Ecuador y su primer satélite artificial
Con aplausos, júbilo y con la presencia del presidente Rafael Correa, Ecuador colocó en la estratósfera el primer satélite artificial de su historia el pasado 28 de abril. El NEE-01 Pegaso, catalogado como un nanosatélite, es una caja de apenas 10 centímetros por lado y de menos de 3 kilos de peso, que despegó del Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiquan en China. El dispositivo está considerado dentro de la categoría CubeSat, un modelo orientado a proyectos educativos con satélites pequeños de costo accesible.
La misión principal del Pegaso es probar tecnologías básicas en el rubro que permitan sentar en Ecuador las bases para satélites de mayor potencia, así como colaborar en proyectos estudiantiles y motivar a dicho sector en participar en ideas relacionadas con alta tecnología. El programa de acciones del nanosatélite incluye que estudiantes participen de forma activa en la decodificación de las señales enviadas a tierra por el aparato y tener en la red una cámara pública con streaming permanente desde la órbita terrestre.
Para la construcción del satélite, el gobierno de Ecuador aportó 700 mil dólares y hubo financiamiento privado por otros 80 mil. El suceso fue conducido por la Agencia Espacial Civil Ecuatoriana (autodenominada EXA), quienes construyeron el aparato y aportaron ciertas mejoras al modelo Cubesat como el poder transmitir video en tiempo real desde el espacio y ser “el primero de su clase en poseer un escudo de múltiples capas de polímeros y aleaciones que lo protegen de la radiación y es capaz de soportar el pulso electromagnético de una llamarada solar”, como se anunció en una nota de prensa. El esfuerzo es comandado por Ronnie Nader, considerado como el primer astronauta ecuatoriano y quien dirige el proyecto desde 2011, tras un largo proceso de diseño, construcción y pruebas en los materiales
Medios ecuatorianos reseñaron el hecho como “el inicio de la carrera espacial ecuatoriana” y destacaron el logro de haber sido diseñado y ensamblado completamente por ingenio ecuatoriano, contrario a la tendencia generalizada del sector que contrata a empresas dedicadas al diseño y construcción de satélites. Aunque como señala el blogger Andrés Robalino, en el país en que el software libre recibió un apoyo cuasi estatal, no se mencionó que el modelo bajo el que se construyó el Pegaso es el de un nanosatélite tipo CubeSat, del que existe una amplia documentación abierta hecha por sus creadores de la California Polythenic State University.
Finalmente el pasado 28 de abril, el Pegaso fue puesto en órbita, con medios de comunicación reunidos y una cadena nacional televisiva transmitiendo las primeras imágenes que el nanosatélite emitió. Durante una semana, el satélite envió imágenes desde el espacio mientras buscaba estabilizarse.
Sin embargo, algunos días después el Pegaso recibió una colisión por parte de un pedazo de cohete ruso denominado Tsyklon03. El informe oficial determinó que ocurrió una “colisión lateral con el objeto conocido como SCC-15890 el cual es la última etapa de un cohete Tsyklon-3 lanzado en Julio de 1985 y el cual viaja envuelto en una nube de partículas con las cuales PEGASO colisionó hoy a las 00h38m17s”.
Dicha colisión extraordinariamente no destruyó al satélite, pero sí provocó que quedara girando sin control orbitando en sus propios ejes. EXA informó el 28 de mayo que intentará reestablecer el control del aparato desde su centro de operaciones mediante maniobras de rescate hasta el próximo 28 de agosto, de no lograrlo, el primer satélite ecuatoriano tendrá que ser inhabilitado. Se tiene en proyecto un próximo satélite, el NEE-02 Krysaor. Aunque como ha comentado el comandante de la misión, en un tuit, no es deseable que se desista en la recuperación del Pegaso, ya que si se logra, sería inédito para un CubeSat.
Como todo proyecto de alcance nacional, hay posturas encontradas opinando al respecto. Lo cierto es que para cualquier país contar con un satélite artificial le brinda autonomía tecnológica que va desde la supervisión y prevención meteorológica hasta ser un spinoff que detone nuevas empresas que usen los servicios satelitales y aporte una mayor conectividad al conectar puntos geográficamente distantes. Pese a su accidentado inicio, Ecuador seguirá empeñado en contar con un satélite en la órbita terrestre, algo que en Latinoamérica es un esfuerzo distante a los países de mayor desarrollo y que es liderado por países como Brasil, México Argentina y Venezuela.