Jorge Calderón, máximo responsable de la Universidad de Tecnología y Arte Digital (U-Tad) califica de crítica la situación del sistema educativo y el uso de sus recursos en relación con la actividad emergente de la economía digital. En 2002 había en España 102.203 estudiantes de informática. Diez años más tarde se matricularon únicamente 60.434. De manera paralela, la patronal de las compañías tecnológicas, Ametic, estima que el sector ha crecido el 30,88% en lo que va de siglo y que facturó 25.900 millones en 2012.
Calderón ve dos razones principales que justifican este enorme problema. Primero, la incapacidad de los programas de estudios oficiales para favorecer en los jóvenes la elección de carreras técnicas y científicas. Segunda, la ceguera de muchas empresas para enfrentarse a su reconversión digital y no ser más beligerantes en demandar jóvenes adecuadamente preparados.
¿Por qué la familia Pérez Dolset, fundadora de una empresa de contenidos digitales como Zed, con una facturación cuyo 96% procede de fuera de España, decidió embarcarse en 2011 en la creación de un centro universitario como U-Tad?
Ignacio y Javier Pérez Dolset han estudiado cómo resolver la falta dramática de personal capacitado para responder a las exigencias de los nuevos servicios que reclama la economía digital. En el día a día de la producción de contenidos del grupo Zed nos costaba encontrar los perfiles profesionales adecuados. Y una vez que encontrábamos y sobre todo formábamos al trabajador, enseguida llegaba otra empresa, de distribución, de banca, de telecomunicaciones, nos lo arrebataba con una mejora de las condiciones, y teníamos que volver a empezar. El sistema de enseñanza en materias técnicas y artísticas demostraba que no funcionaba para empresas digitales.
¿No se suponía que hay miles de frikis tecnológicos que terminan todos estudiando informática?
La caída del número de estudiantes en los diversos grados de formación de las ciencias, de las ingenierías, y especialmente de la informática, es un fenómeno tan real como dramático en todos los países desarrollados, pero en España alcanza dimensiones de desastre. Mientras en el conjunto de la UE se han perdido el 25% de las matriculaciones en lo que va de siglo, en nuestro país el descenso supera el 40%.
Es el mundo al revés
Sí. El derrumbe de la formación de expertos en tecnologías digitales se produce precisamente en un momento en que la economía digital escala porcentajes de manera exponencial en su aportación al Producto Interior Bruto (PIB). En los países del G-20, según los últimos estudios, el conjunto de la economía digital representa más del 8%, cuando en España no alcanza el 7%. Países como Reino Unido, Estados Unidos o Corea del Sur están próximos o superan el 10% del PIB. En concreto, el sector de los servicios y contenidos digitales ya genera el 2,5% de nuestra riqueza y en los países del G-20 se estima que para 2015 aportará el 5,3% del PIB.
¿Como se justifica esta situación?
Las razones del descalabro hay que buscarlas en la inadaptación y rigidez de los programas oficiales en los distintos niveles superiores del estudio de las ciencias e ingenierías, y especialmente de la informática. En el caso concreto de la informática, están muy volcados hacia el hardware y el software tradicional y no atienden a la versatilidad que exigen las nuevas aplicaciones y plataformas que demandan los servicios más avanzados.
Hay, no obstante, un problema de mayor complejidad en los métodos como se imparten la física y las matemáticas en la enseñanza primaria y secundaria. Se recurre mayoritariamente a la misma metodología pedagógica que la utilizada en la enseñanza en las materias de humanidades y ciencias sociales. El alumno comprende con facilidad el arte, la historia o la literatura mientras que le resultan de difícil comprensión los conceptos matemáticos o físicos. Y ya a los 11 y 12 años, un buen número de alumnos empiezan a desengancharse de estas asignaturas y posteriormente no quieren estudiar el Bachillerato Tecnológico.
Existe una contradicción entre la realidad educativa y la socio económica
Es un fenómeno global entre los países más desarrollados. Los ingenieros y científicos ahora salen de China y de India y se produce el fenómeno de que muchos desarrollos y servicios se están contratando directamente en estos países. Estados Unidos tiene mejores estadísticas porque su sistema universitario capta muchos alumnos de aquellos países pero, como cuando acaban no se les da visado para vivir en los Estados Unidos, siguen teniendo el problema de falta de profesionales cualificados. En ese país hay un movimiento nacional denominado STEM (Ciencia, Tecnología, Economía y Matemáticas) que intenta promover que sus jóvenes estudien ingeniería y ciencias, especialmente Ciencias de la Información.
¿Como se explica que en España, con los índices de paro juvenil disparados, los estudiantes no opten por unos estudios que les facilitarán encontrar un puesto de trabajo?
Se explica principalmente porque son campos diversos distintos de los tradicionales estudios como los que conducen a ser abogado, arquitecto o periodista. Además, no se encuentran en la oferta educativa tradicional, que es la mayoritaria. Como en Europa en general, y en España en particular, estamos perdiendo la batalla contra Estados Unidos y Asia en este sector; tampoco son estudios que estén en nuestro entorno habitual.
Pero la realidad es que este es el sector motor de la economía moderna y la principal fuente de nuevos trabajos. En Estados Unidos, 4 de cada 10 nuevos empleos se han creado en el sector de la economía digital en lo que va de siglo. Sin embargo, en Europa, según ha afirmado repetidamente la Vicepresidenta de la Comisión Europea Nellie Kroes, en 2015 harán falta más de un millón de ‘profesionales digitales’.
Según un estudio realizado conjuntamente por Ametic y U-Tad, el desglose de las facturaciones de la economía digital en 2012 se puede segmentar en conceptos diferentes y se prevé que la economía española necesitara entre 350.000 y 550.000 profesionales digitales en 2017. De la cifra de negocio total de 25.856 millones, el 29% corresponde al comercio electrónico mientras que 71% responde a la producción.
Por ejemplo, lo contenidos audiovisuales facturaron 8.750 millones de euros; la producción editorial, 201 millones; la prensa, 375 millones; la música, 194 millones; los videojuegos, 890 millones; y las aplicaciones móviles, 153. Según otro estudio de Ametic y la Fundación de Tecnologías de la Información, los perfiles profesionales más demandados en el ámbito de los contenidos digitales para el periodo 2012-2017 son marketing y comunicación (37%), programación (26%), diseño visual, arte y creatividad (23%), y estrategia y gestión de negocio digital (7%).
Y estas cifras ¿no representan un atractivo suficiente?
En España hay un problema añadido. Las grandes corporaciones y empresas apenas han lanzado programas de calado para reconvertirse al mundo digital. Como siempre, se confía más en que el Gobierno dicte algunas leyes o reglamentos que dificulten la competencia que llega de Internet que en utilizar sus recursos para adaptarse a los retos y exigencias de la era digital. Las nuevas tecnologías revolucionan todos los negocios, el turismo, la distribución, la logística, la sanidad, la industria automovilística, la energía, la prensa, el negocio editorial, y no vemos que los empresarios españoles emprendan planes radicales para adaptarse a una tendencia que ya es irreversible.
Necesitamos hacer mas visible este problema. Necesitamos campeones digitales, empresas y personas que representen el éxito en este proceso de cambio, en esta revolución digital, para que atraigamos la atención de todo el mundo en este problema, y, por lo tanto, aprovechemos esta gran oportunidad.