Tiene 28 años y ya ha sido CEO de dos empresas: de la primera se fue porque su jefe (que por aquel entonces era su novio) le comenzó a acosar sexualmente cuando rompió con él. En 2014 le denunció y, para no llegar a los tribunales, Whitney Wolfe (Austin, Texas, EEUU) y Justin Mateen (ya convertidos en expareja) sellaron un acuerdo que se tradujo en una indemnización millonaria para Wolfe. Tinder, la empresa donde trabajaba, cerró filas en torno al incidente: aunque reconocieron el episodio de acoso, consideraron “infundadas” las demandas de la mujer hacia la popular aplicación de citas.
A finales de 2014, Wolfe presentó Bumble. En un año ya tenía 15 millones de usuarios únicos. Casi cuatro años después, está presente en 150 países y suma unos 35 millones de usuarios. También es una app de citas como Tinder, pero cuenta con el honor de ser la primera en haber empoderado a la mujer dándole la vuelta al sistema tradicional. Aquí son ellas las que primero hablan con él. Son las mujeres quienes, una vez hecho el match (el emparejamiento a través de la app), pueden escribir al hombre. No al revés.
“Fuimos los primeros en incorporar la opción Women First [Mujeres primero]”, explica Wolfe a eldiario.es. Si bien es cierto que en el mercado existen varias apps que otorgan este “poder” a las mujeres, Bumble fue la precursora. La herramienta para ligar, además, no muestra el número de teléfono de los usuarios para evitar situaciones de acoso similares a las acontecidas en algunas apps de reparto y taxis en el pasado. “Cuando eligen intercambiar su número de teléfono es bajo su responsabilidad”, explica la empresaria.
“Todavía existen normas de género anticuadas”
Wolfe ha sido portada de la revista Forbes en diciembre del 2017. También fue elegida ese año como una de las mujeres menores de 30 años más influyente del mundo, un nombramiento que ha repetido este 2018. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad de Austin (Texas, EEUU), y al terminar, se fue al sudeste asiático a intentar ganarse la vida como fotógrafa. No salió. Volvió a Los Ángeles, donde trabajó en una incubadora de startups tecnológicas y, cuando se quiso dar cuenta, estaba al frente del departamento de marketing de Tinder.
Esa es la corta biografía de Wolfe. No es mujer de ciencias, pero cuando es preguntada sobre la brecha de género existente entre las carreras científicas y las humanistas, lo deja bien claro: “Si eres una chica joven y no ves a mujeres adultas trabajando en ciencia y tecnología, no es tan fácil verte a ti mismo como un científico cuando creces”. Coincide con Mar Alarcón, Marta Esteve y Eva Martín, tres empresarias españolas entrevistadas por eldiario.es hace unas semanas, en que hace falta representación.
“Tiene un gran impacto en la elección de una carrera profesional”, continúa Wolfe, que también habla del ambiente machista que reina en gran parte del sector empresarial. “Lo que era aceptable hace tan solo unos pocos años no debe seguir siendo aceptado”, dice la CEO de Bumble. “Todavía existen normas de género anticuadas en los negocios y eso comienza con lo que le decimos a los jóvenes, hombres y mujeres, que pueden ser cuando crezcan”, prosigue.
La CEO, además, colabora en varias iniciativas para empoderar a las mujeres, como Bumble Fund, The Female Film Force UK y The Bumble Empowerment Award. Todos los proyectos están financiados por Bumble y sus objetivos son aumentar la presencia de mujeres en la creación de empresas y en el cine. También ha creado un galardón anual.
Trabajando con un 85% de mujeres
“A medida que mi carrera ha ido evolucionando, he sido testigo de primera mano de la importancia de involucrar a las niñas en la educación STEM [En inglés, Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas] y me apasiona mucho apoyar y animar a las mujeres a seguir carreras en esos campos”, explica Wolfe. Según el Instituto de la Mujer, el 15% de las mujeres se decantan por ese tipo de estudios, que los hombres llegan a elegir hasta en un 38% de las ocasiones. En la Unión Europea, solo 1 de cada 3 personas relacionadas con las Ciencias es una mujer.
Wolfe asegura que el 85% de la plantilla que trabaja en Bumble son mujeres. También basa sus estatutos en “empoderar a la mujer y terminar con la misoginia”. Hace poco prohibieron a los usuarios mostrarse en el perfil empuñando armas. También han incluido recientemente una opción llamada snooze que permite detener la actividad en la app de citas durante el tiempo que se desee.
“Contamos con un equipo de más de 5.000 moderadores en todo el mundo que trabajan de forma proactiva para mantener un espacio seguro y empoderador para los usuarios de Bumble”, continúa Wolfe. No existe, como en otras apps de citas, un espacio para especificar cuánto dinero gana una persona al mes, lo que contribuye al mejor funcionamiento del programa. Para terminar, la empresaria asegura que han facilitado “el bloqueo y la denuncia de personas que se comportan de forma inapropiada”.
Wolfe asegura que entre sus compañeras, “muchas han experimentado una situación incómoda en un entorno profesional en algún momento de su carrera”. Concuerda con la opinión de las tres CEO españolas, quienes aseguraban que “en las reuniones nos interrumpen, no te escuchan y tienes que demostrar constantemente”. Aunque Bumble tiene otros dos productos (Bizz y BFF), en España solo funciona la app de citas, que es gratuita y puede descargarse desde la tienda de Google y la App Store.