Vecinos de Ávila achican agua y colocan sacos que eviten nuevas situaciones de angustia

Ávila, 22 mar (EFE).- Vecinos de la zona sur de Ávila siguen este sábado achicando agua de sus garajes y bodegas, al tiempo que sitúan sacos terreros a modo de dique, tras unas horas de “angustia” en las que vieron cómo sus casas se inundaban durante la crecida este viernes de los ríos Adaja y Chico a su paso por la ciudad.

Aunque la situación ha mejorado notablemente, las tareas de limpieza continúan, mientras los afectados miran nuevamente al cielo, temiendo que una tercera avenida les vuelva a meter el miedo en el cuerpo, como sucedió el pasado 8 de marzo y después este viernes con una virulencia mayor.

Tras lo sucedido ayer, cientos de abulenses han 'peregrinado' desde primera hora del sábado hasta las inmediaciones de la zona de la plaza de toros, el estadio 'Adolfo Suárez' y el parque de El Soto, que aún continúa anegado, para comprobar sobre el terreno el resultado de una imagen que no se producía desde 1946, tal y como recordó el alcalde, Jesús Manuel Sánchez Cabrera.

Numerosos abulenses han querido corroborar con sus propios ojos lo que el día anterior habían podido ver, con asombro, en las espectaculares imágenes difundidas por los medios de comunicación.

Todos ellos han visto el resultado de unas inundaciones que han afectado a parques, negocios, pistas polideportivas, concesionarios, una residencia de monjas, instalaciones municipales y vecinos de la zona de las calles Bravo, Padilla y, sobre todo, Maldonado, las más próximas a esta zona en la que confluyen los ríos Adaja y Chico.

Los vecinos de estas calles que llevan los nombres de los líderes comuneros, cuya derrota en 1521 se conmemora cada 23 de abril en la fiesta de Castilla y León, tratan de sobreponerse a la “angustia” que vivieron en la madrugada del viernes, según reconocía a EFE Vicente de la Cruz, mientras limpiaba con su familiares su garaje.

En las paredes de esta estancia permanece la huella de los 40 centímetros de altura que alcanzó el agua, después de que, alertados por la Policía Local en torno a las 6.00 de la mañana desde la megafonía de un coche, sacaran sus coches para salvarlos de la inundación que comenzaba a producirse.

Resignado con lo sucedido, De la Cruz reconoce que “miedo no” pasó junto a su familia, pero sí “angustia”, por no saber “cómo controlar la situación”, ya que asegura que en las dos décadas que llevan viviendo en la zona no habían visto nunca “el agua tan cerca” como en esta ocasión.

Para hacer frente a lo sucedido en la calle Maldonado, cuyos vecinos se encuentran entre los más afectados, por ser los más próximos al río, destaca cómo la colaboración entre los vecinos ha sido fundamental para poder achicar el agua acumulada en los garajes, trasteros y bodegas.

“Unos vecinos con una empresa de construcción nos dejaron unas bombas de achique que se han comprado y entre nosotros lo hemos solucionado”, explica Vicente de la Cruz.

“Pensamos que esto nunca nos va a pasar y al final te pasa, tarde o temprano, dándote cuenta de la destrucción que es”, describe.

Otro vecino de la calle paralela, Padilla, que no quiere facilitar su nombre, dice que los vecinos no están “muy contentos” con el Ayuntamiento, al tiempo que señala cómo estaba “preparado” ante una situación de estas características, ya que, al ser zona inundable, hace años compró una bomba para sacar agua.

“Hombre precavido vale por dos”, señala, para después lamentar la suciedad que a su juicio presenta el río Adaja, responsabilizando de ello, tanto al Ayuntamiento, como a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD).