Vigo, 30 ene (EFE).- La pandemia de la covid-19 pasará, pero dejará “cicatrices” en forma de angustia y desconfianza que tardarán en sanar entre una población extenuada, huérfana de certidumbres, golpeada sanitaria, social y económicamente.
Así lo cree Javier Carreño, psiquiatra del hospital Povisa de Vigo, quien toma como referencia las sensaciones que le transmiten los pacientes que pasan por su consulta, según señala en una entrevista con Efe.
Recuerda que en la primera ola, y pese a que hubo un confinamiento de tres meses, “había un plan”, “un horizonte”, el de la desescalada. “Se aparcaron las neurosis por una cuestión de causa mayor”, desliza.
Sucede que a partir de octubre y noviembre “se recrudeció la situación y la incertidumbre”, y esa “falta de coordenadas” acabó derivando en “mareas vivas de ansiedad, tristeza y desesperanza”, y agudizando tendencias obsesivas y fóbicas como “una forma de defenderse e intentar controlar la angustia”.
Estos mecanismos, explica Carreño, coautor junto a Kepa Matilla del libro 'Cosas que tu psiquiatra nunca te dijo', “permiten aplacar lo más lacerante a nivel psíquico: la incertidumbre”.
Incertidumbre como la que generan, por ejemplo, los plazos y vicisitudes en torno a las vacunaciones o la aparición de nuevas mutaciones del virus potencialmente más contagiosas y letales.
- Pregunta: ¿Considera usted la incertidumbre más dañina, a nivel psicológico, incluso que el horror, la enfermedad o la muerte?
- Respuesta: El horror, la muerte y la enfermedad son por supuesto cosas terribles de la vida que convocan un afecto penoso y gran malestar. La incertidumbre que por otro lado suele acompañar al horror y a la enfermedad tiñe a menudo de angustia estas situaciones. La angustia es un afecto muy palmario, del que uno no se puede escapar ni tomar un descanso.
Suele ser la gran razón para consultar en salud mental y casi siempre tiene que ver con la incertidumbre, la indecisión o una coyuntura donde uno no puede tener unas coordenadas simbólicas con las que orientarse o simplemente es presa de las decisiones de otros.
- Pregunta: ¿Puede concretar qué tipo de fobias post (y durante el) confinamiento se han detectado en las anteriores olas y las que estarían por venir?
- Respuesta: A pie de consulta hemos objetivado la aparición o exacerbación de fobia social y agorafobia a lo largo de todo este año. Más marcado según ha ido avanzando la pandemia y las sucesivas olas. Hay estudios que apuntan al aumento de la prevalencia del síndrome de estrés postraumático donde son habituales estos síntomas como maniobras de evasión.
- Pregunta: ¿Cuánto puede perdurar el estrés postraumático?
- Respuesta: Es un trastorno que puede durar meses o incluso años y depende absolutamente de las circunstancias personales previas y traumáticas.Para cada persona lo traumático está directamente relacionado con su historia anterior y los condicionantes de su existencia y de su relato.
- Pregunta: Además de la ansiedad, destaca usted entre las secuelas mentales de la pandemia los miedos, dificultades para dormir y alteraciones del humor. ¿Entre qué sectores de población se está notando más? ¿Afecta a todos sin distinción?
- Respuesta: Especialmente en las personas más vulnerables tanto a nivel de medios (pobreza, condiciones de vida...) como a nivel psíquico, en el sentido de que las personas afectadas por ansiedad y/o depresión han ido acusando con los meses un empeoramiento de algunos de sus síntomas. También los trabajadores de salud se han visto afectados en mayor medida.
- Pregunta: ¿Se ha detectado desde el estallido de la pandemia un auge de la hipocondría? ¿Se han dado casos entre gente que no la padecía antes de la covid?
- Respuesta: Sí, se han visto casos reactivos a la pandemia especialmente en personas que ya sufrían de ansiedad por la salud, como se llama ahora la hipocondría.Es un tipo de obsesión que, como decía Freud, nos permite de mala manera mitigar la angustia, aunque siempre de manera imperfecta.
- Pregunta: Hábleme de otros efectos secundarios que está provocando esta crisis sanitaria: adicciones, dependencia de las redes sociales, la grieta en las relaciones interpersonales, afectivas...
- Respuesta: Éste es un tema que desconocemos y que depende mucho de cuestiones personales y sociales. Para que sea haga una idea: no es lo mismo quedarse sin trabajo en España que en Dinamarca.
- Pregunta: A largo plazo, ¿cuál cree que será la factura psicológica de la pandemia? Se supone que la tristeza por la falta de contacto, por la alteración de las rutinas o por la incertidumbre mejorarán tan pronto como se supere la crisis sanitaria y económica, pero algo quedará, ¿no?
- Respuesta: Sinceramente, no tengo ni idea. Los síntomas reactivos pasarán seguramente, pero quedarán cicatrices en forma de angustia y desconfianza a la hora de mirar nuestra sociedad y la debilidad de nuestras estructuras.
- Pregunta: ¿Cree que de esta pandemia saldrá una sociedad más miedosa, más vulnerable, o por el contrario, más curtida, optimista y vital?
- Respuesta: Nos adaptaremos a lo que venga y nuestro afecto irá en consonancia con la situación que vivamos y la que se nos transmita. Quizás, si cabe, nos pondremos más serios cuando nos hablen de un virus chino sin importancia que...
- Pregunta: ¿En qué medida marcará a los niños que han crecido en este contexto, que no conocen otra realidad o ésta les queda muy lejos? ¿Y entre los adolescentes, que están en época de vivir intensamente, de relacionarse, de salir, de descubrir mundo?
- Es otro tema que desconocemos. Podemos intuir que niños y adolescentes se adaptarán mejor, como es natural a su edad. Al margen de lo traumático a nivel individual pasará como mucho a ser una pequeña marca identitaria. Ya se escucha el término 'pandemial'.
Jorge Morales