Elon Musk cierra la pinza sobre los medios de comunicación con una barra libre de ataques y suplantaciones
“Los medios tradicionales literalmente mintieron de forma implacable”. “Los medios tradicionales están muriendo rápidamente”. “El crecimiento de la propaganda en los medios tradicionales se puede rastrear fácilmente contando la frecuencia de las palabras”. “La realidad de estas elecciones estaba a la vista en 𝕏, mientras que la mayoría de los medios tradicionales mentían sin cesar”. “La maquinaria propagandística de los medios tradicionales ha impulsado bulos sin descanso”. “Los medios tradicionales continuarán su declive”.
A fecha de cierre de esta información y contando desde que Donald Trump se proclamó vencedor de las elecciones de EEUU, Elon Musk ha publicado un total de 41 posts en X sobre los medios de comunicación. Son ataques como los citados, a veces varios al día, en los que el magnate repite constantemente una idea fuerza: “Vosotros sois los medios ahora”.
Una vez colocado a su candidato en la Casa Blanca, Musk ha girado el timón en su red social para desatar un señalamiento constante contra la prensa a la que llama “tradicional”. La alternativa es su propia empresa. “Ahora vosotros sois los medios de comunicación. 𝕏 lo que sabes. 𝕏 lo que oyes. 𝕏 lo que ves”, publicaba este sábado, usando X como verbo. “¡Enviad enlaces de X.com a vuestros amigos para que sepan lo que está pasando!”, pide insistentemente.
La estrategia no se circunscribe solo a Estados Unidos. Se trata de una acción global. “Los medios noruegos mintieron al pueblo. Deberían registrarse en X para conocer la verdad”; “Esto está pasando debido a que demasiada gente en Alemania cree en los medios tradicionales. Deberían utilizar esta plataforma”; “Quieren que los medios tradicionales sigan engañando al pueblo de Australia, al igual que fueron engañados sobre Donald Trump”.
Todos los ejemplos citados son de las últimas tres semanas, desde que Trump es oficialmente el presidente electo. Sin embargo, el plan de Musk contra la prensa comenzó meses después de que se hiciera con el control de Twitter por 44.000 millones de dólares.
Además de las críticas y de la promoción de X como fuente fiable de información, el magnate llevo a cabo cambios concretos para perjudicar la visibilidad de los medios. Primero introdujo cambios en la tarjeta de presentación de noticias que dificultan la lectura del titular y de la cabecera de la que proviene. También etiquetó a medios públicos como RTVE como “financiados por el Gobierno”, una marca que tuvo que retirar días después.
Una epidemia de suplantaciones a medios que no cesa
El período de Musk al frente de Twitter/X también ha estado marcado por las campañas que suplantan a medios de comunicación para difundir estafas. El magnate ha permitido que bots y cuentas falsas paguen por aumentar la visibilidad de enlaces trampa. Estos fingen ser cabeceras contrastadas y copian sus páginas web con el objetivo de engañar a los usuarios para guiarlos hacia inversiones en criptomonedas o enlaces maliciosos.
Estas publicaciones promocionadas por X utilizan además la imagen de personajes reconocidos, como actores, presentadores de televisión o cantantes para que sirvan de gancho para el fraude. elDiario.es informó de la situación el 8 de noviembre de 2023, citando entre los principales afectados a David Broncano o Antonio Resines. Ambos denunciaron lo que estaba ocurriendo en un programa de La Resistencia.
Más de un año después, la campaña de usurpaciones de identidad sigue activa. El propio Broncano continúa siendo una de las figuras a las que más recurren los ciberdelincuentes. En las últimas semanas, a él se ha sumado el cantante Melendi, con publicaciones falsificadas que informan de su supuesta detención. Las publicaciones promocionadas provienen de cuentas con la marca de “usuario verificado”, una función de pago introducida por Musk.
