La transparencia de las instituciones del Estado ha entrado a debate en el parlamento y en la sociedad. Mientras las discusiones se centran en determinar qué rúbricas deben quedar detalladas y cuáles no, es decir, en la cantidad de la información, se olvidan que para que el ejercicio sea de una claridad total no basta con disponer de los datos, también deben estar accesibles.
Es lo que Gonzalo Cortizo, jefe de política de eldiario, califica de “apariencia de transparencia”, un hecho que se da actualmente en espacios como la web del Congreso de los Diputados en la que “está la información, pero no está accesible”. Documentos en formato .PDF que apenas sirven para leer, exportaciones de datos en .XML que requieren más trabajo y organización para su uso y visualizaciones muy simples de las votaciones, son algunos ejemplos lo que no es práctico ni útil. Lo mejor para uso periodístico, el streaming de vídeo de las sesiones.
Al menos, desde la publicación de las declaraciones de renta y bienes de los diputados, los informadores, como cualquier ciudadano, han podido hacer un uso más intenso de la web del Congreso, pero el aumento de contenido no ha cambiado las limitaciones de forma. “No hay una manera de que nosotros como periodistas podamos interactuar”, protesta Cortizo, “hay una información que es cierto que antes no la había, pero se hace del todo insuficiente.” Sin ir más lejos, fue una investigación de eldiario la que dio a conocer las cuentas y gastos de la propia cámara parlamentaria.
El Proyecto Colibrí desenreda los datos
El Proyecto Colibrí desenreda los datosAnte la pasividad institucional ha surgido una iniciativa popular, hacktivista y con pocos recursos llamada Proyecto Colibrí que se propone organizar e interrelacionar toda la información oficial para que sea más fácil de utilizar.
El objetivo del proyecto, definido por Pablo Martín, uno de sus creadores, es “proporcionar un ecosistema de consultas a periodistas y programadores para que puedan saber qué actividad parlamentaria se está llevando a cabo en el congreso de los diputados”. La iniciativa se enmarca dentro de las actividades del grupo ciudadano llamado OpenKratio que insta a las instituciones a trabajar con datos abiertos y software libre o formar gobierno abierto.
Se basa en la filosofía del dato reutilizable, es decir, que la información ofrecida esté dispuesta en un formato y un estilo que permita a otra persona utilizarla directamente, sin un proceso de adaptación o reescritura intermedio. Por eso OpenKratio critica que las administraciones públicas nacionales abusen de la hoja de cálculo y del formato .PDF, como el mismo BOE: “Si trabajamos en mundos digitales, hagamos fácil a la gente utilizar esa información”, sentencia Martín. Para que funcione es necesario que además se utilicen formatos sin patentes y sin royalties de modo que cualquier ciudadano pueda acceder sin tener que pagar una licencia.
Cómo funciona la herramienta
Cómo funciona la herramienta
El Proyecto Colibrí se centra exclusivamente en la web del Congreso de los diputados pero su tecnología es libre y está abierta a que cualquier otro colectivo la utilice para replicar su función en otra institución.
Ofrece una API, basada en servicios REST, es decir, una herramienta intermedia que sirve toda la información de forma estructurada. “Nosotros te damos la herramienta y tú te encargas de pensar cuál es la aplicación que quieres construir”, como pueden ser aplicaciones para móviles, visualizaciones web interactivas, informes o tablas ordenadas.
Es un trabajo de desglose y de agrupación porque oficialmente no se tienen en cuenta los partidos si no que la información se ofrece por grupos parlamentarios. “En la página del congreso los datos no está interrelacionados. En el .XML ves el nombre del diputado y si ha votado sí o no, pero no ves su partido o su correo electrónico”, lamenta Martín. “Lo que hacemos nosotros es que puedas unir lo que ha votado ese diputado con su cuenta de Twitter, su contacto y toda la información sobre él que haya en la web, que la hemos extraído haciendo scrapping”.
Para abreviar la tarea tienen un programa que se conecta diariamente a la base de datos del Congreso y comprueba qué ha cambiado. Por ejemplo, comprueba si hay cambios entre los diputados, ya que en lo que va de legislatura ya se han dado de baja 32, añade su compañero Diego Pascual.
Alianzas para sacarle provecho
Alianzas para sacarle provecho“Necesitas saber programar para poder utilizar esto”, explica Pascual, porque el resultado aparece en formato JSON. Es un formato de código bastante simple y con tan solo meter los parámetros deseados, como el nombre del diputado o el grupo parlamentario, devuelve una línea con el resultado listo para ser utilizado. “Si quisieres ver cuántas veces ha votado ‘no’ Mariano Rajoy a una ley propuesta por el PP tendrías que ir archivo por archivo leyendo los datos. Nosotros te ofrecemos que puedas hacer una consulta y te salgan ya esas votaciones”, pone como ejemplo.
Además de las posibles aplicaciones que puedan hacer terceros del Proyecto Colibrí, sus creadores apuestan por los hacks&hackers, en la unión de un periodista y un programador o, como simplifica Martín, “uno que programa y otro que sabe en lo que se debe centrar el que programa”. Para ellos es un ejemplo del nuevo periodismo de investigación basado en los datos, por eso “se necesitan programadores anexados a los equipos para llegar más lejos”.
A este proyecto aun le queda mucho camino. El siguiente paso es construir una aplicación web que sirva de ejemplo de qué es lo que se puede hacer utilizando esa API, que no una herramienta final para la visualización de resultados. Pero saben que su futuro está en el trabajo colectivo con personas que estén dispuestas a escribir código ético.
Una iniciativa ciudadana y de bajo coste para aplicar transparencia a las costosas y complicadas herramientas oficiales capaz de superar esas barreras que se esconden tras la legislación.