Vírgenes con honores militares, curas y procesiones: la presencia religiosa en las Fuerzas Armadas
Himnos con menciones divinas, patronas, bendiciones, procesiones, visitas a imágenes religiosas, vírgenes con honores militares... La presencia de símbolos religiosos continúa teniendo relevancia en las Fuerzas Armadas. Anualmente el Ministerio Defensa destina cuatro millones de euros a financiar el salario de los curas católicos que forman parte de la plantilla castrense y también cada año centenares de militares participan en celebraciones religiosas.
En la liturgia castrense, las menciones a Dios se mantienen vigentes. El himno de la Armada, el himno de Caballería y la marcha legionaria ‘El novio de la muerte’ son algunos de los temas que recogen alusiones espirituales. Las últimas estrofas del cántico principal de la marina española sentencian, tal y como recoge la página web del Ministerio de Defensa: “Arriba el mandato de España y de Dios. De España y de Dios, de España y de Dios”.
En la misma línea, la letra del himno de Caballería –publicada en la web del Ejército de Tierra– también tiene referencias divinas. “Ataca con valor, a caballo eres fuerte, y lucha cuerpo a cuerpo con la muerte, que si mueres de Dios recibirás la gloria y los clarines cantarán Victoria”, expone esta canción. En otra de las letras más populares, la de ‘El novio de la muerte’, que ha saltado del ámbito militar al civil y se ha llegado a entonar en actos de Vox, también se repiten esas alusiones.
La imagen de un destacamento de legionarios paseando la imagen del Cristo de Mena en Málaga y entonando esta marcha es una de las postales más populares de la Semana Santa andaluza. En relación a este asunto, el catedrático emérito de comunicación de la Universidad de Málaga Demetrio E. Brisset, que ha estudiado los rituales religiosos en el Ejército desde una perspectiva antropológica, sostiene que este desfile apuesta por una escenografía “que resulta muy atractiva” debido a las características de la Legión, entre ellas su “vestimenta”, “con una camisa desabotonada”, y “una presencia de película”.
“Los medios de comunicación están potenciando sus apariciones. Tienen una coreografía muy teatral cuando levantan al Cristo y lo mantienen con el brazo alzado”, reseña. Además, Brisset considera que esta unidad militar “está aprovechando las viejas enseñanzas de la Iglesia católica de adoctrinar a través de las imágenes y de los espectáculos callejeros”.
Esta imagen, la del Cristo de Mena, ejerce las labores de “protector” de la Legión. La tradición de que cada Semana Santa participen unidades militares en el desfile del jueves santo data de 1928, según explica el Ejército de Tierra. Sin embargo, no fue hasta el año 2000 cuando las “autoridades eclesiásticas” reconocieron “oficialmente” a esta figura como “protector” de la unidad militar fundada por José Millán-Astray.
No solo el Cristo de Mena tiene presencia en las unidades militares. En abril, los alumnos que se acababan de incorporar al Instituto Politécnico del Ejército de Tierra realizaron una “presentación” ante la Virgen de la Peña, patrona de Calatayud. Hace pocas semanas, medio centenar de militares de la Brigada Canarias XVI se acercaron a la localidad de Teror (Gran Canaria) “para agradecer a la Virgen del Pino su regreso” a la isla “tras la misión llevada a cabo en el sur del Líbano”, explica el Ayuntamiento del municipio.
En la web del Ministerio de Defensa y del Arzobispado castrense hay varios ejemplos de visitas de militares a imágenes divinas. Otra de las “tradiciones” establecidas en la Academia General Militar consiste en la “presentación a la Virgen del Pilar, desfilando ante ella para invocar su protección”, tal y como se describe en el portal online del Ejército de Tierra.
No hay rastro en la web del Ministerio de que este acto se haya celebrado durante la pandemia. La última noticia que se puede encontrar se publicó en 2017 y en ella desde Defensa describieron de esta forma la celebración: “Uno a uno los cadetes y damas de nueva incorporación fueron pasando por delante de la imagen de la Virgen del Pilar, siendo [ese] el momento más emotivo tanto para ellos como para los familiares que les acompañaron”.
