Es uno de los políticos más alabados por los sectores ultracatólicos en España. Miembro del Opus Dei, reconocido católico de misa diaria (hasta asegura tener un ángel de la guardia, Marcelo, que le ayuda a tomar decisiones y a aparcar), Jorge Fernández Díaz aspira a llegar al Vaticano y a hacerlo por la puerta grande: como embajador de España ante la Santa Sede.
El actual Ministro de Interior en funciones jamás ha escondido su condición de católico ni miembro del Opus Dei, uno de los grupos más ultraconservadores. Como tal, Fernández Díaz mantiene unas excelentes relaciones con el actual Nuncio (embajador) en España, Renzo Fratini, y con los cardenales Rouco Varela y Cañizares. Desde hace algunos años, además, es un asiduo en las principales ceremonias católicas dentro y fuera de nuestro país.
Así, se pudo ver a Fernández Díaz asistiendo, como un fiel más, a la beatificación de Álvaro del Portillo, sucesor de Escrivá de Balaguer al frente del Opus. Fernández Díaz también ha representado al Gobierno en algunas canonizaciones y al nombramiento de Ricardo Blázquez, actual presidente de la Conferencia Episcopal, como cardenal.
El Ejecutivo sondea al Vaticano
El destino de Fernández Díaz es uno de los desafíos que habrá de afrontar Mariano Rajoy en el hipotético caso de que se le permita formar gobierno. Paralelamente a meter su nombre en la tríada de posibles presidentes del Congreso, desde hace semanas miembros del Ejecutivo están sondeando al Vaticano la posibilidad de que el Ministro de Interior sea el representante de España ante el Papa, según confirman fuentes tanto de la Santa Sede como de la Iglesia española. Sobre el papel, la trayectoria de Fernández Díaz no admitiría dudas para el Vaticano... antes de que llegara el Papa Francisco.
Según confirman a eldiario.es fuentes eclesiásticas, el Papa Francisco “preferiría” no tener que encontrarse en la tesitura de otorgar el correspondiente plácet a Fernández Díaz como embajador. Desde el Vaticano se recuerda que, a diferencia de otros pontífices, Francisco “está muy informado” de lo que sucede en el mundo, y no únicamente por los “cauces oficiales” (Nunciatura, Conferencia Episcopal, embajador o Gobierno), sino que Bergoglio tiene “sus propios contactos”.
Roma plantea un “silencio administrativo”
Entre ellos, varios eclesiásticos y responsables de acción social y caritativa de la Iglesia, que han hecho llegar al Vaticano sus serias dudas sobre la conveniencia de que Fernández Díaz represente a España. Aunque la Santa Sede no suele inmiscuirse en este tipo de nombramientos, y el procedimiento normal es el de aceptar el plácet (y más en el caso de nuestro país, el primero con el que los Estados pontificios tuvieron relaciones diplomáticas), en este caso Francisco podría actuar como en el reciente caso de la embajada de Francia. Entonces, el Gobierno de Hollande presentó a Laurent Stefanini, abiertamente gay. Roma no negó el plácet, pero sí lo demoró en una suerte de “silencio administrativo” que obligó al ejecutivo francés a presentar, un año después, otro candidato, al que la Santa Sede recibió de inmediato.
Fuentes consultadas por este diario resaltan que el Papa conoce las críticas que sectores católicos han hecho de las políticas de Interior respecto a la acogida de inmigrantes y refugiados, con especial relevancia a la situación en las vallas de Ceuta y Melilla o los centros de internamiento de extranjeros. Otras voces, como las del arzobispo de Tánger, Santiago Agrelo, o la dominica sor Lucía Caram, han sido más claras y han mostrado su rotunda negativa a las políticas llevadas a cabo por Fernández Díaz.
La oposición al nombramiento es especialmente cruda en Catalunya, donde colectivos cristianos, agrupados en torno a Esglèsia Plural, han lanzado una campaña de recogida de firmas para evitar que Fernández Diaz llegue a la Embajada. Según la asociación “si se llega a materializar sería uno de los golpes más duros en las últimas décadas para la Iglesia catalana y también para el proceso que el país ha emprendido hacia su autodeterminación que culminará, muy probablemente, con la creación de un nuevo Estado”. Los impulsores de la campaña tildan a Fernández Díaz de ser “un ultracatólico confeso” que “pondrá al servicio de la derrota del Papa sus habilidades como conspirador”.
Sea como fuere, lo cierto es que en Roma se admite que la candidatura de Fernández Díaz podría presentarse de inmediato, siempre y cuando Rajoy supere la investidura y vuelva a convertirse en presidente del Gobierno. Uno de sus primeros cambios será Fernández Díaz, cuya actuación al frente de Interior ha estado marcada por la polémica. Cuentan que todos los caminos conducen a Roma. El del todavía Ministro de Interior, tal vez, no culmine en la Ciudad Eterna.