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Crónicas de la nueva fiebre cripto: qué hay detrás del boom de la ‘pedomoneda' y otras memecoins

Fartcoin

Carlos del Castillo

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Las criptomonedas siguen siendo imprevisibles y su volatilidad, extrema. Pero la fiebre del bitcoin del 2024 no es la misma que la del 2021, cuando estos artefactos abandonaron los círculos especializados para asaltar un mundo sumido en la incertidumbre pandémica. La nueva explosión de las criptomonedas, aunque bate récords, tiene un precedente en el que apoyarse. Y hay tendencias que se están repitiendo.

Entre 2020 y 2021, cuando el bitcoin pasó de valer unos 6.000 euros por unidad a más de 60.000, impulsó todo un ecosistema económico a su alrededor. En él había empresas dedicadas a explotarlo, pero también miles de criptomonedas alternativas o 'altcoins'. Estas proponían mejoras al bitcoin para aumentar la velocidad de las transacciones, las tarifas, el minado o incluso su impacto medioambiental.

Las altcoins empezaron a recibir inversión cuando el precio del bitcoin rondaba el que sería su máximo en aquella etapa. Se cree que el primer impulso vino de los grandes tenedores de bitcoin (también llamados ballenas y con capacidad de influir en todo el mercado), que decidieron diversificar sus ganancias en proyectos laterales. Les siguieron los pequeños inversores, que elevaron el precio de las altcoins y rentabilizaron el movimiento de los grandes inversores.



Pero si bitcoin se había caracterizado por ser capaz de doblar los beneficios de un inversor temprano, las altcoins mostraron una volatilidad aún mayor, con incrementos de hasta 10 veces su valor. La solidez del proyecto que tuvieran detrás no parecía tener demasiada importancia dentro de la vorágine especulativa.

Sin embargo, el mercado cripto se reservaba un giro más. Cuando el valor de las altcoins se disparaba surgió otro tipo de criptomoneda aún más impredecible. Eran las memecoins o monedas de broma y no estaban basadas en nada. No vehiculaban ningún proyecto más allá del fenómeno trol tan característico de Internet. La más famosa fue dogecoin, impulsada por Elon Musk y basada en un meme que muestra a un perro escuchando. Llegó a ser la cuarta criptomoneda más valiosa del mercado en 2021.

Las memecoins volvieron a reventar el mercado, disparando su valor mientras el mundo asistía atónito a una inversión sin ningún soporte razonado. Sin embargo, todo este proceso, del bitcoin a las memecoins pasando por las altcoins, se está repitiendo este 2024. La mejor prueba de ello es la 'pedomoneda' (fartcoin), que ha multiplicado por 25 su valor en mes y medio.



“La pedomoneda es una moneda creada para determinar su suerte. Cada día, uno de los propietarios de pedomonedas recibirá 50 monedas más de parte del equipo. El afortunado ganador se selecciona de una lista de poseedores”, dicen sus creadores en su web. Aseguran que además de por la broma, aseguran que tiene un fondo tecnológico y que quiere crear una comunidad alrededor de ella, permitiendo el envío de memes, haciendo que las transacciones se activen con el sonido de una flatulencia o desarrollando una inteligencia artificial propia.

La pedomoneda puede parecer una anécdota más dentro de un movimiento lleno de eventos aparentemente inexplicables. Pero lógico o no, es también una prueba de la cantidad de capital que se mueve en esta nueva fiebre cripto: su auge de esta semana ha hecho que su capitalización de mercado (el dinero total invertido en ella) alcance los 700 millones de dólares, más que el 38% de las empresas estadounidenses que cotizan en bolsa. Empresas con trabajadores, productos y años de recorrido que valen menos que una criptomoneda de broma.

¿Quién se toma en serio las monedas meme?

Para muchos las memecoins son simplemente un instrumento financiero desregulado que está haciendo que un puñado de inversores cripto se hagan aún más ricos. Pero también están impulsando el estudio de por qué alguien querría depositar dinero en algo como la pedomoneda o el dogecoin.

