En 2009, Timothy Brown pasó a la historia al convertirse en la primera persona en haberse curado de su infección por VIH tras un transplante de médula. Conocido como el paciente de Berlín, aquel hombre supuso un avance prometedor, pero quedó la duda de si solo había sido una extraña excepción. Hoy, un equipo internacional de investigadores con participación española ha confirmado que su curación no fue una anécdota y ha conseguido que un segundo paciente infectado por VIH elimine todo rastro del virus de su cuerpo durante 18 meses gracias a un transplante de células madre. A pesar de este importante avance en la lucha contra esta enfermedad, los investigadores advierten de que “es prematuro concluir que este paciente se ha curado”.
“No hablamos de curación porque es demasiado pronto, hablaremos de ello cuando hayan pasado varios años y esté confirmado que el virus no rebota”, explica a eldiario.es María Salgado, investigadora de IrsiCaixa y coautora del estudio en el que se detalla el hallazgo y que ha sido publicado hoy en la revista Nature. Sin embargo, Salgado no esconde su satisfacción y califica el hallazgo como “una inyección de energía para todos nosotros” y avanza que este nuevo caso “ofrece muchísima información para desarrollar nuevas técnicas que se puedan aplicar a toda la población”.
La remisión de Timothy Brown, que lleva ya 11 años sin VIH, se produjo gracias a un transplante de médula que se le realizó para tratar una leucemia. Tras unas sesiones de quimioterapia y radioterapia, se le realizó el transplante y al hacerlo los médicos descubrieron que no había rastro del VIH. La quimioterapia, la radioterapia y el transplante habían destruido las células en las que se escondía el virus y, además, las nuevas células del donante tenían una mutación (del gen CCR5) que impedía al virus entrar en nuevas células, evitando que volviera a brotar la infección.
Un tratamiento menos agresivo
“El paciente de Berlín abrió un campo de investigación centrado en la búsqueda de una cura”, afirma Salgado. Desde entonces, científicos de todo el mundo han analizado las posibilidades de esta mutación. En este caso, los investigadores demostraron la eficacia de una forma menos agresiva de este tratamiento en un paciente británico con VIH al que se le diagnosticó linfoma de Hodgkin avanzado en 2012 y al que se le realizó un transplante en 2016.
Para el transplante se utilizaron las células madre de un donante que tenían la misma mutación que en el caso de Brown. Al cabo de 16 meses, los médicos interrumpieron el tratamiento antirretroviral y hoy, 18 meses después, el virus permanece indetectable en su sangre.
Cuando el VIH infecta a un huésped comienza a replicarse en sangre a gran velocidad. Los actuales tratamientos antiretrovirales eliminan el virus en sangre y lo hace indetectable e intransmisible. Sin embargo, explica Salgado, “aún así el virus se mantienen dormido en las células y cuando se para el tratamiento el virus se despierta y comienza de nuevo a replicarse”. Esto es lo que los investigadores llaman rebote y se suele producir entre dos y cuatro semanas después de abandonar el tratamiento.
Sin embargo, en este caso “el transplante funciona como un recambio del sistema inmune, reduciendo la cantidad de células que tienen al virus dormido”, afirma Salgado. Hay varios factores del transplante que ayudan a destruir el virus y, entre ellos, el nuevo estudio destaca lo que se conoce como enfermedad injerto contra huésped. “Es el rechazo del nuevo sistema inmune contra las células antiguas, esto, que ya se sabe que es beneficioso para eliminar el tumor, también hemos visto que es beneficioso para eliminar las células que tienen el virus”, explica Salgado.
Aún así, advierte la investigadora, “la prueba de fuego llega cuando paramos el tratamiento antiretroviral”, entonces entra en juego el nuevo sistema inmune con células que disponen de “una mutación que provoca que, si queda algún virus escondido en el cuerpo, no pueda entrar en las células”.
Un tratamiento arriesgado y no generalizable
La principal conclusión que extraen los autores del estudio es que el paciente de Berlín “no fue simplemente una anécdota y es posible conseguir una remisión total del virus”, explica otro de los autores del estudio, el también investigador de IrsiCaixa, Javier Martínez-Picado. “Aun así, no queremos hablar aún de cura, pero más de un año sin rebote viral es algo que no se había visto desde entonces, por lo que nuestra visión es muy optimista”, añade.
Sin embargo, los investigadores advierten de que el enfoque no es apropiado como un tratamiento estándar para el VIH debido a la toxicidad de la quimioterapia y al riesgo inherente de este tipo de transplantes. “Un paciente con VIH es un enfermo crónico que, con un tratamiento adecuado, puede llevar una vida absolutamente normal, con lo que no es ético plantear un procedimiento como este, que tiene una mortalidad que puede llegar al 40 o 50 por ciento”, advierte Salgado.
A pesar de ello, estos hallazgos, que han sido desarrollados en el marco del consorcio internacional IciStem, coliderado por los investigadores españoles, proporcionan un mayor apoyo para el desarrollo de enfoques que apuntan a la mutación del gen CCR5 como una estrategia para la remisión del VIH y ofrece la esperanza de nuevas técnicas de tratamiento que podrían eliminar el virus por completo en un futuro.