Los científicos han encontrado algunas evidencias que relacionan a las vacunas del coronavirus con la aparición de trombos. Sin embargo, más de la mitad de los españoles (53%) opina que la cobertura que los medios de comunicación han hecho de los riesgos que implica vacunarse es “exagerada”, mientras que uno de cada tres cree que el Gobierno también ha sobrevalorado ese peligro. España es el país donde esta impresión es más pronunciada, según un estudio del Instituto Reuters de la Universidad de Oxford que se publica este jueves y al que ha tenido acceso este medio.
El informe ha analizado las fuentes de información usadas por los ciudadanos de ocho países (EEUU, Reino Unido, Alemania, Brasil, Corea del Sur, Japón, Argentina y España) a lo largo de la pandemia, la credibilidad que les suscita cada una de ellas y el impacto que han tenido los bulos sobre las vacunas. La sensación que existe entre los españoles sobre que los riesgos que se han asociado a ellas se han exagerado es mucho mayor que en el resto de países, tanto en el caso de los medios como en el del Ejecutivo. La percepción de los alemanes, por ejemplo, es 24 puntos inferior para las noticias y 14 para el Gobierno.
España es también, junto a Corea del Sur, el país donde más se han apoyado los ciudadanos en los medios para informarse sobre la pandemia. Un 70% de los encuestados lo han hecho en la última semana (los datos fueron recogidos en abril), por el 46% que se registra en Reino Unido, el 39% de Alemania o el 36% de Estados Unidos. Los investigadores del Instituto Reuters recalcan que este consumo de noticias tiene una relación directa con el bajo porcentaje de españoles que creen en los bulos difundidos sobre las vacunas: “El uso de medios como fuente de noticias e información sobre el coronavirus está significativamente asociado con una menor creencia en la desinformación”, exponen.
“Por el contrario”, continúa el informe, “en varios países la confianza en las apps de mensajería, las redes sociales o las plataformas de vídeo se asocia con una mayor creencia en la desinformación sobre las vacunas. Está claro que sigue habiendo problemas muy serios con la exactitud y la credibilidad de gran parte de la información que la gente ve online, especialmente en las grandes plataformas digitales como WhatsApp, Facebook o YouTube, y que, aunque las noticias son necesariamente imperfectas, en conjunto se demuestra que ayudan a la gente a entender el coronavirus como enfermedad”.
España es uno de los países donde menos calan los bulos sobre vacunas
Solo entre los británicos (donde las personas que se han comido alguno oscilan entre el 2% y el 5%) encuentran los bulos del coronavirus un impacto notablemente menor que el que tienen en España (donde los cree entre 4% y el 9%, según el tipo de desinformación). Por contra, hasta un 16% de los estadounidenses y un 15% de los alemanes piensan que la aseveración “algunas de las vacunas del coronavirus pueden alterar tu ADN” es verídica.
Estados Unidos es, junto a Alemania, el país donde la desinformación sobre las vacunas ha tenido un mayor impacto. Los investigadores usan a este país como ejemplo de “lo extremadamente politizada que puede estar la percepción pública de los problemas de desinformación”. La batalla del expresidente Donald Trump contra los medios de comunicación (que ha tenido conatos entre la extrema derecha de otros países como España) provocó que los ciudadanos de EEUU sean los que más confían en la información sobre la pandemia que reciben a través de las redes sociales, un factor íntimamente ligado a los impactos con desinformación.
En cualquier caso, el informe del Instituto Reuters recoge que la respuesta más común en todos los países a las distintas afirmaciones falsas sobre las vacunas es “no lo sé”. Sobre el bulo que dice que “las vacunas del coronavirus llevan cerdo” la media de incertidumbre en los ocho países está cercana al 50%, mientras que en el de “las vacunas del coronavirus llevan aluminio” es superior al 55%. “Es evidente que existe una gran incertidumbre sobre algunas de estas afirmaciones”, contrastan los investigadores, recomendando que se lleve a cabo un análisis en cada país que introduzca variables sociodemográficas para detectar con mayor detalle cómo se distribuyen los bulos sobre las vacunas y la incertidumbre entre sus grupos de población.
Desciende la confianza en los medios, pero baja más entre los políticos y las redes
Al principio de la pandemia se produjo un efecto que los politólogos conocen como 'rally around the flag' (algo así como 'reunirse en torno a la bandera'). Este principio describe cómo en algunas situaciones de crisis internacional, especialmente cuando existe un elemento que actúa como enemigo común, los ciudadanos tienden a agruparse en torno a sus gobiernos y hacer frente común contra ese agente exterior. Este efecto se da habitualmente en las guerras pero también se produjo con la extensión mundial del coronavirus, lo que aumentó la confianza tanto en los gobiernos nacionales como en los medios de comunicación contrastados.
Ha pasado más de un año desde los primeros confinamientos estrictos y ese efecto está desapareciendo, documentan los investigadores. “La confianza en los medios ha disminuido una media de ocho puntos porcentuales, pero la confianza en los gobiernos nacionales ha disminuido una media de 13 puntos”, reflejan.
A lo largo de este año de pandemia, la percepción de que los políticos son distribuidores de bulos también ha crecido. En este sentido, España es uno de los países que puntúa más alto, puesto que un 39% de los ciudadanos opina que ha visto “mucha” o “bastante” información falsa distribuida por políticos en la última semana. En comparación, el porcentaje de desinformación que las personas han creído recibir por parte de los expertos sanitarios es del 11%, la de las organizaciones nacionales de salud, del 16%, y la del Gobierno, del 32%, mismo porcentaje que se percibe de los medios.
“En general, los medios de comunicación han desempeñado un papel importante para ayudar a la gente a navegar por la actual infodemia”, concluye el estudio. “Existen verdaderos problemas de desigualdad informativa”, avisan, pero “al mismo tiempo, algo más de la mitad de los encuestados afirman que los medios les han ayudado a entender la pandemia y la mayoría dice tener confianza en sus conocimientos sobre la eficacia de las vacunas, su funcionamiento y su seguridad, una confianza que coincide con la baja creencia general en la desinformación sobre las vacunas”.