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“El Estado debe preparar a las víctimas de violencia machista para que puedan enfrentarse a la vida”

Desde hace nueve años Soledad Cazorla es la fiscal de Sala Delegada de Violencia contra la Mujer, un año menos de los que lleva en vigor la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Ella es quien coordina a los fiscales que actúan en esta materia y quien se ocupa de que se cumpla la normativa. Tras una década de puesta en marcha de la norma no cree que haya que modificarla, sino más bien desarrollar y “afianzar” todas las herramientas que hay en ella.

Su departamento es la única institución pública que desde 2009 hace un seguimiento de lo que se denomina “denuncia falsa” y anualmente publica los datos en la Memoria de la Fiscalía. Los referidos a 2013, hechos públicos recientemente, demuestran que las condenas por denuncia falsa suponen un 0,013 del total de condenas. Subraya que más de la mitad de esas condenas por denuncia falsa lo son por conformidad de la mujer y alerta de que en estos casos el agresor puede estar sirviéndose de la ley para anular sus condenas.

Desde hace cuatro años desciende el número de denuncias por violencia de género; el pasado mes de agosto hubo ocho mujeres asesinadas. ¿Estamos bajando la guardia, hay que preocuparse?

Siempre nos tenemos que preocupar. Agosto ha sido un mes muy trágico. Y marzo del año pasado, cuando murieron ocho mujeres a manos de sus parejas o ex parejas. O, por poner otro ejemplo, en el mes de junio de 2012, cuando fueron nueve. Por no remontarnos a 2008, cuando en un mismo día hubo cuatro asesinadas.

En diciembre se cumplen 10 años de la ley integral y recientemente la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad planteó a los partidos la necesidad de modificarla. ¿Está de acuerdo?

No creo que haya que cambiar la ley, creo que es magnífica, en el sentido de que es una ley integral, que trata todos los ejes que conlleva la violencia sobre la mujer. Habría que pensar, eso sí, si el desarrollo de esa ley se ha dejado un poquito a la inercia, y por lo tanto si hay que impulsar algunos aspectos. No soy partidaria de hacer modificaciones porque haya repuntes o porque efectivamente sea un proceso continuo sino de afianzar aquello que podamos pensar que no le hemos puesto el brío o la intensidad necesaria.

¿Dónde habría que poner ese brío?

Primero, insistir en el mensaje cierto de que pueden confiar en la Administración de Justicia, pero esto no es todo. Creo que hay que hablar y trabajar mucho en todas las medidas previas, en la prevención, detección y sensibilización.

¿Hay ahora suficientes campañas de sensibilización?

Hace poco decía en público que me gustan las campañas que se hacen para evitar accidentes de tráfico. Creo que son esenciales y me gustaría que hubiera ahora algunas de la misma calidad en relación a los malos tratos. Desde luego, no hay suficientes.

¿Hace faltan más contenidos en las aulas para una educación en igualdad?

La educación y la prevención son esenciales. Yo no hablo de recortes porque no tengo las cifras y no es mi cometido, pero la experiencia nos dirá si estos criterios de competitividad que hay en la LOMCE de alguna forma tamizan otros criterios también muy importantes como son la solidaridad, la igualdad, la resolución de los conflictos. A ver si, como decía Concepción Arenal, vamos a hacer una sociedad de chicos, decía ella, yo diría de chicos y chicas, muy instruidos pero muy mal educados.

¿Qué opina que la nueva ley educativa proteja los conciertos de los centros que separan a niños y niñas?centros que separan a niños y niñas

Me hace pensar que no es un criterio para sostener la igualdad, para buscar esa solidaridad para educarnos en que niños, niñas, hombres y mujeres somos iguales en derechos. A mí me parece un retroceso.

Los datos demuestran que la violencia de género se da cada vez más en mujeres jóvenes.cada vez más en mujeres jóvenes

Es llamativo cuando en personas jóvenes se siguen reproduciendo estereotipos que creíamos superados y no lo están. Pero la educación no es solamente lo que puedas aprender en las aulas, que es importante, pero también lo que vivas en casa. La educación por derecho natural es la que primera que tú recibes con tu familia. Y es difícil en determinadas situaciones imponer a una familia que eduque en igualdad si no se la creen. Reeducar y educar a una sociedad es enseñar desde pequeños esos valores y además vivirlos, verlos, porque luego llegas a tu casa y ves a tu madre fregando los platos y a tu padre viendo un partido de fútbol. Estamos viendo que desde algunos sectores de la sociedad se está fomentando la discriminación. Educar es muy difícil, combinar todo, escuela, familia y sociedad es muy difícil pero es esencial para que las niñas aprendan sus derechos y que los chicos no quieran imponer los suyos.

¿Es necesario un mayor acompañamiento a las mujeres que denuncian a sus agresores, incluso antes de comenzar todo el proceso judicial?

