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'Patrones oscuros': así se pervierte el diseño web para dirigir tus decisiones en la red

Ejemplo simplificado de los patrones oscuros para incitar a la reserva de una habitación de hotel, incluido en el informe de UXdesign.cc

Carlos del Castillo

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La cuenta atrás, los costes ocultos que aparecen justo antes de realizar el pago, los mensajes con la supuesta actividad de otros usuarios de la página o el lenguaje confuso son “patrones oscuros”. Son malas prácticas del diseño web que “coaccionan, dirigen o engatusan a los usuarios para que tomen decisiones potencialmente dañinas” y que “son cada vez más comunes en plataformas digitales, incluyendo redes sociales, sitios web de comercio electrónico, aplicaciones móviles y videojuegos”, avisa el primer estudio a gran escala que se ha realizado sobre ellas.

Estas tácticas llevan años con nosotros con el patrón de la obstrucción (dificultar al máximo que el usuario pueda realizar acciones que perjudican los intereses de la empresa, como borrar la cuenta, y termine dándose por vencido), pero se están refinando. “En el mejor de los casos, los patrones oscuros molestan y frustran a los usuarios. En el peor, los confunden y guían para que hagan algo que no quieren hacer, causándoles por ejemplo una pérdida económica, engañándolos para que cedan gran cantidad de datos personales o induciendo comportamientos impulsivos y adicciones tanto en adultos como en niños”, avisan los investigadores, pertenecientes a las universidades de Chicago y Princeton, en EEUU.

El estudio, publicado en julio, se ha centrado en las páginas de compras online. Para llevarlo a cabo sus autores desarrollaron una herramienta capaz de analizar estas webs de forma automática para detectar el uso de patrones oscuros. Su algoritmo revisó 53.000 páginas de unos 11.000 portales diferentes, encontrando 1.814 patrones oscuros en ellas. Su conclusión es que al menos el 11,1% de páginas analizadas los usaban, aunque advierten de que esa cifra es “el límite mínimo”: “Nuestro enfoque automatizado solo examinó las interfaces de usuario basadas en texto en una muestra de páginas de productos por cada sitio web”.

Explotando sesgos cognitivos

El estudio de las universidades americanas deja varias alertas. Una es que los patrones oscuros no son cosa de páginas pequeñas lejos del foco de atención, sino que a medida que el sitio era más popular en el ranking Alexa, la clasificación de visitas a páginas web más usada, más probabilidades presentaban de utilizar patrones oscuros en su diseño.

Otra advertencia corresponde al refinamiento de las tácticas de manipulación. No es que el tan común patrón de obstrucción haya caído en desuso (como demuestra el vídeo adjunto en esta información, elaborado por el canal The Nerdwriter) sino que ahora se utiliza junto a patrones oscuros más complejos. Son los que explotan sesgos cognitivos de los usuarios, mecanismos por los que estos pueden abandonar una línea de actuación lógica y acorde con sus intereses por un razonamiento condicionado por el diseño de la página, app o juego. El estudio cita varios de ellos, como el efecto marco o el efecto predeterminado.

Este tipo de desviaciones del proceso mental son estudiados por la psicología desde hace años, pero su uso se ha extendido en las webs de compras online. El efecto marco describe cómo un individuo puede tomar decisiones diferentes en función de cómo se le presente la información. Se emplea a menudo en cuadros de diálogo que pretenden alejar al usuario de seleccionar una determinada opción, intentando infundirle un sentimiento de vergüenza o remordimiento: “No gracias, odio ahorrarme dinero” o “No gracias, odio la diversión y los juegos”.

El efecto predeterminado es más sutil e intenta pillar desprevenido al usuario. Un buen ejemplo de su uso también queda reflejado en el vídeo adjunto, en el que el diseño de un videojuego vía app pretende cristalizar la idea de que el color verde significa “jugar”. “Jugar”, “empezar a jugar”, “continuar jugando” o “empezar el nivel” son botones de color verde, patrón que cambia sin avisar cuando se pierde una partida, en el que el color verde queda asignado a “comprar nuevos movimientos”. Para continuar jugando, hay que cambiar la inercia y elegir un botón gris.

La lista de sesgos cognitivos empleados por las webs de compras online es larga. Otro de los más usados es el efecto de arrastre o bandwagon (carro, en inglés), que enuncia el tan conocido impulso de subirse al carro. Son los testimonios que defienden el producto como una buena compra que no se sabe muy bien de dónde vienen o a quién corresponden, o las señales de alerta de “el producto estrella” o “el mejor valorado” para convencer al de que usuario adquiera un determinado producto por encima de otros.

