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Qué hacer si pierdes el móvil con el WhatsApp abierto

¿Qué ocurre si pierdo mi móvil, sin bloquear, y con una cuenta de WhatsApp asociada? La posibilidad es real y la solución no es tan sencilla porque la compañía no tiene un protocolo de respuesta rápida que pueda evitar problemas al usuario.

Debes saber que una vez que vinculas un número de teléfono a WhatsApp, la aplicación asocia terminal y número de forma continua, con o sin la tarjeta SIM dentro. En realidad, lo único para que hace falta la tarjeta es para contestar el SMS o la llamada de confirmación en el momento de verificación de la cuenta. A partir de ese momento ya no será necesario tener el número activo para utilizar este sistema de mensajería.

Esto significa, por ejemplo, que podrías dejar de tener el control sobre un teléfono (por robo o pérdida) con la app de WhasApp asociada a tu cuenta, aunque conserves tu tarjeta SIM. Si no está bloqueado ni protegido, quien se haga con el teléfono podría hacerse pasar por ti sin problema, escribir y mandar archivos a tus contactos. En este caso, la solución más sencilla es volver a asociar tu número a otro teléfono lo antes posible. Al intentar lanzar la aplicación en el primer terminal se pedirá realizar de nuevo la prueba de verificación, y quien se lo haya quedado no podrá completarla. Así retomarás el control de tu vida en WhatsApp.

La espera eterna

Sin embargo, puede darse el caso de que no tengas otro teléfono a mano para seguir ese proceso o que no quieras hacerlo. Y, además, en esta situación haber dado de baja la SIM no serviría de nada. Por tanto, lo único que quieres es que tu cuenta de WhatsApp se desconecte, se desloguee del teléfono extraviado.

El procedimiento existe y viene recogido en la página de la compañía, dentro de la sección de preguntas frecuentes. Se llama desactivación de cuenta y, en teoría, tan sólo requiere mandar un email al equipo de soporte indicando el número a dar de baja. Se informa, entonces, de que estará desactivada durante 30 días y después pasará a ser borrada si no es reactivada.

El gran problema es lograr que presten atención a tu problema. Tras enviar el email, que puede hacerse en castellano, pasan varios días hasta que los trabajadores de WhatsApp consideran tu caso. Primero, el servicio automático te enviará un email recordándote que en preguntas frecuentes están ya resueltas multitud de dudas. Varios días más tarde llegará otro email parecido, también de respuesta automática, que además incluye algunas preguntas concretas sobre tu teléfono que son completamente inútiles para problemas como este, pero que te ves obligado a responder para que tu petición no sea ignorada.

Ahora, sí, tras responder ese email, una semana más tarde alguien del servicio de soporte desactivará tu cuenta de usuario. Por fin, tras más de una semana con tu cuenta en manos de cualquiera y, por tanto, también tu vida personal, WhatsApp realiza su labor de tramitar una baja, un proceso mucho más complicado que el de gestionar un alta. Es cierto que había otras formas de suavizar el problema, como bloquear el teléfono con contraseña o registrarse en otro dispositivo para forzar el cierre de sesión del original, pero eso no exime a la empresa de ofrecer un servicio de respuesta rápida ante un problema de privacidad como este.