La esencia de Twitter morirá por sobredosis de caracteres
Una vez más, Twitter lo anunció pero no lo implementó. Al menos, no para el común de sus usuarios. Es la estrategia de comunicación que en los últimos tiempos viene practicando la empresa de Jack Dorsey: tirar la piedra, esconder la mano y enseñarla manchada de barro varios meses después, cuando la tormenta mediática haya pasado. Con el anuncio del martes pasará igual.
“¡Estamos probando algo nuevo con un pequeño grupo e incrementando el límite de caracteres hasta los 280!”, dijo la red social. Lejos queda ya el 2006, cuando la compañía fue fundada bajo la máxima del bird tweet (algo así como el “pío-pío” de un pájaro). “Lo definimos como una corta ráfaga de información trascendente”, dijo entonces Dorsey.
Después vinieron los cambios: el timeline no cronológico, descontar los elementos multimedia, el adiós al punto delante de las menciones, el autoretuit, etcétera. El año siguiente de aquello, “la red social de los 140 caracteres” ya no lo será nunca más. Y es que el pajarillo azul tiene ahora una jaula más grande pero con las mismas goteras de siempre.
Esas goteras son económicas (en abril anunciaba que sus beneficios habían caído 8% y acumula pérdidas que superan los 178 millones de dólares), publicitarias (un descenso del 11%), técnicas (la red social se cae con bastante frecuencia, más de lo que le gustaría a Dorsey) y estructurales. Este último punto es controvertido porque, si bien la empresa ha crecido en número de usuarios activos (un 6% desde el último año) y suma un total de 328 millones de cuentas activas, en EEUU esta cifra retrocede a pasos agigantados.
Recuperando 2011
Dice el refranero español que “cuando el río suena, agua lleva” y eso es precisamente lo que ha ocurrido: el murmullo del aumento del límite de caracteres lleva resonando años por los pasillos de Twitter y en enero del 2016, Dorsey incluso especuló con subir este límite hasta los 10.000 caracteres. Unos planes a corto plazo que se han materializado ahora.
Solo el tiempo dirá si este cambio obedece a una decisión económica, aunque Twitter la defienda con cifras. La compañía ha resaltado que los resultados de un estudio revelaron que solo un 0,4% de los tuits escritos en japonés gastaban los 140 caracteres, mientras que los escritos en inglés suponían un 9%. “Nuestras investigaciones nos demuestran que el límite de caracteres es la principal causa de frustración para aquellos que tuitean en inglés”, explican.
La prensa especializada mundial no parece muy convencida. The Guardian titula que “la brevedad es el alma de Twitter. No necesitamos 280 caracteres para decirlo”. Wired cree “Internet no necesita ni quiere tuits más largos”. Y en The Verge ironizan sobre si el nuevo límite conseguirá evitar una guerra nuclear (Twitter es la red social favorita de Donald Trump), una línea que también sigue The Register, en Reino Unido, pero al revés: “Trump ahora puede ordenar el Armagedón nuclear en la mitad de tiempo”.
En España, Esteban Mucientes, experto en redes sociales y cofundador de SomosCuchillo, explica a eldiario.es que “ha pesado mucho el hecho de que cada vez más, la gente utiliza los hilos. Si en vez de hacer hilos de 200 tuits los puedes hacer de 100, es mucho mejor”. Pone de ejemplo a Manuel Bartual, que se convirtió en la sensación de la red social este verano: “De todas formas, a él ni siquiera le hacían falta más de 140 caracteres, estaba todo muy bien hilado. Pero bueno, puede ser una solución, sobre todo para contar historias”.
Mucientes cree que, de esta forma, Twitter recupera “esa esencia del 2011, ese espacio público de debate que era y que, a pesar del ruido, los insultos y la basura, ahora permita debatir un poco más a la gente y elaborar más sus tuits”. El experto en social media, que se muestra “neutral” ante el nuevo límite de caracteres, considera que “el alma de Twitter son sus usuarios”.
Los usuarios no han tardado en mostrar su decepción por los cambios, y algunos con cierto humor. El tuit de Brian Barone se ha vuelto viral al coger otro tuit (el que Jack Dorsey publicó nada más anunciarse la nueva funcionalidad) y eliminar adverbios de tiempo, participios o palabras huecas y condensar en 139 caracteres todo lo que Dorsey había escrito en 280.
“Da pena que se pierda la esencia”
Laura Zornoza es periodista y es una de las seleccionadas por Twitter para probar la nueva funcionalidad. “Puede ser útil de cara a esos tuits en los que nos faltan unos pocos caracteres para evitar usar una abreviatura o similares, pero es un cambio demasiado exagerado y que se aleja mucho de la idea original”, explica a eldiario.es.
La microblogera (ahora macro) reconoce que su primer tuit de 280 caracteres le pareció “un bloque pesado, en el sentido de que me daba pereza leerlo una vez escrito”. Sin embargo, se pasó de letras y tuvo que recortar: “El límite puede ser algo arbitrario, ya que da igual cuánto nos den porque al final siempre nos va a faltar espacio para contar 'exactamente' lo que queremos”, dice. A diferencia de Mucientes, para Zornoza “da pena que se pierda la esencia de Twitter”.
Aliza Rosen e Ikuhiro Ihara, las encargadas de Twitter que firman el anuncio del martes, reconocen que “hay un apego emocional a los 140 caracteres, nosotras también lo sentimos, pero hemos probado esto y visto el poder que va a tener”.
Como muchos medios extranjeros, a la periodista no le parece “un movimiento muy inteligente” porque “es arrancar de raíz una parte fundamental del ADN del producto”. Explica que, si quiere escribir algo más largo, ya tiene “otras redes que no tienen límite de caracteres”. Zornoza, que no cree que vaya a usar muy a menudo los 280 caracteres, concluye que “un cambio de 140 a 170, por ejemplo, hubiera tenido mejor recepción”. Las redes sociales, mejor con moderación.