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15M: El potencial de la tecnopolítica

Arnau Monterde, Javier Toret y Antonio Calleja

miembros de @Datanalysis15M —

Han pasado dos años desde el inicio de los levantamientos en el mundo árabe (especialmente en Túnez y Egipto), del comienzo del 15M, de la expansión global del movimiento Occupy y de la emergencia del movimiento YoSoy132 en México. Estos procesos han exhibido nuevas formas autoorganización política.

Estos movimientos de nuevo tipo están caracterizados por la emergencia contagiosa de redes ciudadanas sin estructura formal previa, el uso de las redes sociales digitales, de la telefonía móvil y de internet, así como por la toma del espacio urbano. Gracias a ello han sido capaces de crear nuevas formas de organización y acción política.

Aunque similares, cada uno de estos movimientos tiene características singulares. Nuestro grupo, Datanalysis15M, ha estudiado en detalle el caso del 15M desde el período de su gestación hasta junio de 2012. Esta investigación sugiere que uno de los factores clave en la aparición del 15M (desde el punto de vista histórico, político y de subjetivación) fue la existencia de una masa crítica gestada en torno a las luchas por la libertad en internet entre los años 2007 y 2011.

La oposición continuada contra los abusos de SGAE y la Ley Sinde, así como la defensa de la cultura libre y la neutralidad de la red se transformaron a lo largo de esos años en una crítica al bipartidismo y al sistema político, una de cuyas máximas expresiones fue la campaña #Nolesvotes. Se pasó de compartir archivos e información a compartir análisis y estrategias de acción política. Esto generó una serie de habilidades y experiencias que, con el tiempo, acabarían incorporadas a las prácticas del 15M.

La situación de crisis económica, sumada al descrédito de las instituciones de representación política, fueron ciertamente determinantes en la emergencia del 15M, pero no son suficientes para explicar la potencia que estalló y se expresó en 2011. La relevancia de esa masa crítica en Internet y de las prácticas asociadas a ella en la gestación del movimiento es fácil de comprender si pensamos que en países como Italia, Portugal o Irlanda, culturalmente no alejados del nuestro y que se encontraban bajo condiciones de degradación económica y social similares, no surgieron movimientos con la forma, fuerza e impacto del 15M en este mismo período.

Además de numerosos testimonios recopilados en entrevistas, documentales y textos, nuestro estudio incorpora análisis cuantitativos que muestran que un 31% de los usuarios que utilizaron el hashtag #Spanishrevolution habían utilizado el hashtag #Nolesvotes con anterioridad.

Las crisis económica e institucional y la existencia de un movimiento en la red, por si solos, tampoco habrían sido suficientes. Los movimientos no surgen sólo de la pobreza o la desesperación política, requieren una gran movilización emocional, como explica Manuel Castells, en su reciente libro “Redes de indignación y esperanza”. Se necesita una chispa, un impulso motor o un desencadenante que no es solo material sino, fundamentalmente, afectivo.

La explosión del 15M estuvo ligada a la conmoción afectiva que se produjo entre el 15 y el 19 de mayo, tras el inicio de la acampada Sol, su desalojo y la reconquista de la plaza por el movimiento el día 17 de mayo. La movilización emocional fue catalizada y estructurada por las prácticas y las tecnologías mencionadas más arriba, y amplificada por las incipientes redes gestadas en torno a las acampadas y a la plataforma Democracia Real Ya, convocante de la manifestación del 15 de mayo.

El análisis de sentimientos que hemos llevado a cabo en colaboración con @outliers_es muestra que los tuits del 15M tienen el doble de carga emocional que los tuits “normales”, destacando el empoderamiento y la indignación como sentimientos dominantes. Estos resultados indican la centralidad de las emociones en esta fase. Los resultados de nuestro estudio también sugieren que la activación emocional está vinculada a la emergencia de una inteligencia colectiva mediada por las tecnologías.

En la visualización de Óscar Marín Miró puede apreciarse cómo el vocabulario y el mensaje en las nacientes redes del 15M en Twitter alcanzan un alto nivel de cohesión entre el 15 y el 29 de mayo. Todo el mundo habla de lo mismo, lo que refleja la sincronización mental de miles de personas. También se observa un incremento muy fuerte en lo que denominamos “temperatura del lenguaje”, en el ritmo al que se genera un nuevo lenguaje en los días de “explosión” del movimiento, en torno a eventos como la prohibición de la junta electoral o el brutal intento de desalojo de la Plaza Catalunya por parte de los mossos d'esquadra. Este es un período en el que circulan mensajes muy novedosos respecto al período anterior, pero el grado de cohesión es, con todo, muy alto.

Nuestro estudio recopila evidencias que indican que, durante el periodo que va del 15 de mayo a mediados de junio, se produce una difusión masiva de las prácticas tecnopolíticas mencionadas más arriba, es decir, de diferentes tácticas y estrategias de utilización de la redes digitales e identidades colectivas para gestar, coordinar, organizar, dar sentido, convocar la acciones políticas.

Los datos disponibles indican que en el tráfico de Internet en el ámbito del Estado aumentó un 17% de abril a mayo de 2011. Crecieron exponencialmente el número de nuevos usuarios de Twitter, el volumen de tuits y la actividad en Facebook, el número de portadas en el portal de noticias meneame.net, o el número de usuarios de la red social libre y autogestionada n-1.cc (que pasaron de 3000 a 40.000 en un mes).

La relevancia de estas prácticas precedió la manifestación del 15 de mayo, ya que el 94% de las personas que asistieron tenían un perfil en alguna red social. Según un estudio, entre 6 y 8.5 millones de personas participaron en el movimiento, tanto en el espacio virtual como en el físico: un 96% participó a través de Facebook, un 66% lo hizo también en asambleas y acampadas, un 45% en Twitter, un 34% en asambleas de barrio, etc.

Una gran movilización organizada a través de internet y una serie de redes en gestación se transformaron, en cuestión de días, en un entramado de acampadas y una enorme estructura digital, compuesta por miles perfiles colectivos y personales en diferentes redes sociales como Twitter y Facebook. Esto posibilitó la emergencia de un espacio de innovación continua y una constelación de identidades colectivas en red definidas por su comportamiento autoorganizado, sin autoridad central ni liderazgo formal.

La red del 15M en Twitter pasó de tener 3.403 nodos en la días previos al 15M a 110.198 en la fase de explosión. Analizando la topología del 15M se observa un crecimiento abrupto y autoorganizado. Como muestra uno de los estudios más serios hasta el momento, el movimiento se estructuró entre el espacio físico y el digital.

De ahí nacerán una multitud de proyectos, hijos del 15M, que no han parado de proliferar y extenderse en distintos campos y frentes de lucha que definen, en buena medida, el debate político hoy. Los modos de hacer de la tecnopolítica del 15M (sus prácticas, plataformas, formas de organización, estrategias y tácticas) han pasado a formar parte, en mayor o menor medida, de acontecimientos y procesos que van del @15MPaRato, @iaioflautas, y el 25S de rodea al congreso, a las mareas ciudadanas, la plataforma de afectados por la hipoteca o el reciente @toqueabankia.

El 15M inició un proceso de reconstrucción de lo político que ha atravesado la sociedad y se ha bifurcado en una multitud de proyectos. Uno de los más interesantes desde el punto de vista de la innovación tecnopolítica es el @Partido_X. Estos nuevos patrones y modos de hacer plantean un cambio de las reglas de juego multitud de ámbitos: las mareas, en el espacio educativo y sanitario, @La_PAH, en el de la vivienda, finalmente, con el “partido del futuro” este desafío llega al espacio electoral.