Uno de ellos es Murad Mahmudov, el fundador de uno de los fondos cripto que colapsó en el crac en 2022. Desde entonces ha pasado a ser uno de los mayores defensores de las monedas meme como reacción a las altcoins que, supuestamente, sí tienen un proyecto detrás. Denuncia que estas últimas suelen salir al mercado con precios inflados por sus propios fundadores, por sus inversores de capital riesgo y por los influencers cripto, pagados para que hablen de ellas con el objetivo de engañar a los minoristas.

“Creo que deliberadamente empujan las altcoins a valoraciones iniciales extremadamente altas para que después, incluso después de la inicial caída del 90%, lo cual es inevitable, los inversores iniciales sigan consiguiendo rentabilidades del 1000%, mientras que los minoristas piensan erróneamente que es una ganga con descuento”, explicaba en una reciente conferencia en Token2049, uno de los eventos más importantes en la industria global de las criptomonedas y la tecnología blockchain.

En ese sentido, las memecoins serían un “contraataque de los pequeños inversores, creyentes en el movimiento cripto pero que se sienten engañados por la industria generada a su alrededor. En ellas, es el capital riesgo el que llega tarde a la inversión, expone Mahmudov.

Además, dice que no hay que pasar por alto su potencial como “mini religiones”. “Si dejas al margen a los zoomers [miembros de la generación Z] de Twitter, entenderás que la mayoría de los minoristas realmente no quiere apostar y rotar constantemente. Quieren comprar y mantener algo con lo que se identifiquen”, afirma: “Quieren creer en algo, y el término 'moneda meme' es un nombre equivocado. Solo se trata en un 30% del meme en sí, y en un 70% de las personas. Entonces, ¿qué son realmente las monedas meme? Son comunidades que usan el meme como su símbolo y su bandera”.

Quieren comprar y mantener algo con lo que se identifiquen. Son comunidades que usan el meme como su símbolo y su bandera

Los que consigan “perdurar”, defiende el gurú cripto, se convertirán en “cultos”. “¿Qué es un culto? Es un grupo de personas extremadamente apasionadas por una causa”.

Eso sí, Mahmudov deja claro que todo esto no será aplicable para “99.999%” de la mayoría de memecoins, que no serán otra cosa que “apuestas extremas”.

No criptomonedas sino “criptoapuestas”

Si incluso los influencers más acérrimos de las criptomonedas reconocen que la inmensa mayoría de las criptomonedas son apuestas, quizá no es raro que ya haya llegado la propuesta para que desde lo público se las denomine exactamente así. Es lo que ha planteado Sumar.

El grupo parlamentario que dirige Yolanda Díaz Sumar ha presentado una propuesta para que las administraciones públicas se refieran a estos artefactos como “criptoapuestas” siempre que su valor “dependa exclusivamente la especulación”. En este grupo entrarían casi todas las criptos, desde el bitcoin a las altcoins y las memecoins. Solo se quedarían fuera las del grupo conocido como criptomonedas estables o “stablecoins”, cuyo valor está ligado a una moneda de curso legal.

El valor de estas "criptoapuestas" no está vinculado a ningún bien tangible o activo subyacente, lo que los hace extremadamente volátiles y susceptibles a la manipulación

“A diferencia de los activos con respaldo, el valor de estas ”criptoapuestas“ no está vinculado a ningún bien tangible o activo subyacente, lo que los hace extremadamente volátiles y susceptibles a la manipulación. Su valor depende exclusivamente de la especulación, con una dinámica similar a la de los juegos de azar”, recalca Sumar en una enmienda a la Ley para la creación de la Autoridad Administrativa Independiente de Defensa del Cliente Financiero que se votará en enero.

El grupo defiende que esta denominación ayudaría a los inversores, especialmente a los menos experimentados, a comprender mejor la naturaleza de estos productos financieros y a tomar decisiones de inversión más informadas.

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