En 2010, con la socialista Carme Chacón al frente del Ministerio, se aprobó un Real Decreto que incluyó la voluntariedad de la participación en “celebraciones de carácter religioso con tradicional participación castrense”. Más allá de esta norma, desde la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) se cuestiona el carácter voluntario de estas actuaciones en varias unidades y, en especial, en centros docentes, donde consideran que es complicado “mostrarse en contra” de propuestas realizadas por mandos y pone de ejemplo “la fiesta del Corpus en Toledo”, a la que acuden “casi todas las unidades” de la Academia de Infantería, apunta el secretario de comunicación de la organización, Jorge Bravo.
Desde AUME consideran que tras el decreto impulsado por Chacón se ha producido “un movimiento reaccionario” para promover “la participación de militares en actos religiosos”. “Se ha buscado sibilinamente evitar que desaparezca la presencia militar en actos religiosos”, indica Bravo. “¿Antes del Real Decreto alguien conocía al Cristo de Mena? Ahora es un símbolo internacional”, apunta.
Vírgenes con honores
Otro fenómeno es el de las vírgenes que tienen los mismos honores que militares con alta graduación. Según la investigación realizada en 2015 por Brisset, estos nombramientos se estrenaron con la Virgen de Butarque (Madrid), que recibió el título de capitán general en el siglo XVI. La Virgen del Pilar obtuvo este reconocimiento en 1908. “En 1862, la reina Isabel II le concedió [a la virgen de la catedral de Sevilla] los honores de capitán general y el caudillo Franco lo ratificó imponiéndole su fajín nada más vencer en la Guerra Civil, el 25 de mayo de 1939”, indica el investigador en su trabajo académico.
De acuerdo con la información recabada por Brisset, Franco aprobó a lo largo de la dictadura “una serie de decretos que concedían 'los máximos honores militares” a varias vírgenes. En el BOE hay rastro de alguno de estos nombramientos, por ejemplo, en 1955 se otorgaron esos mismos honores a la imagen de la Virgen del Carmen, que se encontraba en el convento de las carmelitas descalzas de la ciudad de San Fernando (Cádiz).
“Son patronas simbólicamente”, detalla Brisset, que asevera que estos acercamientos comenzaron “con la Guerra de Independencia” porque “se les atribuyó una ayuda a alguna victoria”. En agradecimiento, les dieron “bastón de mando, signos militares y faja militar”. Según apunta el catedrático emérito, “ahora mismo el rey es el único capitán general que hay, pero las vírgenes lo siguen siendo”. “Es una manera que tienen de esquivar los recortes de honores militares. Si la virgen es capitán general, tiene el máximo honor”, apunta.
Patrona de la UME: nombrada en 2009
Además de esos honores militares, las imágenes religiosas también tienen un papel relevante al ser patronas y patronos de unidades militares. El nombramiento de la Virgen del Carmen como patrona de la Armada data de 1901. El de la Virgen del Loreto como referente de todos los aeronautas, entre ellos los miembros del Ejército del Aire, fue decretado en 1920 por parte del Papa Benedicto XV.
Sin embargo, no todas las celebraciones católicas de los destacamentos tienen ese arraigo histórico. “Se siguen nombrando y poniendo a vírgenes y santos como patronos y patronas en las unidades de nueva creación”, advierte Bravo. Uno de los casos más llamativos es el de la Unidad Militar de Emergencias (UME), creada en 2005. A pesar de que su nacimiento se produjo ya en el siglo XXI, también tiene una patrona, la Virgen del Rosario. Su designación se produjo en 2009.
En relación a los actos del patrón, Bravo señala que en la programación de estos eventos se produce un recuerdo a los caídos, donde se realiza “el 100% de las veces un canto religioso, 'La muerte no es el final', y el cura dice unas palabras”.
