Parece que el gobierno turco no ha marcado límites para atajar las manifestaciones que desde el pasado sábado ocupan las calles de Ankara y Estambul. Las acusaciones de excesos policiales están llegando ya al primer plano informativo. Amnistía Internacional habla ya de al menos dos muertos este domingo y más de un millar de detenidos. El bloqueo de las redes es otro de los pasos paradigmáticos por el que todo régimen acosado socialmente parece pasar de forma ineludible. En este aspecto, la democracia laica turca en manos de un partido islamista no es excepcional.
El detonante del conflicto ha sido la pretensión del gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan, de ordenar la construcción de un centro comercial en un parque céntrico, uno de los pocos espacios verdes del centro de Estambul. El trasfondo del asunto tiene un calado más profundo y pasa por el giro extremista de un gobierno cuya deriva religiosa y conservadora es cada vez más evidente.
La visión del gabinete de Erdogan respecto a las redes sociales e internet en general no ha dejado de expresarse con intentos de represión. Casos como el del pianista condenado por “denigrar” la religión en Twitter es una muestra de ello. De hecho Turquía es ahora mismo una de las naciones “democráticas” con mayor número de periodistas encarcelados.
Censura y Hactivismo
En una oportuna entrevista este domingo en la televisión turca Haberturk el primer ministro Erdogan criticaba a las redes sociales como “la peor amenaza para la sociedad” y decía que “ahora hay una amenaza que se llama Twitter”. Informaciones todavía por contrastar apuntan a un bloqueo efectivo a las redes de datos para evitar la difusión de contenidos acerca de las manifestaciones. Parece que tampoco han querido desaprovechar la ocasión para atacar varias sedes del Partido Comunista de Turquía, uno de los más críticos con el gobierno. Cuentas de Twitter como @YourAnonNews están difundiendo informaciones acerca de estos ataques e imágenes que manifestantes toman in situ.
Human Rights Watch llevaba meses acusando al gobierno turco de bloqueos constantes a ciertos portales y página web de la mano de la Oficina de Telecomunicaciones turca. OpenNet estimó en 22.536 el número de páginas bloqueadas actualmente por dicha oficina lo largo de 2012.
Las operaciones de grupos de Anonymous y medios de activistas en la red no se han hecho esperar y ya se están ofreciendo conexiones-pasarela (VPN), para poder mantener los servicios de internet y continuar informando en directo desde las manifestaciones. Por otra parte, se ha lanzado la llamada #opTurkey, que pretende acosar desde la red al gobierno turco para que desista en la censura y persecución de periodistas, blogueros e informantes en general. Diversas páginas de estamentos oficiales y del partido en el poder, AKP, han sido atacadas y sus servicios suspendidos de hecho.