El tuit podría haber sido publicado por algún activista o por algún colectivo hacker. Pero fue la mismísima Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, la que elogió desde su cuenta de Twitter el Marco Civil de Internet, una de los proyectos que más expectativa ha despertado en los últimos tiempos.
Un día antes, el Congreso brasileño aprobó el Proyecto de Ley 2126/2011, un viejo sueño de los activistas digitales y buena parte de la sociedad civil mundial. El mismísimo Tim Berners-Lee, considerado padre de la web, había declarado unos días antes que la aprobación del Marco Civil sería el “mejor regalo a los brasileños y los internautas del mundo”.
El Marco Civil no es un proyecto de ley cualquiera: garantiza la neutralidad de la red y el derecho la privacidad de las telecomunicaciones. De esta forma, Brasil se suma a Holanda, Chile y Eslovenia, el reducido club de países que han garantizado por ley la neutralidad de la red.
A falta de que el Senado brasileño ratifique la ley, el Marco Civil se ha convertido en el documento más vanguardista sobre derechos y gobernanza de Internet. En su artículo número 9 la neutralidad de la red, tan deseada por las organizaciones que luchan por los derechos digitales, queda garantizado: “El responsable por la transmisión, conmutación o roteamiento tiene el deber de tratar de la misma forma cualquier paquete de datos, sin distinción por contenido, origen y destino, servicio, terminal o aplicación”.
De esta manera, ninguna teleoperadora podría restringir el acceso o reducir la velocidad del tráfico de datos. Tampoco se podrá privilegiar la velocidad de conexión a algunos servicios o aplicaciones a usuarios que contraten paquetes más caros.
Por su parte, el artículo 8, garantiza “la privacidad y la libertad la expresión en las comunicaciones” y el “pleno ejercicio de acceso a Internet”. Sin embargo, algunos puntos han sido eliminados del Marco Civil de Internet, como el que obligaba a las compañías internacionales a almacenar sus datos en Brasil. A su vez, se ha cedido al lobby de las teleoperadoras incluyendo algún punto nuevo. Por ejemplo, se ha incorporado la demanda de “diferenciación de servicio”, que posibilita que no se prohiba la gratuidad a algunos servicios, como el acceso a Twitter o Facebook desde teléfonos celulares. De esta manera, el coste del acceso a los mismos no correría de parte de las teleoperadores, sino de las empresas como Facebook, lo que beneficia a las grandes corporaciones.
La aprobación del Marco Civil ha sido conmemorada por la sociedad civil y los activistas más implicados en el proceso. Marcelo Branco, influyente activista del software libre, asegura a eldiario.es que el Marco Civil es una victória de los activistas brasileños y de las comunidades por la libertad del conocimiento: “Se constituye como la primera gran ley construida de forma colaborativa utilizando Internet como plataforma de elaboración”.
Sin embargo, existen algunas críticas contundentes, como la de Pablo Ortellado, profesor de la Universidad de São Paulo (USP), para quien la “diferenciación de servicios” supone una ventaja competitiva de las redes propietarias como Facebook frente a otras libres e independientes, como Diáspora: “Es el fin de Internet libre. Un escenario sombrío, en particular para los dispositivos móbiles”, sentencia Pablo Ortellado.
Proyecto colaborativo
A parte de su contenido, la gran peculiaridad del Marco Civil de Internet es que ha sido un proceso cocinado en red por la sociedad civil. La idea original surgió a partir de un artículo de Ronaldo Lemos, publicado en mayo de 2007. El Ministerio de Justiça, el Ministerio de Cultura (MINC) y la Fundação Getúlio Vargas lanzaron en octubre de 2009 un proceso colaborativo al que se fueron incorporando diferentes activistas y organizaciones.
El Gobierno brasileño perdió pronto el control del proceso del Marco Civil de Internet. La comunidad del software libre de Brasil fue la que más aportó al documento. Hasta el punto que el Marco Civil llegó a ser definido por la revista TechDirt como una ley “anti-ACTA”, en referencia al Acuerdo Comercial Antifalsificación que restringía la libertad de Internet y que acabó siendo rechazada por la Unión Europea.
El Marco Civil, duramente atacado por las empresas de telecomunicaciones, estuvo a punto ser olvidado. Sin embargo, las revelaciones de Edward Snowden hicieron que el Gobierno de Brasil comenzara a cuestionar el espionaje de la NSA estadounidense y que rescatara el proceso. Dilma Rousseff llegó a criticar duramente a Barak Obama, presidente de Estados Unidos, en la mismísima sede de las Naciones Unidas de Nueva York.
A su vez, la sociedad civil brasileña, aprovechando la fuerte indignación que flota en el país desde las denominadas jornadas de junio de 2013, redobló sus esfuerzos para la aprobación del Marco Civil. La plataforma Marco Civil Já reforzó la presión en los últimos meses para la aprobación del mismo. Y la sociedad civil global, de Tim Berners-Lee a La Quadrature du Net de Francia, de la XNet de Barcelona a la Electronic Frontier Foundation (EFF), se han sumado a las campañas de presión política, principalmente en Twitter.
El Marco Civil de Internet de Brasil es, junto a la Carta Magna para las Libertades de Internet de Filipinas y la wikiconstitución de Islandia, una de las referencias más claras de legislación realizada de forma colaborativa. Sin embargo, dada la posición geoestratégica y económica de Brasil, el Marco Civil se insinúa como la piedra angular de la nueva gobernanza mundial de Internet.
Por otro lado, las leyes que garantizan la neutralidad de la red en Holanda, Chile o Eslovenia no tienen la vocación global del Marco Civil de Internet. De hecho, Tim Berners-Lee ya ha asegurado que el Marco Civil es el modelo para la próxima Carta Magna global de Internet. Ricardo Poppi, coordinador del Gabinete de participación nacional Participa.br, destaca la vocación global del Marco Civil de Brasil: “Es importante estabelecer ese marco global para proteger la libertad en Internet, mientras todavía estemos a tiempo. Principalmente por la cuestión de cambio de paradigma que la rede trae y los políticos y jueces de todo el mundo no entienden”. El activista Marcelo Branco es más concreto y coloca la pelota en el tejado de la próxima reunión de gobernanza global de Internet: “Espero que la Carta Magna de la Internet brasileña pueda inspirar a otros luchadores sociales, en varios países del mundo, para que luchen por leyes semejantes. Espero que la propuesta de una Carta Magna Mundial para Internet, pueda iniciarse durante el congreso NET Mundial, que tendrá lugar en São Paulo entre el 22 y el 24 de abril”.