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Posverdad y ausencia de crítica amenazan las mimbres de la democracia
Manuel Bermúdez fundó en el 2012 el Aula de Debate de la Universidad de Córdoba, de la que es profesor titular de Filosofía de su Facultad de Filosofía y Letras, y se dedica también al análisis del discurso, el pensamiento crítico y la posverdad, de lo que concluye que “las mimbres de la democracia están amenazadas”.
Y no lo hace con medias tintas ni paños calientes, ya que de sus análisis, como con la herramienta que presentó en el 2016 que convierte las intervenciones en sendos gráficos de coordenadas, o sus ensayos le dirigen a la misma preocupante conclusión tendente únicamente a empeorar.
En una conversación con Efe, Bermúdez reconoce que ha tenido que modificar un capítulo de su próximo libro porque a la manipulación de la realidad se han sumado agentes no habituales, que eran los partidos de la derecha. Ahora también se ha agregado el Partido Socialista a un “panorama totalmente podrido” que se cimenta en datos objetivos, como que Belén Esteban vendió en el 2016 más libros que Mario Vargas Llosa.
“La gente se hace famosa a través de los medios de comunicación, no por sus méritos académicos o intelectuales”, argumenta, a lo que contribuye, en su opinión, un “fiasco educativo demoledor” que permite, por ejemplo, que en Córdoba “se puede hacer el grado de Educación sin leer un solo libro”.
El profesor de Filosofía y copromotor de filosoque.com, un sitio para divulgar conocimiento, hacer filosofía y enseñar pensamiento crítico, no sabe si se trata de un traza hecha adrede o fruto de una casualidad, pero “si lo es, es el diseño mejor hecho malévolo de una mente luciferino”.
Este “panorama muy preocupante”, se liga al mismo tiempo con otro entorno, el “mecanismo de las posverdades”, que se vincula “a la debilidad del sistema educativo que no fomenta los contenidos de pensamiento crítico y argumentación”.
Si la Fundación del Español Urgente define este neologismo como lo “relativo a las circunstancias en las que los hechos objetivos influyen menos a la hora de modelar la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”, para Manuel Bermúdez significa que “una persona está dispuesta a creer que algo es verdad porque encaja con sus prejuicios y sus expectativas antes que con la realidad”.
Y es que con este “esquema tan simplón”, Bermúdez, cuya Aula de Debate en la Universidad cordobesa ha dado dos equipos subcampeones del mundo universitarios de debate en español y cuatro en el concurso de discursos, no duda de que “estamos manipulados para que la mayor parte de la información sea falsa”.
Pese a lo que pudiera suponerse en un principio, esta situación no es sólo fruto de un juego de poderes superiores, sino que, en opinión del profesor universitario, “una parte de la sociedad deseosa de ese contenido”, una especie de complicidad social que tiene su extensión en la respuesta electoral de la ciudadanía.
“Cuando la mentira no se penaliza en la urna, de aquí a la desaparición de la democracia no queda nada”, afirma, una situación penosa que tiene su extensión cuando “los medios de comunicación que hacen el seguimiento de la mentira se ven penalizados en su credibilidad”, como ha pasado en Estados Unidos en los casos que han puesto de manifiesto las falsedades de Trump.
De aquí sale su definición de “los nuevos bárbaros”, un grupo formado por gente que “no lee, ni escucha las noticias, no tiene prurito intelectual, es ignorante, hace apología de su ignorancia y es un títere de los poderes fácticos”.
Manuel Bermúdez es autor, junto a Jorge Lucena, de “Manual de Debate” (Berenice, 2019), un libro que trata de transmitir que “los resultados de un debate, más allá de vencedores y perdedores, tienen que pensarse en función del aumento del saber, del incremento de la cultura” y de la “comprensión del tema que se debate”, según recoge en uno de sus capítulos.
En todo caso, Bermúdez no duda que “la única solución del problema es a largo plazo” y de que “la falta de pensamiento crítico pone en peligro la democracia”.
Por Álvaro Vega