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Así ven niños y niñas de Primaria a sus científicas favoritas

Sandra Díaz. Autores/as: Ana Blanco Blanco, Alexis Diez,  Mateo Brichetti, Benjamín Flores Gómez, Sebas-tián García Vega (6º primaria). Colegio nº9 Japón (Villa Mitre, CABA.Argentina).

Belén Remacha

La brecha de género en las carreras científicas nace muy pronto, en Secundaria. Un estudio reciente de la Universidad Camilo José Cela calculaba que, a los 15 años, por cada chica que quería estudiar carreras STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, en sus siglas en inglés) había tres chicos. Luego la distancia se va agrandando, como cuentan desde el Instituto de Ciencias Matemáticas: ya en la universidad ellas son aproximadamente el 30%, pero las que están interesadas o deciden dedicarse a la investigación van reduciéndose también durante la carrera. En 2017, ellas suponían el 21% de las cátedras universitarias en el ámbito de las ciencias exactas.

Con el objetivo de atajar la brecha desde la raíz, desde ese organismo, que pertenece al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), decidieron hace tres años comenzar un programa en colegios para que fueran los propios alumnos quienes contaran las historias de muchas científicas desconocidas para la mayoría y así aprendieran tanto referencias como contenidos científicos.

Concretamente, querían desarrollar el programa con clases de 5º y 6º de Primaria. Se pusieron en contacto “por todas las vías”, cuenta Ágata Timón, una de las matemáticas impulsoras. Recibieron respuestas de toda España, y en esta tercera y última edición también han trabajado con centros de Buenos Aires (Argentina). A todos les enviaron primero listas y catálogos de diferentes mujeres, pero cada uno lo ha desarrollado a su manera. En total han participado 200 niños y niñas.

Del trabajo de todos ha resultado un libro, disponible en PDF en la web del instituto y bajo el nombre Mi científica favorita. En el de 2019 se puede desde jugar un trivial sobre la biofísica Xiaowei Zhuang hasta recordar las palabras con las que la primatóloga Jane Goodall, que salía en la primera edición, se refirió a su homóloga coruñesa Rebeca Atencia. También se podía admirar “la cúpula de vidrio” que rompió la astrónoma Cecilia Payne. Y así hasta veinte en total. “Las mujeres históricamente se han encontrado trabas para dedicarse a la investigación, para que su trabajo fuera reconocido y para que su nombre quedase escrito en la historia. Pese a ello, son muchas las que lucharon para cambiar la situación, no solo para ellas, sino para todas las que vinieron detrás”, es como las introduce a todas el prólogo.

En esta edición proliferan las biografías; en anteriores ha habido otros formatos, por ejemplo, cartas, como las que mandaron Ghita, Alia e Inès, del Instituto español de Casablanca (Marruecos), imaginando hablar con la matemática Sophie Germain inspiradas por las misivas que ella misma envió: “¡Qué suerte tenemos nosotras! Las tres podemos estudiar lo que queramos. (...) Hoy paseamos por sus claustros y la recordaremos. Sophie Germain, esa niña que a nuestra edad ya sabía que las matemáticas serían lo más importante de su vida”.

Todo está dirigido tanto a chicas como a chicos, los mismos que lo elaboran: “Lo que se busca es que aparezcan las mujeres de manera natural como modelo de investigación. Que para las niñas sea un referente, pero para los niños también”. En un primer momento pensaron en que fueran solo matemáticas –por estar saliendo del Instituto de Ciencias Matemáticas– pero el abanico se ha ido abriendo y ya en esta tercera edición hay de todo. De hecho, buscan la variedad: hay informáticas como Margaret Hamilton, ingenieras aeroespaciales como Amalia Ercoli-Finzi, astrónomas como Nancy Roman y oftalmólogas como Patricia Bach. Y la intención es que la variedad no solo sea por sectores STEM sino de clase social y procedencia.

Hay ejemplares del proyecto, además de online en PDF para quien le sea útil, en cada centro participante. Las escogidas, además de por aportar variedad, lo son por un criterio científico –que esté todo correctamente elaborado– y por su calidad artística. La pretensión es también que de aquí salgan más inspiraciones para que las escuelas sigan o para que desarrollen cosas parecidas. Ellas han hecho más actividades dirigidas a estudiantes de instituto “que consisten en enseñarles las matemáticas de manera general, aspectos científicos, pero con mujeres que las hagan: una excusa para ofrecer una referencia, para ellos y para ellas”.

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