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Cuando el machismo 'revienta' grupos de WhatsApp feministas

Mensaje enviado en un grupo de WhatsApp sobre feminismo.

Celia S. Cañabate

¿Qué ganan 22 chicos 'reventando' un chat de WhatsApp de un grupo feminista de una ciudad a miles de kilómetros de distancia? Es lo que se han preguntado los 'brazaletes morados' (un grupo mixto feminista organizado para prevenir agresiones machistas durante las fiestas) de la feria de Almería cuando en su último día, el pasado 24 de agosto, 22 jóvenes entraron en el chat en el que se organizaban para patrullar y enviaron de forma masiva fotografías y mensajes de connotación sexual, machistas, de odio hacia las mujeres y pedófilos hasta bloquearles la aplicación.

Desde el caso de 'la manada', ya no se conciben unas fiestas populares sin que haya un grupo de personas que por iniciativa propia patrullen para identificar posibles situaciones de acoso o agresiones y evitarlas. Suelen reconocerse por llevar 'brazaletes morados' y en Almería eran el grupo de voluntariado mixto 'Objetivo Feminismo'. Crearon su grupo de WhatsApp cuando comenzaron su labor en 2017 y en él se comunicaban y coordinaban al llegar las fiestas alrededor de 30 personas.

El pasado sábado, hasta 22 números de teléfono diferentes, la mayoría de prefijo argentino y alguno de Ecuador y México, entraron en su chat a través de un 'link para unirse' con la única finalidad de agredir verbalmente y violentar a las personas del grupo y, además, provocar el bloqueo de la app. “Nos han mandado mensajes horribles con amenazas de violarnos y matarnos. Estoy en shock”, explica Gloria Gago, miembro del grupo y participante activa del movimiento feminista en Almería.

“Es importante que tanto la sociedad en general como las activistas estemos al tanto de la presencia de estos grupos”, explican desde #AkelarreCiberfeminista, un colectivo que trabaja para combatir el acoso en la red y que creó un kit de autodefensa ciberfeminista para evitar estas situaciones. “Lo deseable es que no existan estos grupos violentos organizados, pero como activistas debemos tener presente que existen”, afirman, ya que el caso de las voluntarias de Almería es solo uno de tantos ataques que ocurren a través de la red sin importar el lugar de procedencia de los atacantes.

Mensajes de odio y bloqueo de la app

Los atacantes cambiaron varias veces el nombre de la conversación con frases de contenido sexual en las que aludían a menores, y compartieron fotografías entre las que se encontraban imágenes explícitas de contenido pornográfico y hasta autopsias de cadáveres o retratos de hombres acompañados de un texto a modo de anuncio en el que pedían a “una puta para luego tirarla al río en una bolsa negra”.

“He leído cómo feministas de primera línea han pasado por 'troleos' así, pero no se siente la misma vulnerabilidad cuando te pasa a ti. Esto te echa la ilusión abajo”, explica Gloria. “Las compañeras están muy afectadas, se sienten invadidas”, dice Carmen, otra de las voluntarias, sobre los insultos que recibieron y los mensajes ensalzando el patriarcado, proclamando “muerte a las feminazis” y en los que se mostraban deseos de “violar a una nena de 13 años”, aunque sin hacer referencia a alguien en concreto, algo que implicaría un delito.

El envío masivo provocó bloqueos de la app para las participantes en el chat, lo que añadido al miedo de que desconocidos tuvieran acceso a sus teléfonos provocó la estampida de los voluntarios, que tenían pendiente organizarse para patrullar en el último día de feria.

Guardia Civil y Policía Nacional explican que este tipo de hechos son denunciables, pero que al haberse realizado desde fuera de la Unión Europea es muy difícil que el proceso llegue a algún lado. Solo si el contenido de los mensajes y fotografías es especialmente grave, por ejemplo, si hubiera indicios de pedofilia, podría investigarse.

“Hay estúpidas que publican los enlaces”

Los teléfonos de los 'trolls' quedaron registrados en el chat y eldiario.es ha contactado con uno de ellos. Se trata de Ojeda (su nombre en el chat de Whatsapp), un chico de 18 años de Tucumán, Argentina. Explica que tienen un grupo de WhatsApp en el que comparten enlaces de otros chats como el de 'Objetivo Feminismo' que consiguen de las redes para atacarles.

“Hay muchas feministas estúpidas que en publicaciones de Facebook se ponen a conversar hasta que se enternecen y se dan los enlaces de acceso a sus grupos”, cuenta con sorna. “¿Os dedicáis entonces a perder el tiempo haciendo esas búsquedas?”. “Qué va, tardamos diez segundos”, explica.

Desde #AkelarreCiberfeminista aconsejan guardarse las espaldas: “Con hablar públicamente de la iniciativa y pedir que quien quiera participar se ponga en contacto de forma privada para dar acceso a ese grupo, ya se lo estaríamos poniendo más difícil a aquellos que quieren violentar nuestro grupo”. Además, cabría replantearse las herramientas de comunicación utilizadas, ya que algunas, como WhatsApp, “pueden ser muy accesibles, pero no ofrecernos toda la seguridad y el anonimato que necesitamos”, sin embargo, “en Telegram hay algunos bot anti spam y filtros de lenguaje ofensivo” que en este caso, hubieran frenado el ataque.

“Tenemos que dar ejemplo y esto nos tiene que dar más fuerza. No pueden echar por tierra lo que hemos trabajado”, cuenta Isabel, otra voluntaria de la patrulla, que coincide con otras compañeras en que un ataque así no puede afectar a la labor que este año han realizado con especial esfuerzo para concienciar a los locales de la ciudad.

“Esta feria no éramos suficientes para patrullar todos los días, ni hemos podido establecer un punto violeta como antes”, cuentan, por lo que sus esfuerzos han estado en crear conciencia en los propios locales. Pegaron carteles con un código de actuación en el que caso de que se sufra o se presencie una agresión sexual o situación de acoso y advirtieron a camareros y seguridad de los pubs. “Hace tres años, nos decían que 'no molestáramos'. Ahora nos estaban esperando y todos los bares querían ayudar”.

Labor de los 'brazaletes'

Para patrullar deben ir en grupo de “por lo menos tres o cuatro personas” ya que su labor no es la de intervenir, sino la de “calmar e intentar sacar a la víctima del conflicto” y “crear barrera física con el agresor, que unos se la lleven y otros distraigan”, por ejemplo, como tuvieron que hacer uno de los días de esta feria en un local del centro de Almería. Dos chicas con brazaletes se encontraron con un hombre insultando e intentando agredir a la que supuestamente era su pareja. Las voluntarias ofrecieron ayuda a la mujer e informaron a la Policía.

En este sentido, el grupo feminista celebra que haya más conciencia sobre el problema: “Muchas personas han salido con un brazalete morado por iniciativa propia, sin ser de nuestro grupo”.

A pesar del intento de fastidiarles, algunos voluntarios consiguieron contactar por otras vías y sumaron fuerzas para salir a patrullar en el último día de las fiestas: “Con el ánimo por los suelos, ha sido difícil, porque además tú no 'estás de feria' como el resto, pero hemos hecho lo que teníamos que hacer”, subraya Gloria.

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