En esta vinculación entre religión y Fuerzas Armadas, la celebración de la Semana Santa se ha convertido en uno de sus mayores exponentes. El catedrático emérito de comunicación de la Universidad de Málaga considera que esta celebración ha perdido su “carácter penitencial” y se ha transformado en “un espectáculo turístico”. “Las procesiones religiosas se están convirtiendo en desfiles militares”, apunta.
El origen de la participación del Ejército en procesiones se encuentra “en la época de Carlos III”. “Es la dinastía borbónica la que va regulando honores que tienen que rendir a las imágenes y al santísimo Sacramento. Eso se alargó más de dos siglos. Franco lo retomó tal cual. Luego, el PSOE en el 84 intentó modernizar el Ejército, pero no depuró a los mandos franquistas. De ahí viene el gran problema”, añade Brisset.
Una “promoción de la conciencia de defensa nacional”
Actualmente, el Ministerio de Defensa sostiene que “la participación de personal militar en este tipo de actos se considera parte del objetivo de la política cultural de seguridad y defensa, y la promoción de la conciencia de defensa nacional”, según apuntó el departamento de Margarita Robles a elDiario.es a través del portal de transparencia.
A pesar de que, según el Ministerio, la presencia de militares en las procesiones forma parte de la cultura de la Defensa, el departamento no aporta información sobre el número de miembros de las Fuerzas Armadas que han participado en estos actos en 2022. “No se dispone de la información requerida, toda vez que la eventual asistencia a ‘actos religiosos’ del personal militar como tal resulta voluntaria, no llevándose a cabo el control o registro de tal asistencia en salvaguarda del derecho a la libertad religiosa y de culto recogido en el artículo 16 de la Constitución Española”, apuntan desde Defensa a través del portal de transparencia.
Los únicos datos aportados sobre la participación de militares en actos religiosos este año eleva a más de 400 los militares que han formado parte de estas celebraciones y cuyos desplazamientos han sido abonados por el Ministerio. El único cálculo al que ha accedido esta redacción se realizó el 20 de mayo, más de un mes después de que terminase la Semana Santa, y su resultado arrojó que la cantidad abonada por Defensa para sufragar esos traslados se limitó a 1.654 euros, tal y como se desprende de una respuesta obtenida también a través del portal transparencia.
La asistencia religiosa en las Fuerzas Armadas también requiere una inversión por parte de las arcas públicas. En la última década, entre 2012 y 2021, el Ministerio ha desembolsado 39,2 millones de euros con el objetivo de remunerar a los curas castrenses. Según los datos más recientes, el año pasado el departamento liderado por Robles destinó 4 millones de euros para pagar el salario de los 86 sacerdotes que prestan la asistencia religiosa en las Fuerzas Armadas.
40 millones en una década para los curas castrenses
Al frente de esta asistencia está el Arzobispado Castrense de España. Se constituyó con la publicación de los Estatutos del Vicariato General Castrense en 1988 y se rige por el Acuerdo entre el Vaticano y el Estado español de 3 de enero de 1979. Este organismo también presta asistencia a los miembros del Cuerpo Nacional de Policía, a pesar de que sus integrantes no están sometidos a las normas castrenses.
Entre los actos más recientes de los curas castrenses, la hemeroteca recoge la celebración de misas, el rezo del rosario en una parroquia militar de Cádiz, visitas a la academia de la Guardia Civil de Baeza (Jaén), la celebración de confirmaciones y comuniones, la organización de cursos sobre juventud y vocaciones, la bendición de unos cuadros de un par de santos, así como la participación en procesiones y juras de bandera.
Además, anualmente participan en un evento organizado por la Armada denominan ‘Bendición del mar’. Esta tradición apuesta por “solemnizar el escaso efecto que tuvo el maremoto que siguió al terrible terremoto de noviembre de dicho año [1755], conocido como el Terremoto de Lisboa, sobre la entonces llamada Real Isla de León, y en particular sobre el Arsenal de La Carraca (Cádiz)”, explican desde la Armada.
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