La liturgia de los tres ataúdes: en qué consiste la tradición que el papa Francisco eliminó para los funerales pontificios

Raquel Sáez

22 de abril de 2025 13:30 h

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Expuesto en un cuidado catafalco, exhibiendo el báculo papal, con un tratamiento reverencial y descansando sobre tres ataúdes, hechos uno de ciprés, un segundo de plomo y un tercero de roble. Son algunos de los pasos que se seguían durante el ritual de los funerales pontificios antes de la llegada del papa Francisco al Vaticano, pero que no veremos por decisión expresa del pontífice, que murió este lunes a los 88 años a causa de un ictus. 

Así se refleja en la última edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro litúrgico que guía el funeral del papa, editado y publicado recientemente por la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice. Francisco aprobó su publicación el 29 de abril de 2024 y recibió el primer ejemplar del volumen impreso unos meses después, el 4 de noviembre. 

Hizo falta una segunda edición “porque el Papa Francisco pidió simplificar y adaptar algunos ritos para que la celebración de las exequias del Obispo de Roma expresara mejor la fe de la Iglesia en Cristo resucitado”, explicó el pasado mes de noviembre el maestro de las Celebraciones Litúrgicas de los Pontífices, el arzobispo Diego Ravelli.

Nada de estridencias durante los funerales pontificios. “El rito renovado subraya que el funeral del Romano Pontífice es el de un pastor y discípulo de Cristo y no el de un poderoso hombre de este mundo”, resumió el arzobispo. Se eliminaron varios rituales, entre los que destaca la costumbre de que el sumo pontífice descanse en tres ataúdes de diferente material. 

Adiós a los tres ataúdes del papa

La tradición señala que los papas debían descansar en tres ataúdes, hechos uno de ciprés, un segundo de plomo y un tercero de roble. Así fue en el caso de otros predecesores, como Benedicto XVI y Juan Pablo II. Pero Jorge Mario Bergoglio ordenó modificar el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis para que fuera en un único ataúd de madera con el interior de zinc. 

Francisco ha eliminado estridencias y le ha quitado pomposidad al proceso para que solo se le vea como un “pastor y discípulo de Cristo” y los cambios van más allá de los tres ataúdes. 

Después de la muerte del papa

El Ordo Exsequiarum Romani Pontificis establece los pasos que deben darse tras la muerte de un pontífice. Francisco mantuvo las conocidas como tres estaciones, aunque con pequeños cambios. En la primera, se indica que la constatación de la muerte se realizará en su capilla privada, en lugar de en la habitación donde falleció e inmediatamente el cuerpo se depositará en el único ataúd de madera con el interior de zinc, antes de ser trasladado directamente a la basílica. Anteriormente, el cuerpo se trasladaba a la capilla del Palacio Apostólico, ya que allí residía el pontífice, pero en su caso residía en la Casa Santa Marta, por lo que se eliminó este paso.

En la segunda estación, se expone el cuerpo en la basílica del Vaticano, pero en no habrá catafalco -el armazón recubierto de vestiduras que se coloca en la Iglesia para unas exequias solemnes- como había ocurrido hasta ahora y tampoco se colocará el báculo papal junto al féretro durante la exposición. Además, el féretro se cerrará la víspera de la misa exequial.

Y otro cambio impulsado por Francisco: durante las ceremonias religiosas se usarán títulos más sencillos, eliminando la alusión Romano Pontífice.

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