Científicos de la universidad de Stanford han diseñado un pequeño ordenador completamente funcional a base de gotas de agua. El aparato es un chip del tamaño de un sello de correos y a simple vista, parece una escena del famoso video juego Pac-Man, con las gotas de agua en lugar del muñeco amarillo.
Pero al contrario que en el videojuego, las gotas responden a movimientos perfectamente sincronizados gracias a unos imanes que giran debajo de la mini placa y guían los movimientos de las gotas. Para lograr esto, los investigadores del departamento de bioingeniería de Stanford, rociaron el agua con nanopartículas magnetizadas. Las gotas quedan atrapadas dentro del laberinto de barras de hierro y pueden fluir gracias a un aceite especial.
Según Manu Prakash, profesor adjunto del departamento de Bioingeniería y coautor del estudio sobre este ordenador, la importancia de este aparato reside en la sincronización.
“Como en cualquier ordenador, si no hay sincronización, no funcionará. Hay que imaginar un grupo de soldados al son de una marcha, sin esta marcha, al final alguno se equivocará de pie y finalmente, todo el grupo irá descompasado”, aseguró Prakash.
Gracias a la sincronización a través de los imanes en la placa, las gotas pueden formar el lenguaje usado en la computación, el binario. Según el ingeniero, el ordenador funciona como cualquier otro, pero eso sí, muchísimo más lento y tiene tan sólo un bit de memoria.
Entre las aplicaciones de esta tecnología basada en fluidos, está sobre todo, la posibilidad de manipular elementos químicos como parte del funcionamiento de los ordenadores. Este chip, según Prakash, puede funcionar como un laboratorio químico y biológico, según cómo se trate el agua. Además, se puede reducir el tamaño y hacer que funcione con millones de microgotas de agua.
Los resultados del estudio se han publicado en Nature Physics.
El ingeniero ya dio el campanazo el año pasado al crear el primer microscopio de papel del mundo, que se dobla como si fuera origami. Su equipo lo diseñó para ser utilizado por personal médico en países en vías de desarrollo y cuesta tan sólo un dólar.
El ordenador cuesta bastante más, pero de momento es sólo un prototipo. Prakash y sus estudiantes lo han diseñado para explorar las posibilidades de usar fluidos como base de la computación. El equipo también ha lanzado un desafío a aquéllos que tengan unas mínimas dotes de tecnología; pondrán los planos básicos del chip a disposición de los usuarios para que los que lo deseen, lo construyan y codifiquen con él.
“Queremos que la gente juegue con el diseño, que explore las posibilidades. No es tan complejo una vez que explicamos cómo hacerlo”, aseguró Prakash.