La brecha digital española se nota en la política y nos hace más desiguales

La forma en la que nos comunicamos e informamos ha cambiado definitivamente a causa del uso generalizado de internet y este cambio repercute en todas las esferas públicas incluida la política. Nuevas iniciativas democráticas se basan en la participación política a través de plataformas digitales. Pero para ello hay que saber ‘leer’.

El analfabetismo digital y la brecha digital (la diferencia de conocimientos sobre tecnologías de la información entre ciudadanos) suponen un escollo más para lograr una igualdad política y social. Desde que se popularizó el uso de las nuevas tecnologías en 2000, según el CIS, ha habido un crecimiento notable pasando de apenas una quinta parte de la población que había accedido a internet en alguna ocasión, a un 70% de la población adulta que lo hace de manera habitual.

Pero no todo el mundo accede a internet o lo hace de la misma forma. Mientras que algunas personas son capaces de navegar por la red y acceder a aplicaciones y servicios de todo tipo, otras se limitan a algunas tareas básicas como el acceso a información o la comunicación por correo electrónico. “Cuando se trata de convertir estas herramientas en recursos útiles para la acción política, estas diferencias en cuanto a la habilidad para moverse en internet se transforman en un factor de desigualdad política”, afirma Marta Cartijoch, profesora de Ciencia Política en la Universidad de Manchester y autora del estudio La desigualdad digital, ¿una nueva fuente de desigualdad política? realizado para la Fundación Alternativas.

Según el estudio de la Fundación Alternativas, que se basa en datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y que podéis consultar completo abajo, las personas de mayor edad y los que tienen un nivel de estudios más bajo son los grupos que presentan, de forma sistemática, niveles de acceso a las TIC más bajos. “Esto es así de forma generalizada en la mayoría de países desarrollados, no sólo en España. Aunque la brecha digital se ha reducido a lo largo de los últimos años, estos grupos siguen siendo los más desfavorecidos”, explica la autora al eldiario.es.

Existen múltiples factores individuales o contextuales que determinan no solo la existencia de esta brecha sino también su reducción paulatina en los últimos años, como la formación y el propio interés o la presencia de ordenadores en las escuelas y en espacios públicos, la existencia de políticas públicas de promoción y acceso a las TIC, etc.

Del estudio se desprende que a mayor nivel de habilidades digitales, mayor es la proporción de usuarios de internet que declaran haber realizado diversas actividades políticas en internet, como acceder a información de actualidad o firmar una petición.

“Eso no significa que las redes sociales promuevan por sí solas más participación política entre quienes las usan. Sin embargo, es cierto que las redes sociales pueden facilitar ciertas tareas y reducir dificultades: enviar un mensaje a un político a través de Twitter o Facebook es más fácil que enviarle una carta”, ejemplifica Cantijoch. “También hemos observado en investigaciones recientes que nuevos perfiles tradicionalmente menos activos están hoy en día firmando peticiones por internet, intercambiando información o expresando opiniones políticas en redes sociales”.

Este tipo de actividad, según el estudio, ha ganado popularidad en los últimos años (2007-2013) y supone un buen ejemplo de la capacidad del medio para abrir nuevas ventanas de oportunidad para la acción política. Sin embargo, advierte Catinjoch, cabe destacar que un nivel más elevado de habilidades digitales no se corresponde con mayores niveles de participación electoral. “El acceso a más información o discusiones sobre el tema en internet no aporta necesariamente un valor añadido de tal magnitud que transforme la decisión de los electores de ir a votar”.

Para que la ciudadanía asuma un rol activo de participación en red lo básico y lo esencial es que todo el mundo tenga el mismo acceso y las mismas habilidades en el entorno digital. “Si se puede acortar la brecha digital ello sin duda reduciría la desigualdad social, pero -insiste la investigadora- una vez en internet hacen falta habilidades para aprovechar los recursos que el nuevo medio nos ofrece en igualdad de condiciones”.

No es cuestión de género

Según el estudio de Fundación Alternativas, el análisis de los perfiles de aquellas personas que participan en actividades políticas en internet, como la firma de peticiones o contactar con políticos, etc. muestran que no existen diferencias significativas entre hombres y mujeres en España ni en otros países de nuestro entorno.

“Algunas investigaciones han sugerido que los hombres son más proclives a intervenir en discusiones sobre política por internet en foros de opinión o comentando noticias de actualidad en las webs de periódicos. Y en cambio las mujeres serían más activas que los hombres en comentar la actualidad política en formatos menos abiertos y usarían por ejemplo Facebook”, nos dice Marta Cantijoch. “Pero por lo general, estas conclusiones demostrarían una vez más que las personas emplean los medios con los que se sienten más cómodas para llevar a cabo actividades de carácter político que han sido motivadas e inspiradas por otros factores”.

La autora concluye el estudio con una visión optimista de lo que supone esta reducción de la brecha digital en la última década: “Grupos tradicionalmente desfavorecidos –las mujeres, las personas de edad más avanzada y los grupos de estatus socio-económico menos favorecidos- están accediendo gracias a las nuevas tecnologías a nuevos recursos políticos que unas décadas atrás simplemente no estaban disponibles”.