Open Wireless Movement: por un wifi global abierto

El proyecto Open Wireless Movement se ha propuesto como misión cambiar la mentalidad imperante hoy en día. Es decir, del concepto de redes cerradas a un mundo en el que las redes abiertas sean la opción por defecto. Cada persona en su casa, cada empresa desde sus oficinas, puede aportar su granito de arena a crear un entorno en el que siempre haya una conexión wifi a la que agarrarse.

La idea es que en cualquier entorno urbano, donde existen miles y hasta millones de redes wifi, llegue a haber un tejido de conexiones que permita a cualquier usuario que camine por la calle disfrutar de este ancho de banda compartido. Smartphones, tabletas y otros dispositivos que están por venir, como los smartwatch, podrían servirse de un entorno así. El Open Wireless Movement está trabajando con ingenieros voluntarios para construir tecnologías que permitan a los usuarios abrir sus redes sin correr riesgos de seguridad ni perder ancho de banda.

El proyecto cuenta con el apoyo de organizaciones de relieve en el mundo online, como la EFF –una de las principales impulsoras– o la Fundación Mozilla, así como con el de otras asociaciones que abogan por la apertura de las redes inalámbricas y el desarrollo libre. Dentro del movimiento no sólo hay ingenieros sino abogados y otros perfiles profesionales que contribuyen a facilitar la implantación del wifi abierto. Desde los ámbitos legal y social están presionando para cambiar la conciencia que tienen las empresas y las personas sobre internet.

El Open Wireless Movement sostiene que compartir la red se puede hacer salvaguardando la seguridad y la privacidad y preservando el ancho de banda. No obstante, aparte de los consejos y los estándares que el grupo difunde, considera que todos aquellos que tengan sus redes abiertas pertenecen al movimiento por este simple hecho, aunque a ellos no se les haya pasado por la cabeza.

Por qué una ciudad con las redes abiertas

Una conexión wifi es más eficiente que el 3G e incluso que el 4G, pues los datos sólo tienen que viajar desde y hasta el router, en lugar de alcanzar una antena que con toda seguridad se encuentra más lejos. Además, así no sería necesario pagar por un plan 4G a un smartphone para disponer de una conexión rápida. Pero sobre todo puede ser útil para los dispositivos que sólo cuentan con conectividad wifi, como algunos modelos de tabletas, que ganarán capacidad de acceso fuera de casa o de la oficina.

Más evidentes si cabe son los beneficios cuando el usuario es un turista extranjero, pues ya no se vería obligado a perseguir el wifi de cafeterías, hoteles y otros establecimientos para chatear por WhatsApp o consultar su correo electrónico, ni tendría que preguntar contraseñas a cada instante. Y hablando de negocios locales, para un bar, una tienda o una librería abrir las redes contribuye a atraer una comunidad de posibles clientes, pues se ofrece un servicio añadido que sirve para promocionar a la empresa que lo proporciona.

También existen ayuntamientos y entidades públicas que ofrecen wifi abierto, y no hay que irse a Estados Unidos para encontrar ejemplos. En la localidad catalana de Avinyonet del Penedès, en la provincia de Barcelona, se han apuntado a guifi.net, un movimiento surgido en España que comparte la misma filosofía que el Open Wireless Movement. En esta población que no supera los 2.000 habitantes, mucha gente no tiene acceso a banda ancha y el ayuntamiento se ha propuesto poner al servicio de los ciudadanos esta tecnología en los espacios públicos.

Es una forma de romper la brecha digital, especialmente en poblaciones rurales donde el acceso a internet no siempre está al alcance. El Open Wireless Movement también trabaja con los proveedores de acceso, a quienes insta a impulsar las redes abiertas.

Como contrapartida, el movimiento pide a los que se conecten a estas redes abiertas tener cierta consideración. Teniendo en cuenta que se trata de una conexión compartida, ver un vídeo largo en alta definición, por ejemplo, no es lo mejor que se puede hacer para contribuir a que el ancho de banda esté disponible para otros. También advierten en contra de acciones que puedan ser ilegales o atraigan la atención de las autoridades sobre esa IP, como descargar contenido protegido por derechos de autor, hackear o publicar contenido ilegal.

Una opción segura

El especialista en seguridad Bruce Schneier ha comparado tener abierta la red wifi con ofrecer las necesidades fundamentales. “Para mí es una cuestión de educación básica. Proporcionar acceso a internet a terceros es algo así como proporcionar calor y electricidad o una taza de té caliente”.

Compartir una red wifi se puede hacer de forma totalmente segura y anónima, según destaca el Open Wireless Movement, al menos con tantas garantías como puede proporcionar hoy en día en internet, pues aun con la red protegida no se puede tener el cien por cien de seguridad. En todo caso, el grupo señala que los routers cuentan con la opción de dividir la red en dos partes, dejando una para huéspedes y otra para el dueño de la conexión, preservando un espacio privado y un ancho de banda estable.

La mayoría de los routers disponen de esta opción. Para los que no la tienen se puede usar otro router, configurarlo de manera que ofrezca red abierta y conectar al principal mediante un cable ethernet. También existe firmware de código abierto (como OpenWRT) que hace posible la partición en un router que no esté adaptado para dividir su conexión. El proyecto anima igualmente a utilizar tecnologías de seguridad como la extensión HTTPS Everywhere, que protege el tráfico entre el usuario y el servicio web, o una red VPN.

Imagen: mag3737