes que lo dejan o que mueren”, sostiene el documento.
TikTok habla bien de los 'vapers'
El 96% de los contenidos publicados en TikTok por influencers con mayoría de audiencia española sobre el vapeo lo presentan como algo positivo, según un estudio presentado este viernes por la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). La investigación ha analizado 154 perfiles –con una media de 56.000 seguidores– y más de 1.200 contenidos durante un periodo de dos años para “calibrar el impacto” que tienen en la población entre 18 y 24 años.
La mayoría de los contenidos utilizan un enfoque pegado al ocio (68%), seguido de los que tienen una clara intención comercial (26%). Además, “el 89% de los casos se aprecia claramente el dispositivo”, subraya el estudio. La AECC ya advirtió, a raíz de los resultados de una encuesta en 2023, de las consecuencias de esta normalización: casi el 60% de los jóvenes creen que fumar está de moda porque lo hacen los streamers, los actores y los influencers.
Entre las tácticas de la industria, la OMS también identifica las siguientes: “Restar importancia a la percepción de adicción y riesgos potenciales para la salud”, “oponerse a una regulación que reduzca la demanda de productos de tabaco y nicotina, incluso entre los jóvenes” y “llevar a cabo acciones de responsabilidad social corporativa para que los jóvenes tengan una percepción más positiva de la industria”. Para algunos médicos, como Rodrigo Córdoba, miembro del Grupo de Trabajo de Abordaje al Tabaquismo de la Sociedad Española de Medicina Familia y Comunitaria (Semfyc), se produce incluso una “manipulación científica”.
La mayoría de jóvenes no consumen cigarrillos electrónicos para dejar de fumar. Solo dos de cada diez entre 15 y 24 años que vapea lo hace como una vía para abandonar el tabaco
Hay evidencia de que la cantidad de componentes tóxicos a los que se expone la persona es menor con los cigarrillos electrónicos o el tabaco calentado “porque no queman tabaco” (no hay combustión), recoge una nueva guía distribuida por la Semfyc para el acompañamiento de los pacientes que quieren dejar de fumar. Sin embargo, “esos menores niveles no necesariamente se corresponden con inocuidad” y existen otros componentes (como saborizantes, glicerina o propilenglicol) que “pueden ser peligrosos para la salud”. El argumento de las tabaqueras, que quieren empujar para incorporar a las políticas públicas la transición del cigarro al vapeador, se basa en que es mejor que las personas fumadoras se dañen menos.
La Semfyc recuerda que aunque lo que sabemos hasta hoy es que estos dispositivos son “menos dañinos” a “corto plazo”, los “efectos sobre la salud de su consumo a largo son inciertos”. Y, sobre todo, que “no son un producto aprobado para dejar de fumar”. Basándose en esta idea, Reino Unido incorporó estos artículos en su sistema de salud como parte de un programa de reducción de riesgos y en 2023 repartió un kit de inicio en el vapeo a los fumadores junto a material de apoyo para dejar el tabaco tradicional. Menos de un año después, el Gobierno británico prohibió los dispositivos de usar y tirar, muy consumidos en el país, especialmente por jóvenes.
La controvertida reducción de daños
La reducción de daños es un concepto muy utilizado en el universo de las adicciones y se basa en un consumo controlado para que el impacto sea menor, evitar los síntomas de la abstinencia y allanar el camino hacia el fin del uso de las sustancias. Sin embargo, entre los sanitarios que trabajan en tabaquismo hay una sensación de que “el concepto ha sido secuestrado de algún modo”, opina Noa Rey, que recuerda que no es la primera vez que ocurre. “Cuando salieron los cigarrillos con filtro se disminuyó la prevalencia de diferentes tipo de cáncer. Entonces bajó la percepción del riesgo y más gente se inició en el tabaco. Esto nos puede volver a pasar”.
El Ministerio de Sanidad fue claro a este respecto en un informe elaborado en 2022: su empleo como estrategia de reducción de riesgos “obedece más a una estrategia comercial de la industria para la venta de estos productos que a una política de salud pública de carácter poblacional”. Por eso, continúa, “desde el punto de vista sanitario, no se puede recomendar el uso de cigarrillos electrónicos cuando existen otras alternativas cuya eficacia ha sido científicamente probada para dejar de fumar”. España empezará a financiar este mes de junio un tercer fármaco con este propósito.
La mayoría de jóvenes no consumen cigarrillos electrónicos para dejar de fumar. Solo dos de cada diez entre 15 y 24 años que vapea lo hace como una vía para abandonar el tabaco, revela la última encuesta Edades, parecida a Estudes pero con una mayor horquilla de edad. En más mayores, el porcentaje de consumidores con este propósito es mucho más alto: del 65% en el caso de la franja entre 45 a 54 años.
Si fumas cigarrillos te lanzas del quinto, si vapeas del cuarto y con el consumo dual te estás lanzando del sexto
“La industria que ha generado un problema no es la industria que va a ayudar a resolverlo. De la misma forma que no confiaríamos en la Camorra para resolver el problema de la mafia no deberíamos confiar en la industria del tabaco para resolver los problemas de tabaquismo”, afirmó el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, en las jornadas organizadas por el Ministerio bajo el título Protegiendo a los jóvenes del tabaco, en las que se advirtió, también, de los riesgo del “consumo dual”. Es decir, las personas que se inician en los vapers pero no dejan el tabaco. “Si fumas cigarrillos te lanzas del quinto, si vapeas del cuarto y con el consumo dual te estás lanzando del sexto”, aseguró el médico Rodrigo Córdoba, de la Semfyc, en este foro.
Todavía hay muchas dudas sobre los efectos de los nuevos dispositivos porque no ha habido margen para analizarlos en el tiempo. En España comenzaron a comercializarse en 2016, pero de momento las tabaqueras siguen aumentando la porción de ingresos que llegan a través de lo que llaman “productos sin humo”. La filial de Philip Morris en España –fabricante de marcas como Marlboro, Chesterfield y L&M– relacionó con estos artículos una parte pequeña de su facturación en 2022. Aunque en las memorias se cataloga como “otros”, la compañía vende en España tabaco calentado bajo la marca Iqos. Vapeadores, de momento, no.
Pero no es de los países donde está más implantado el negocio ni mucho menos. Los productos que no son cigarrillos representan más de la mitad del dinero que ingresan en 25 mercados, según los últimos resultados presentados en 2023. La tabaquera se ha marcado 2030 para que solo una tercera parte de lo que se embolsa proceda de los cigarrillos tradicionales. “Es importante que las empresas den pasos, pero sin la colaboración de los gobiernos, el progreso nunca va a ser tan rápido como es posible”, dijo un alto cargo de Philip Morris Internacional (PMI) al ofrecer estos datos. La compañía batió en 2022 el récord de facturación en España desde 2009.
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