Dos directivos del Banco Central Europeo han advertido este miércoles que el Bitcoin “se encamina hacia la irrelevancia” y que “lo más probable” es que el artefacto digital esté “en su último suspiro” antes de caer en ella. Así lo han explicado en un artículo de opinión publicado en el blog de la institución, en el que exponen que los primeros síntomas aparecieron antes de la última crisis del sector, que se ha llevado por delante al joven que poseía la mayor criptofortuna del mundo y a su plataforma, que a su vez ha arrastrado con ella a otras más pequeñas. “Ya era previsible antes de que FTX quebrara y enviara el precio del Bitcoin muy por debajo de los 16.000 dólares”, afirman, recordando que hace un año se vendía a 69.000 dólares.
Los autores (Ulrich Bindseil, director general de la división de Pagos e Infraestructuras de Mercado del BCE, y Jürgen Schaaf, asesor de la alta dirección en la misma área) defienden que las deficiencias tecnológicas y de diseño del Bitcoin como medio de pago y también como inversión más allá de la especulación parecen abocar a este artefacto digital a perder el papel central en el sector de las criptomonedas.
En su opinión, a pesar de que fue creado para superar el sistema monetario y financiero existente, comercializándose como una moneda digital descentralizada global, “el diseño conceptual y las deficiencias tecnológicas de Bitcoin lo hacen cuestionable como medio de pago”, ya que las transacciones reales son “engorrosas, lentas y costosas”, por lo que nunca se ha utilizado de manera significativa para transacciones legales del mundo real.
No es adecuado con inversión
Los directivos del BCE advierten de que el Bitcoin tampoco es adecuado como inversión, ya que no genera flujo de caja ni dividendos y no puede utilizarse productivamente ni proporciona beneficios sociales, por lo que su valoración de mercado se apoya únicamente en la especulación.
En este sentido, recuerdan que las burbujas especulativas se basan en el flujo de dinero nuevo, subrayando que los grandes inversores de Bitcoin “tienen los incentivos más fuertes para mantener la euforia”. “Los grandes inversores también financian a los grupos de presión que impulsan su caso con los legisladores y reguladores. Solo en Estados Unidos, el número de grupos de presión de criptomonedas casi se ha triplicado, pasando de 115 en 2018 a 320 en 2021. Sus nombres a veces se leen como un quién es quién de los reguladores estadounidenses”, detallan.
De hecho, señalan el efecto de caja de resonancia por el que los legisladores a veces han facilitado la afluencia de fondos a las criptomonedas. Los directivos afean que algunos políticos hayan apoyado los supuestos méritos del Bitcoin y propuesto regulaciones que dan la impresión de que los criptoactivos son solo otra clase de activos, a pesar de que los riesgos de estos “son indiscutibles” entre los reguladores.
La regulación actual de las criptomonedas está parcialmente moldeada por conceptos erróneos
“La regulación actual de las criptomonedas está parcialmente moldeada por conceptos erróneos”, afirman, al tiempo señalan que persiste la creencia de que hay que dar espacio a la innovación a toda costa, a pesar de que, hasta ahora, la tecnología DLT/Blockchain sobre la que se apoya Bitcoin “ha creado un valor limitado para la sociedad, sin importar cuán grandes sean las expectativas para el futuro”.
A este respecto, advierten también de que la supuesta sanción regulatoria de las criptomonedas ha tentado a la industria financiera convencional para facilitar a los clientes el acceso al Bitcoin, señalando que “la entrada de las instituciones financieras sugiere a los pequeños inversores que las inversiones en Bitcoin son sólidas”.
Contaminante
Por otro lado, los autores apuntan que la tecnología que sustenta el Bitcoin es un contaminador sin precedentes por su elevado consumo de energía, ya que se calcula que la minería de Bitcoin consume tanta electricidad al año como Austria, mientras que también produce montañas de desechos de hardware. “Todo el sistema Bitcoin genera tantos desechos electrónicos como los Países Bajos”, critican, recordando que tal ineficiencia del sistema no es un defecto, sino una característica.
Todo el sistema Bitcoin genera tantos desechos electrónicos como los Países Bajos
De este modo, los funcionarios del BCE consideran que, dado que Bitcoin no parece ser adecuado como sistema de pago ni como forma de inversión, no debe tratarse como tal en términos normativos y, por lo tanto, no debe legitimarse.
Del mismo modo, advierten de que la industria financiera debe tener cuidado con el daño a largo plazo de promover las inversiones de Bitcoin, a pesar de las ganancias a corto plazo que podrían obtener, ya que el impacto negativo en las relaciones con los clientes y el daño reputacional para todo el sector podría ser enorme una vez que los inversores de Bitcoin hayan sufrido más pérdidas.