Un total de 22.361 personas han participado esta mañana en la consulta popular Monarquía o República que se ha celebrado en Madrid. El 92,8% de ellos han optado por la República como forma de Estado.
Plataformas populares han sacado entre las 10 y las 15 horas de este domingo 82 mesas con urnas por la mayoría de los distritos de la capital y seis municipios de la Comunidad de Madrid. La votación, de carácter simbólico, estaba abierta a todo el que quisiera votar con la única condición de ser mayor de 16 años.
La votación de este domingo sigue el paso marcado por la que se celebró el pasado jueves en al Universidad Autónoma de Madrid y arroja unos resultados similares a aquella, en la que votaron más de 7.000 personas.
Son las 12.30 en la mesa de la Puerta del Sol. Las hojas donde los voluntarios apuntan el número de papeletas se llenan a buen ritmo. Cien votos, doscientos votos, trescientos votos. “La votación que hubo en la UAM el pasado jueves, que salió en todos los medios, nos ha dado mucho impulso”, explica también una voluntaria en la mesa situada en la plaza de Manuel Becerra. Impulso y sinergias, toda vez que los movimientos populares urbanos han confluido de algunas manera con los universitarios y voluntarios de unos y otros se acercan a echar una mano a los otros.
La consulta popular Monarquía o República 2D ha tomado este domingo el relevo de la UAM para mantener viva la llama proreferéndum que recorre estos días el país. A las votaciones de este domingo hay que sumar las que realizarán 26 universidades, a las que ya se celebraron en otros distritos como Vallecas o Vicálvaro, también en la capital.
A simple vista parece que las consultas, sin censo oficial y en las que pudo votar todo el que quiso con el único requisito de ser mayor de 16 años, están logrando su objetivo principal: provocar un debate y poner la cuestión en la calle.
“Monarquía, yo siempre la monarquía”, explica una señora mayor justo antes de introducir su papeleta en la urna de Manuel Becerra. “Que ya hubo dos repúblicas y fueron un desastre”, expresa. Aunque son los menos los que admiten votar a favor del Rey, los argumentos se repiten una y otra vez.
En el otro bando, también. “Es anacrónico que en 2018 tengamos una institución como la Monarquía, endogámica y corrupta”, expresa con variaciones muchos participantes. “Nunca me han preguntado nada sobre la forma de Estado que quiero”, resume José Luis, de 31 años, la postura de muchos jóvenes.
Como no disponían de censo ni podían hacerlo, cualquiera tenía permitido votar. Los voluntarios solo pedían el código postal y la franja de edad, lo que deparó algunas sorpresas. En Cuatro Caminos, en Manuel Becerra, en Retiro o en Sol todos destacaban la misma circunstancia.
De fuera de Madrid y de España
“Ha venido mucha gente de fuera de Madrid que quería votar”, explican los voluntarios. Gente de Pamplona, Valladolid, Lugo, Barcelona y otros puntos de España se acercaban sin dudar a las mesas cuando veían en qué consistía la votación.
“Hemos pasado por delante de la mesa y hemos preguntado. Nos han dejado, hemos metido el voto encantados. Queremos que nos pregunten sobre esto, estas iniciativas son más que bienvenidas”, expresa un joven burgalés maleta en la mano, de vuelta a casa.
También había extranjeros. Si existe algo parecido a tener una cara de ganas de votar, esa era la que llevaba Arthur mientras merodeaba alrededor de la mesa de Cuatro Caminos. Una vez comprobado que puede, mete su papeleta en la urna y explica: “Soy holandés. Allí también tenemos monarquía, pero no es como aquí. Debe tener como un 90% de apoyo, allí nunca la van a quitar”. Así que quiere poner su granito de arena para que suceda en el país donde lleva más de treinta años residiendo.
Entre algunos de los que se han acercado a votar también existía cierta frustración por el carácter informal del referéndum. “Deberíais pedir el DNI, si no cualquiera puede votar varias veces o pasarse por más de una mesa”, decían muchos. La réplica siempre era la misma: “No podemos pedir el DNI, no está permitido por la Ley de Protección de Datos. El objetivo de esto es poner el asunto en la agenda, provocar debate y que se hable de ello”.
Si el objetivo era ese, parece logrado. Las mesas, los carteles y las a veces mini aglomeraciones de gente alrededor de las urnas ejercían un efecto llamada sobre los viandantes, que se acercaban a interesarse y, algunos, acababan votando y comentando motu proprio. “A ver cuándo llega la votación real”, era sin duda lo más escuchado.
También estaba quien se enganchaba en discusiones sobre la monarquía, la república, tanto genéricas sobre estos modelos de Estado como particulares sobre su aplicación histórica en España. Debates bienvenidos, decían los voluntarios, aunque un poco estériles en general. “La gente ya tiene una idea y no suelen salir de ahí”, explicaba una voluntaria en Retiro.
Dan las 15 horas y los voluntarios cierran las urnas. Se acabó la jornada. Queda el recuento, en primer lugar de la participación, probablemente el dato más relevante, y después del sentido de los votos. A media tarde se sabrá el resultado, pero el trabajo ya está casi hecho. “Seguimos”, dice una voluntaria. “Paso a paso, sin parar”.