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Monedas de bronce del siglo XII revelan rutas africanas que unían el Congo con la costa suajili

Ibo: monedas encontradas en el sitio C–400

Ada Sanuy

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Durante siglos, la narrativa dominante sobre el comercio medieval en el este de África se ha centrado en grandes puertos como Kilwa, Mombasa o Zanzíbar. Sin embargo, un hallazgo reciente en la isla mozambiqueña de Ibo, en el archipiélago de las Quirimbas, ha empezado a cambiar esa visión. Tres monedas de bronce descubiertas en este pequeño asentamiento han demostrado, gracias a un análisis isotópico, que el metal con el que fueron acuñadas probablemente procede del cinturón cuprífero del Congo. Una conexión inesperada que sugiere la existencia de rutas terrestres activas y profundas entre el interior del continente y su costa oriental ya en el siglo XII.

Ibo, mucho más que una escala marginal

Las monedas fueron recuperadas junto a cuentas de vidrio, fragmentos de cerámica islámica, piezas de hierro y una cuenta de oro. Todo ello en contextos domésticos que apuntan a un uso cotidiano, no ceremonial. Estos datos contrastan con la tradicional imagen de Ibo como una aldea periférica y poco integrada en los circuitos mercantiles de la época. “Este descubrimiento invita a pensar que lugares como Ibo tuvieron un papel más importante del que se les había atribuido hasta ahora en la red de intercambio del océano Índico”, señalan los autores del estudio, publicado en Azania: Archaeological Research in Africa.

Un metal que viajó miles de kilómetros

El análisis de isótopos de plomo practicado sobre las monedas muestra que el cobre con que fueron fabricadas no coincide con las fuentes metalúrgicas del sur de África ni con los bronces indios, que también circulaban por la región. En cambio, los valores isotópicos encajan con los depósitos del Copperbelt —una franja minera al sur del Congo y Zambia—, lo que hace de estas piezas “las evidencias de cobre más alejadas de esa fuente mineral conocidas hasta ahora en el mundo swahili”, según el equipo investigador.

El recorrido que pudo seguir ese metal desde el Congo hasta Ibo es incierto, pero los arqueólogos consideran plausible que las rutas pasaran por el valle del río Limpopo, una vía conocida por haber conectado antiguamente las regiones mineras del interior con la costa. Es la misma ruta por donde circularon, siglos atrás, los lingotes de oro procedentes del altiplano de Zimbabue.

Más allá del centro y la periferia

Este hallazgo pone en duda la idea de que solo los grandes puertos actuaban como nodos relevantes en el comercio africano. En cambio, respalda una visión más distribuida, donde comunidades más pequeñas como Ibo actuaban como puntos intermedios que absorbían, redistribuían y transformaban los productos llegados de diferentes lugares. “El comercio no estaba limitado a las élites ni a las ciudades portuarias dominantes”, explican los autores. “También se integraba en la vida cotidiana de los habitantes de pueblos como este”.

¿Monedas o lingotes?

Las tres piezas halladas tienen forma de disco, sin inscripciones, con una composición rica en cobre pero con bajo contenido de estaño y plomo. Su aspecto y tamaño recuerdan a las monedas swahili de bronce, aunque no encajan plenamente en ningún patrón conocido. Los investigadores consideran que pudieron funcionar tanto como medio de cambio como unidad de peso o forma estandarizada de transportar metal. Su baja aleación las distingue de las acuñaciones tradicionales de Kilwa, más ricas en estaño y arsénico, y abre la posibilidad de que fueran producidas localmente o en un entorno de menor control político.

El contexto en que fueron halladas estas monedas no es el único elemento significativo. En el mismo nivel arqueológico se encontró una cuenta de oro cuya composición, según los análisis realizados, apunta a una procedencia compatible con las minas de Zimbabue. Esta doble conexión —oro del sur y cobre del norte— refuerza la idea de Ibo como punto de confluencia de distintas rutas africanas, todas ellas conectadas indirectamente con el comercio marítimo que unía África oriental con el Golfo Pérsico y el sur de Asia.

Una historia que se sigue escribiendo

El hallazgo desafía una división centro-periferia que ha condicionado durante años la interpretación del comercio en el océano Índico. El equipo subraya que aún se necesitan más análisis y excavaciones para entender cómo funcionaban exactamente estas rutas interiores, pero destaca que Ibo podría haberse beneficiado de su posición geográfica como puerto intermedio en una red mucho más amplia y antigua de lo que se creía.

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