La “ideología de género” ha provocado una “emergencia educativa”. Así lo entiende el Vaticano, que a través de la Congregación para la Educación Católica, ha emitido un documento, titulado Varón y mujer los creó, en el que le acusa de querer crear “una sociedad sin diferencias de sexo”, y arremete contra su “radicalismo ideológico”. Aunque, eso sí, pide a los colegios católicos que trabajen por la “no discriminación” y por “educar en el respeto a las tendencia afectivas”.
En el texto, la Iglesia opta por enfrentarse al “desafío” de una “ideología de género que niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer” y “presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia”. El Vaticano se coloca así en la línea de los que optan por achacar a esa supuesta ideología una batería de daños: “El clima cultural de nuestro tiempo, ha ciertamente contribuido a desestructurar la familia, con la tendencia a cancelar las diferencias entre el hombre y la mujer”, escribe. Y añade que “si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia”.
“Esta ideología –añade el texto vaticano– lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo”.
Roma extiende esta posición y asegura que intenta “imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños”, que “niega la existencia de un don originario” que nos hace a todos hombre o mujer.
Así, cuestiona el documento, “se pasa de un modelo institucional de familia a una visión puramente contractualista y voluntarista”, que “llega a teorizar una separación radical entre género y sexo, con la prioridad del primero sobre el segundo”, lo que lleva a “una sociedad sin diferencias de sexo”.
“Lo que vale es la absoluta libertad de autodeterminación y la elección circunstancial de cada individuo en el contexto de cualquier relación emocional”.
Recuerda a las 'terapias' para homosexuales
No obstante, Roma sostiene que “hay puntos de encuentro” con la Iglesia, reclama “una educación a la ciudadanía activa y responsable, en la que todas las expresiones legítimas de la persona se acogen con respeto”, al tiempo que se luche “contra cualquier expresión de injusta discriminación”. En el documento se llama sobre todo a un diálogo “abierto y respetuoso” y “alejado del radicalismo ideológico” para contribuir a una comprensión más profunda de la sexualidad humana.
No obstante, entre las recomendaciones finales del documento, la Santa Sede avala los “programas de formación afectiva y sexual” en los centros educativos católicos que incluyan “un camino de acompañamiento discreto y confidencial, con el que también se acoge a quien se encuentran viviendo una situación compleja y dolorosa”, una expresión que recuerda, y mucho, a las pseudoterapias promovidas por el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig.
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