Halt and Catch Fire, una serie sobre el nacimiento de la industria de los ordenadores
“Halt and Catch Fire” (HCF) es sinónimo de caos y autodestrucción: es el nombre de una vieja instrucción para detener y, en ocasiones, incluso incendiar el microprocesador. Este concepto también da título a una serie televisiva ambientada en 1983, justo en el nacimiento de la industria de los ordenadores personales, un poco inspirada en COMPAQ. El resultado es una serie dramática, oscura por momentos, con ligeros altibajos, pero deliciosa para los amantes de la computación.
Cuenta con tres capítulos, los primeros dos y el último de la temporada, dirigidos por Juan José Campanella. Este director de cine argentino, que ganó un Oscar por “El Secreto de sus Ojos”, también ha dirigido capítulos de otras series en Estados Unidos, como House, 30 Rock o Law & Order.
¿Vale la pena ver Halt and Catch Fire? Hay varias buenas razones.
El trío protagonista
Cameron (Mackenzie Davis), Gordon (Scoot McNairy) y Joe (Lee Pace), hackers del software, el hardware y la comunicación, respectivamente, son el motor de la serie. Ellos son un David tricéfalo que lucha contra la hegemonía del Goliat corporativo que es IBM. Los tres representan fuerzas complementarias, son todo un dream team tecnológico.
De fondo tenemos un conflicto constante entre la creatividad de Cameron en el software y la ortodoxia de Gordon en el hardware, ambos conectados por la ambición de MacMillan, el comunicador y visionario; en sus propias palabras: “Las computadoras no son el punto. Son lo que nos lleva al punto.”
Ellos encarnan los arquetipos que construyeron nuestra era digital, tal como Jobs y Wozniak en Apple, Gates y Allen en Microsoft, a su manera Stallman y Torvalds para el software libre, y Brin y Page para Google: brillantes dúos de inteligencias opuestas y complementarias.
La papel de la mujer en la tecnología
En el animé es común encontrar mujeres con roles tecnológicos protagónicos, como en las clásicas “Ghost in the Shell” y “Serial Experiments Lain”. (En esta última, la protagonista es una hacker solitaria que domina la red de forma obsesiva.) Halt and Catch Fire hace lo propio colocando dos mujeres excepcionales, por su caracter técnico y personal, al frente de la serie:
1. Cameron, la joven que parece recién salida de una novela cyberpunk, representa el lado creativo-hacker del guión. Su inteligencia es notable, pero su idealismo de siempre ir más allá de la tecnología la hace genial. Lo mismo escribe un sistema operativo desde cero que concibe una sociedad conectada a través de internet. Ella evoluciona ser una chica punk-caótica a líder creativa de un equipo de vanguardia: “Las computadoras pueden ser algo más. Deberían serlo.”
2. Donna, la esposa de Gordon, no es menos genial que Cameron. Si bien comienza con un rol tradicional, resurge poderosa y libre como una hacker respetada, salvando el día en ocasiones cruciales, como en la magistral operación de ingeniería inversa que ejecutó en un disco duro, lo que le significó experimentar un ave fénix personal.
Ada Lovelace, del S. XIX, la primera mujer programadora, y Grace Hopper, del S. XX, pionera de la computación moderna, son tema de conversación en los diálogos de los personajes. Cameron y Donna están ahí para rendirles tributo y, más allá de cualquier género, para servirnos de inspiración.
Exposición de la innovación feroz
El mantra eterno de las startups de Silicon Valley es “vamos cambiar el mundo” (y si con un app, mucho mejor). HCF muestra con crudeza las consecuencias de esa filosofía como una cacería infernal por crear productos más rápidos, más bellos, más innovadores, una y otra vez, en honor a la obsolescencia programada.
El personaje de Joe MacMillan retrata al emprendedor adiestrado en Silicon Valley: artista de las relaciones públicas, graduado en la “venta de humo”, uno de esos que comunican triunfos por fracasos. El mundo hostil de MacMillan también es nuestro mundo.
Degustación de referencias históricas
En HCF encontramos referencias a frases de Steve Jobs (“I want to put a ding in the universe”, de su célebre discurso en Stanford), así como a la creciente cultura hacker de los años 80 y a los emprendedores de tecnología alrededor de Silicon Valley. También señala aspectos corporativistas del viejo IBM, con singulares referencias a la cultura disruptiva de XEROX y Apple. Asimismo, plantea analogías como la que hay entre COMPAQ y la ficticia Cardiff Electric: ambas de Texas, ambas haciendo ingeniería inversa para sobrevivir bajo un nuevo orden tecnológico.
Es divertido encontrar en los personajes las mismas bromas que hoy ocupan las diferentes sectas tecnológicas, como el típico desprecio hacia MS-DOS, el viejo sistema operativo de Microsoft. HFC retrata con naturalidad la fascinación que ejercían los sistemas de computación interactiva en sus usuarios, como en ADVENT, un clásico de los videojuegos de solo texto.
La serie se vale de múltiples detalles escenográficos, frases, modos, pocas veces vistos en una serie de televisión para contar la historia de la industria de la computación, que todo amante de la tecnología sabrá disfrutar, quizás con algo de nostalgia.
“Somos el futuro: nada asusta más que eso”
Halt and Catch Fire hace honor a su nombre. A pesar de los clichés y cierta arritmia narrativa, es vigente en su retrato de las personas que diseñaron desde cero cómo debe ser una computadora personal: accesible, útil, extensible y empoderante al mismo tiempo.
Una segunda temporada de HCF viene en camino recién aprobada por la productora AMC (la misma de 'Breaking Bad'). Pasa igual que con la tecnología: muchos ya queremos probar la siguiente versión de la serie.