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Identificar microbios en obras de arte abre la puerta a una mejor preservación
Un estudio dado a conocer este jueves sobre los microbios que habitan pinturas y esculturas abre la puerta a nuevas formas más efectivas de preservación y restauración de obras de arte así como a la posibilidad de permitir la autentificación y el origen geográfico de las piezas.
El estudio, realizado por científicos del Instituto J. Craig Venter de Estados Unidos (JCVI) en colaboración con el Proyecto de ADN de Leonardo da Vinci, y publicado en la revista médica “Microbial Ecology”, recopiló muestras microbiales de una colección privada de arte del Renacimiento localizada en Florencia (Italia).
Los científicos, dirigidos por Manolito Torralba, de JCVI, descubrieron en pinturas sobre lienzo y madera microbios que consumen compuestos orgánicos e inorgánicos comunes en tintes, así como en pegamento y papel de celulosa y madera.
El estudio es el primero que analizó la composición genética de los microbios para entender las comunidades microbiales que existen en antiguas obras de arte en proceso de deterioro.
Los microbios descubiertos por el equipo de Torralba utilizan oxígeno para producir agua o peróxido de hidrógeno, un producto químico utilizado en desinfectantes y lejías.
Según los autores, “estos productos derivados probablemente influyen en la presencia de moho y en el ritmo de deterioro global”.
La identificación de los microbios que viven en una obra de arte puede permitir confirmar el origen geográfico o la autenticidad de las piezas estudiadas.
Torralba indicó a Efe que mientras que hasta ahora la principal herramienta que tienen los museos y coleccionistas para preservar las obras de arte ha sido controlar la luz, la temperatura y la humedad, el añadido de la genética ofrece “un gran potencial”.
El estudio descubrió que las comunidades microbiales que viven en superficies como piedra o mármol son más diversas que las que existen en lienzo o madera.
Los autores señalan que “futuros estudios se beneficiarán de trabajar con muestras cuyo origen, propiedad y cuidado está bien documentado”.
“Será especialmente interesante la presencia y actividad de enzimas que degrada aceite. Estos planteamientos conducirán a un total entendimiento sobre qué organismos son responsables de la rápida degradación de la obra de arte, a la vez que se utiliza potencialmente esta información para atacar estos organismos y prevenir la degradación”, añadió el estudio.
Torralba reconoció que todavía es un poco temprano para que los grandes museos se interesen en el estudio microbial para preservar sus colecciones.
“Por mi experiencia, prefieren utilizar otros métodos para preservar sus obras. Visitamos un museo en San Diego y estaban entusiasmados con nuestro trabajo. Pero también hay resistencia en usar este método porque los historiadores tienen cierto temor en permitir que los científicos tomemos muestras”, dijo Torralba.
“Pero creo que en el largo plazo, será muy útil especialmente si descubrimos que existen puntos en común en la degradación de obras de arte. Si descubrimos por ejemplo que hay un tipo de bacteria en particular, o un grupo de bacterias, responsable de la degradación, podríamos destruir esas bacterias con productos antimicrobiales específicos”, concluyó Torralba.
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