Como explica el abogado especialista en el entorno digital Borja Adsuara, la UE se ha dotado de herramientas para sancionar a las plataformas por este tipo de prácticas. “Los contenidos ilegales y la manipulación de la información en general forman parte del procedimiento que hemos abierto contra X en virtud de la Ley de Servicios Digitales”, confirman a este medio fuentes de la Comisión Europea.
El Ejecutivo comunitario inició una investigación oficial contra la plataforma de Musk en verano. Esta puede saldarse con una multa de hasta el 6% de la facturación global de la compañía. El empresario no ha hecho público cuánto dinero ingresa X desde que él está al mando, pero se presupone mucho menos de los 5.000 millones que notificó en las últimas cuentas que presentó Twitter como empresa cotizada, debido a la fuga de anunciantes.
Mientras, Adsuara recomienda a los medios y a las personas afectadas que lleven estos hechos a los tribunales. “A lo mejor nos estamos obsesionando con el canal administrativo, cuando esto es una estafa y se puede llevar por la vía penal. Están suplantando a empresas y utilizando la imagen de personas sin su permiso”, recuerda. Por el momento, Antonio Resines es el único que ha anunciado acciones penales.
El jurista recalca además que si Musk se niega a colaborar con la justicia podría llegar a enfrentarse a una acción similar a la que se estableció contra Pavél Dúrov. El empresario de origen ruso fue detenido en Francia por hacer oídos sordos a las solicitudes de información de los tribunales galos sobre Telegram, la app que fundó y dirige.
Su propio altavoz global
Los ataques de Musk a los medios de comunicación y la campaña de suplantaciones en su plataforma coinciden con una maniobra para promover su propio discurso en la agenda pública. Un estudio publicado por la Universidad de Queensland ha apuntado que el dueño de X introdujo un sesgo algorítmico en la plataforma destinado a aumentar la visibilidad de sus publicaciones.
Esto se tradujo en un aumento del 138% en sus publicaciones y un 238% en la de sus retuits. “Las publicaciones de Musk recibieron un marcado aumento en visibilidad, amplificación e interacción del usuario que superó las tendencias generales de participación observadas en toda la plataforma”, refieren los investigadores.
“Todo esto ha certificado la idea de que la compra de Twitter tenía como objetivo adquirir una herramienta de comunicación. No estaba buscando un modelo de negocio de red social tal y como lo conocemos, basado en datos personales. Compró Twitter como quien compra un periódico para manejar su línea editorial”, expone Marta G. Franco, periodista y autora de Las redes son nuestras (Editorial Consonni).
Musk se gastó 44.000 millones de dólares en Twitter, una red social. Sin embargo, en las últimas semanas ha cambiado la categorización de la compañía para que sea clasificada por los teléfonos Android e iOS como una “plataforma de noticias”. El empresario presume habitualmente de que X es la aplicación más descargada en esta categoría, en la que no compite con Instagram, TikTok o Bluesky, sino con las apps The New York Times, The Washington Post o The Economist.
Con su “plataforma de noticias”, Musk pudo distribuir “declaraciones engañosas” sobre las elecciones de EEUU que fueron vistas 1.200 millones de veces en X, según otro informe del Centro para Contrarrestar el Odio Digital. También ha abierto frentes políticos contra Brasil o el Reino Unido, mientras adulaba a la India y su presidente, donde está negociando la instalación de una factoría de Tesla.
“A partir de ahora lo utilizará para cualquier otra cosa que les venga bien dentro de la acción de gobierno, como impulsar las agendas que sean más afines a sus acciones”, avisa Franco: “Claramente, han demostrado que no tienen ningún tipo de escrúpulo en poner la herramienta al servicio de lo que quieran contar”.
Sobre si la posible marcha de un grupo amplio de usuarios a otras plataformas como Bluesky podría afectar al peso de X en la esfera pública, la experta se muestra escéptica. “Quizá pueda perder algo de influencia, porque quede X como un sitio de nicho solamente para la gente muy convencida. Pero acaban de ganar unas elecciones. Eso es mucha gente muy convencida, pueden hacer mucho ruido”, concluye.
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