Está claro que esta víctima, tan vinculada a su agresor, necesita un acompañamiento y este se incluye en el Estatuto de la Víctima, que está ahora en trámite parlamentario, y que contempla que esté acompañada de una persona de su confianza. Y yo añadiría más. Es muy importante el papel de los abogados, que se puedan entrevistar con ellos antes de presentar la denuncia para que sepa cómo es el procedimiento que se va a encontrar. Pero ¿por qué esa víctima no tiene una asistencia psicológica antes de empezar todo el proceso? Aquí toda la intervención jurídica es importantísima, pero incluso para que funcione el Derecho tenemos que tener a una persona que sepa lo que es un procedimiento, que sepa lo que quiere, que sepa que puede tener una vida independiente y que sepa que tiene que pasar por ese proceso. Y esta atención debería darse desde la misma comisaría.

¿Qué ocurre para que el número de suspensiones del régimen de visitas a los maltratadores siga siendo tan reducido respecto a las condenas?

Mira el palo que nos ha dado la Cedaw, aunque ocurrió antes de que estuviera en vigor la ley. Pero debemos fijarnos en lo que dice, que no pueden preocuparnos más los derechos formales del padre que el interés superior del menor. Y esa debe ser la línea que rija. Tenemos los instrumentos jurídicos para aplicarlos, no hay que cambiar nada, lo que hay que hacer es entender el fenómeno, adecuar cada caso. Cuando sea necesario, yo soy absolutamente partidaria de suspender el régimen de visitas.

¿Por qué?

Lo que no puede ser es que un padre utilice a sus hijos como medio para seguir haciendo daño a la madre, para poner mal a la madre, para enfrentarla a sus hijos y utilizando siempre todo tipo de violencia. Los tipos de violencia son muy sutiles, la violencia del puñetazo es quizás la más fácil de probar porque se puede dañar físicamente mucho, pero hay otras violencias que son mucho más dañinas y permanentes y a veces dejan secuelas para siempre. Ellas tienen una relación de dependencia muy fuerte, pero la historia es que ellos también la tienen. Por eso las separaciones, los divorcios, otras relaciones son situaciones de riesgo porque ellos están siempre alerta y consideran que esa mujer es suya y ahí está el problema, que esa mujer no es suya.

No deja de sorprender que después de casi 10 años de la puesta en marcha de una ley se sigan dando casos como que un maltratador tenga la guarda y custodia de unos hijos.

Es cierto, pero que nos sorprenda es bueno y que sigamos combatiendo lo que consideramos injusto es bueno. Nosotros [los fiscales] lo hacemos a través de los recursos. Y eso es bueno porque quiere decir que está viva la ley, que tiene vigor, que está en movimiento y que tiene herramientas para poder usarlas, y usarlas bien. No podemos hablar tan a la ligera de cambiar leyes porque cuando perduran en el tiempo es cuando se las respeta. Que no vayamos dando bandazos legislativos, consolidemos y sigamos para adelante porque en algún momento hemos podido pensar que íbamos por inercia, pero en la violencia contra la mujer la inercia no vale, ni la pasividad de todos y de todas.

¿Qué responde a quienes de cuando hablan de “un número elevado” de denuncias falsas respecto los delitos de violencia contra la mujer?

Respondo por escrito, en la memoria que constata los casos que hemos visto. Es mentira, es decir, no digo que no pueda haber, pero es la excepcionalidad, como en todos los delitos. Que la gente no confunda lo que es una sentencia absolutoria porque esta puede ser por mil razones, porque la mujer se acoja a la dispensa de no declarar o por lo que sea, pero no confundamos lo que han pretendido desde determinados sectores confundir. Eso no es una acusación de denuncia falsa. Ya lo exponemos en la memoria el número tan reducido de condenas por denuncia falsa. Pero también hay que fijarse que la mitad de ellas son por conformidad de la acusada.

¿Y eso qué quiere decir?

Pues ocurre una cosa tan singular y peculiar como es la violencia contra la mujer. Hay un maltratador condenado por sentencia firme y lo que hemos visto que se hace, de momento en pocos casos, es que él presenta una querella contra ella por denuncia falsa. Y nos hemos encontrado con casos en los que ella se conforma y dice que sí. Entonces tenemos una sentencia condenatoria por maltrato y otra por falso testimonio. El maltratador acude después al Tribunal Supremo y presenta un recurso extraordinario que se llama de revisión para anular la condena. Se anula la sentencia del maltratador y se queda con la de falso testimonio.

¿Cómo se puede luchar contra ello, que usted misma calificó como “posible fraude legal”?

Los fiscales acordamos no dar pábulo a eso. Nadie se cree que la mitad de las sentencias por denuncia falsa sean por conformidad. Es un síntoma más de la singularidad de nuestras víctimas, que son distintas de las demás. Por eso hay que conocer el fenómeno y nunca debemos juzgar a las víctimas como si esto fuera una frivolidad. Las que más sufren son ellas y desde luego, insisto, en que no se trata de que el Estado tutele a las víctimas sino de recomponerlas para que puedan enfrentarse a la vida. Y esta es una obligación que tiene la sociedad.