El estudio ha detectado que es habitual que se intente potenciar estos efectos con la falacia del coste hundido en un mismo patrón oscuro. La falacia del coste hundido o irrecuperable es la tendencia de las personas a no abandonar un proyecto en el que han invertido tiempo o dinero para no perder dicha inversión, pese a que continuar en él pueda suponerles un perjuicio: “Ya casi has terminado el proceso de compra, ahora solo tienes que registrarte con tus datos y podrás tener tu producto”.

Potencialmente ilegal

Los investigadores refieren que estas tácticas de manipulación son “potencialmente ilegales” y están en contacto con senadores de EEUU, que ya trabajan para legislar contra ellas. Su uso también levanta sospechas en Europa, puesto que podría infringir el nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) europeo. “Concretamente, de los principios de transparencia, lealtad y licitud”, detalla la abogada Manuela Battaglini. No obstante, en esta nueva biblia de los derechos digitales de la UE, en vigor desde mayo de 2018, no se menciona directamente a los patrones oscuros.

El problema es el concepto de “transparencia”, continúa la experta. “La ley de protección de datos se centra en cómo nuestros datos son recopilados, usados y compartidos (o vendidos), pero la privacidad también se ve afectada por el diseño, y los legisladores no lo están incluyendo como una de las grandes amenazas, mientras que los tribunales no tienen una visión lo suficientemente amplia de cómo los usuarios entienden y usan la tecnología”, expone.

La situación provoca que, a no ser que un patrón oscuro haya tenido una incidencia directa en la vida de la persona, haciéndola sentir estafada y repercutiéndole un coste económico por ejemplo, no son denunciables. Eso no quiere decir que no haya iniciativas desde la sociedad civil para señalar a las empresas que los ponen en práctica y afear su uso. La página Darkpatterns.org, creada por el diseñador Harry Brignull (doctor en psicología cognitiva), detalla y recopila ejemplos de patrones oscuros y comparte los que los usuarios detectan y envían a través de redes sociales.

Battaglini apuesta también por la labor de concienciación por encima de medidas como certificaciones de diseño transparente o auditorías. “Estas medidas hablan de regular o limitar un producto final. Si cambiásemos la perspectiva desde el control hacia la toma de conciencia, las medidas no serían punitivas, sino colaborativas y didácticas. Por ejemplo, educar a las empresas y a los usuarios acerca de lo que significa el diseño de la privacidad, o colaborar con las diferentes industrias para crear estándares comunes y ser innovadores en la privacidad del diseño”, defiende.

Presión para los diseñadores

“Ningún diseñador incorpora un patrón oscuro voluntariamente”, afirma Almudena Caballero, diseñadora de experiencia de usuario, en conversación con eldiario.es. Pero los números importan cada vez más y el reverso tenebroso del diseño aparece como un atajo para llegar a los objetivos.

“Ahora mismo el sector, sobre todo el Ecommerce, está muy metido en métricas. Casi todo lo que se hace se mide, pero con objetivos muy cortoplacistas. Al final los equipos de diseño acaban teniendo mucha presión por mejorar de manera inmediata y terminan metiendo alertas de que se acaba la oferta, contadores con los minutos que quedan para comprar y todo lo que se les ocurra. Y claro, al final lo que queda es una experiencia horrible para el usuario”, lamenta.

A los diseñadores no se les ha pasado por alto la situación. “Los diseñadores estamos demasiado ocupados para diseñar” es uno de los puntos clave sobre el que gira uno de los informes de referencia sobre las tendencias en el sector, elaborado por Uxdesign.cc: “La comodidad de nuestros trabajos de diseño, especialmente en Silicon Valley, ha limitado, en muchos sentidos, nuestro poder para abogar por lo correcto. Nos sentimos cómodos en nuestras sillas caras, complaciendo a nuestros grupos de interés internos”, recoge el texto. “Pero ya no. Es hora de que alcancemos más allá de nuestras metas y métricas a corto plazo para comenzar las discusiones sobre el impacto más amplio de nuestras decisiones”, recomienda.

“Mi opinión es que ahora mismo estamos en el pico de una gráfica que comenzó a subir hace tres o cuatro años. Creo que hemos llegado al tope y a lo largo de este año y el que viene empezará a descender porque al final el uso de patrones oscuros es contraproducente a largo plazo”, concluye Caballero.

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