La inteligencia artificial está reflotando uno por uno los debates que puso sobre la mesa la llegada de Internet. Tras su prohibición en algunas escuelas por el miedo a que los alumnos la usen para hacer trampas y las primeras quejas de la industria musical por su capacidad de crear canciones sin su control, llega el momento de la prensa. La Asociación de Medios de Información (AMI), la patronal que reúne a las cabeceras impresas españolas, ha exhortado a Google y Microsoft a que se sienten a negociar cómo van a pagar por el uso que la IA hace de sus noticias.
“La IA augura nuevas oportunidades pero presenta el riesgo cierto de que usen contenidos sin reconocer y retribuir”, afirmó Irene Lanzaco, directora general de AMI (Asociación de Medios de Información), en unas declaraciones en un foro sectorial recogidas por el portal Red de Periodistas. “Por ello, hago un llamamiento a las grandes tecnológicas para que inicien conversaciones con AMI sobre los derechos explotación de noticias de medios de información”, añadía.
AMI es el nuevo nombre de AEDE (Asociación de Editores de Diarios Españoles) que dio nombre al famoso canon AEDE impuesto por Mariano Rajoy en 2014. Fue un intento de hacer pagar una tasa a Google News por enlazar sus noticias, aunque los receptores no iban a ser los propios medios sino CEDRO, una SGAE de la prensa que luego repartiría los beneficios entre las cabeceras. El canon AEDE fracasó: Google se negó a aceptar este sistema de remuneración y cerró News en España. En 2022 el Congreso derribó el canon AEDE y permitió que Google negociara con cada medio sin la intermediación de Cedro, lo que provocó la vuelta de Google News ocho años después.
El de la propiedad intelectual es uno de las controversias que han abierto las inteligencias artificiales capaces de generar texto. Estos sistemas reproducen la escritura humana a partir de un análisis estadístico de qué palabra es más probable que venga a continuación, una capacidad adquirida a partir de absorber y analizar miles de millones de comentarios en redes sociales, blogs, páginas de la Wikipedia o libros disponibles online. También de artículos de medios de comunicación.
La nueva exigencia de AMI llega en un momento en el que Google y Microsoft ultiman el añadido de herramientas de IA generativa a sus buscadores, pero cuando aún no están plenamente operativas en España. La más adelantada es la compañía fundada por Bill Gates, que ha añadido un modelo mejorado de ChatGPT a su buscador Bing. No obstante, el sistema sufre habituales caídas de servicio y no ha conseguido impulsar el uso de Bing a nivel mundial: según Statista, su cuota de mercado en marzo fue del 8,2%, por el 8% que registró en marzo de 2022.
Bard, la respuesta de Google al movimiento de Microsoft, está en fase de pruebas cerrada a la que se accede por lista de espera. La herramienta no está disponible en español y la compañía no ha avanzado cuándo podría estarlo.
elDiario.es se ha puesto en contacto con ambas multinacionales para preguntar sobre el requerimiento de AMI. “Tenemos un largo historial de desarrollo de herramientas para ayudar a los editores de noticias a monetizar su contenido y fortalecer sus relaciones con su audiencia”, ha contestado una portavoz de Google, que adelanta que la compañía seguirá “priorizando las experiencias que envían tráfico valioso al ecosistema de noticias” a medida desarrolla nuevas herramientas de AI.
“Es muy pronto y seguimos trabajando con el ecosistema, incluidos los editores de noticias, para obtener su opinión”, concluye la portavoz de Google. Microsoft no ha contestado al requerimiento al cierre de esta información.
El posicionamiento de AMI no es compartido por otras asociaciones que representan a los medios de comunicación. El Club Abierto de Editores (CLABE), que agrupa a unas 1.000 cabeceras de 180 empresas editoras, la mayoría de ellas nativas digitales, comparte la posición de Google. “Nosotros no queremos entrar en esa batalla todavía. La cuestión de cómo se generan los contenidos de la inteligencia artificial es un debate de todos los ciudadanos y no sólo de los medios de comunicación”, explica a este medio Juan Zafra, director general de CLABE.
El entrenamiento de la IA, un melón por abrir
El uso de contenidos con derechos de autor por parte de las inteligencias artificiales no solo se da en el terreno escrito. Los primeros en abrir el debate fueron algunos ilustradores que vieron como los sistemas generativos podían crear imágenes nuevas basadas en su trabajo. El dilema funciona en los dos sentidos, ya que tampoco se ha definido quién ostenta el copyright (o la responsabilidad) de los contenidos generados con IA.
Los detalles de ese entrenamiento están en el centro de la mayoría de conversaciones. Por regla general, las desarrolladoras de esta tecnología no hacen público qué contenidos han proporcionado a sus inteligencias artificiales para que aprendan cómo se expresan los humanos. No obstante, se sabe que se trata de un entrenamiento a lo bruto, donde entran textos con insultos, racistas o machistas. Las empresas han instaurado filtros para impedir que la IA saque a la luz esa parte de su aprendizaje, pero esas medidas no siempre funcionan, con lo que estos sistemas pueden difundir odio y desinformación.
A todo esto hay que sumar la nueva ofensiva abierta por los reguladores de privacidad europeos. Estos han abierto una investigación a gran escala contra ChatGPT para saber si sus sistemas han utilizado datos personales de ciudadanos de la UE en su entrenamiento y si tenían permiso para ello. El regulador italiano decidió prohibir ChatGPT en el país mientras concluye esta investigación tras detectar indicios de que esta IA viola las leyes de privacidad.