Aplicaciones interactivas que ayudan a corregir la dislexia
¿La tecnología puede ayudar a alumnos con dificultades de aprendizaje? Cuando Luz Rello comenzó a investigar en el desconocido campo de la dislexia se hizo esta misma pregunta. Ahora, después de crear una aplicación móvil y un lector que adapta textos, esta lingüista madrileña ha recibido el premio al mejor investigador joven de Europa. Un galardón que reconoce una larga historia de superación personal repleta de encontronazos con el lenguaje.
La dislexia es una de las más frecuentes Dificultades Especiales en el Aprendizaje (DEA). Para hacernos una idea, un 10% de los niños en edad escolar no poseen la destreza necesaria para aprender a leer y a escribir correctamente. Aunque estas personas tienen las mismas capacidades que el resto de compañeros, se quedan atrás. Y esa es precisamente la forma más habitual de detectar esta dificultad. Pero entonces ya es tarde. “A esas alturas ya resulta muy complicado corregir el problema”, explica Luz.
A pesar de los esfuerzos investigadores, la dislexia es aún una gran desconocida para la ciencia. Luz reconoce que “aunque hay muchas teorías, lo más aceptado es que tiene un origen neurológico”. Mientras hablar y entender son habilidades innatas en el ser humano, no ocurre lo mismo con la lectura y la escritura. “Estas últimas son destrezas que requieren de la conexión entre el sonido (fonema) y la letra (grafema) y que no están suficientemente desarrolladas en las personas con dislexia”, revela esta investigadora.
Una dificultad que Luz ha vivido en su propia piel. “Después de varios años suspendiendo y sentada en una mesa especial para niños fracasados, mi tutora detectó mi dislexia. Entonces, comencé a hacer ejercicios de reeducación en unas clases de apoyo. Me ayudaron mucho, pero eran muy poco motivadores”. Ahora que la tecnología está totalmente incoporada en la sociedad, ¿qué mejor forma de corregir estos problemas que de forma interactiva? Porque, como explica la lingüista, hoy por hoy “aprender en un libro estático es algo anacrónico”.
Con este objetivo nace Dyseggxia, una aplicación para móviles y tabletas que transforma los tediosos ejercicios de reeducación en un juego interactivo. “La idea surgió entre tres amigas. Pensamos: ¿y si integramos esta metodología en un juego?”. Lo novedoso de la aplicación, que incluye 5.000 ejercicios y ya cuenta con más de 8.000 descargas, es la utilización de los fallos cometidos por los niños con dislexia para extraer unos determinados patrones linguísticos. A partir de ellos, “se desarrolla una estrategia de detección de los errores” y entonces pueden comenzar a corregirse.
Pero Diseggxia no ha sido su único éxito profesional. La investigación doctoral que Luz desarrolla en el Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (DTIC) de la Universitad Pompeu Fabra de Barcelona ha dado como resultado otra herramienta que aumenta la eficiencia de lectura en personas disléxicas. Se trata de un lector que adapta los textos, tanto en diseño (tipografía, colores, contraste) como en contenido, para facilitar el trabajo a las personas con este problema. En esta andadura, Luz no ha estado sola. “El feedback ayuda muchísimo”, reconoce la lingüista. “Un montón de familias con hijos que responden al perfil de niños disléxicos se mostraron enseguida dispuestas a enviarnos textos en los que podíamos identificar los errores más frecuentes”.
Entusiasmada con los frutos de su trabajo, Luz está convencida de que “la utilización del formato digital permite llegar a un mayor número de personas”. Y, en el caso de los niños disléxicos, comporta una doble oportunidad: “superar una dificultad y, a la vez, facilitar la integración en una sociedad cuyos jóvenes son ya nativos digitales”.