La extrema derecha empuja a sus seguidores hacia redes sociales minoritarias que no vetan la incitación a la violencia

Desde la irrupción de Donald Trump y la estrategia digital de Steve Bannon, la extrema derecha ha hecho de la acusación de “censura” contra las grandes plataformas tecnológicas uno de los ejes centrales de su discurso político. Pese a que el propio expresidente de EEUU reconoció que estas plataformas, especialmente Twitter, fueron claves en su victoria de 2017, casi cada medida de las multinacionales digitales para impedir la desinformación, el discurso del odio o las incitaciones a la violencia en sus redes ha sido denunciada por Trump y otros líderes internacionales de su espectro político como un ataque a las libertades.

Para librarse de esa “censura”, la extrema derecha empuja a sus seguidores hacia plataformas alternativas y con menos medidas de moderación de contenidos. En España el gran ejemplo de esta estrategia ocurrió en abril, cuando WhatsApp anunció que limitaría los reenvíos masivos de mensajes para reducir el alcance de la desinformación, así como un acuerdo con varios medios independientes de verificación de datos. Vox lo utilizó para promover un bulo que acusaba a WhatsApp de censura y de vigilar “qué contenido es nocivo para el discurso público afín a PSOE-Podemos”.

La formación pidió a sus seguidores que se pasaran a Telegram, donde su canal pasó de 15.000 a 40.000 seguidores en tres días. Nueve meses después suma unos 52.000. Además de ser una de las principales alternativas a las grandes tecnológicas y permitir canales que emplean medios de comunicación, Telegram también es conocida por ser mucho más permisiva con el contenido extremo o las incitaciones a la violencia. Grupos neonazis utilizaron esta red para jalear los disturbios negacionistas de finales de octubre y es uno de los principales focos de las teorías de la conspiración sobre el coronavirus.

Esta estrategia ha explotado en los últimos días. El asalto al Capitolio del 6 de enero que acabó con cuatro manifestantes pro-Trump y un policía muertos, 16 agentes heridos y más de medio centenar de detenidos provocó que Facebook y Twitter suspendieran las cuentas de Trump por incitar y justificar esos actos violentos. La decisión ha producido una nueva y potente munición para este discurso de “censura” empleado por la extrema derecha de uno y otro lado del Atlántico. En esta ocasión, la petición de Vox, al que se han unido algunos miembros del PP y Ciudadanos, ha sido animar a sus seguidores a abandonar Facebook y Twitter y pasarse a Parler, la red social donde se organizó y planeó el ataque de Washington.

En EEUU, la base de usuarios de Parler ha crecido en los últimos meses gracias a este tipo de llamamientos. Se ha convertido en el refugio preferido de líderes de opinión de extrema derecha cuyas cuentas en las redes sociales principales han sido suspendidas por publicar amenazas de muerte, discursos de odio, mensajes contra las minorías o bulos ya desmentidos. Una de ellas es, por ejemplo, InfoWars, una web famosa entre otras cosas por mentir diciendo que los niños asesinados en tiroteos escolares son actores pagados por el gobierno o que las Fuerzas Armadas están contaminando el agua para volver gays a los estadounidenses.

En los últimos días, desde Parler se había lanzado otra convocatoria que llamaba a los “patriotas” de EEUU a marchar armados sobre la capital el próximo 19 de enero, durante la toma de posesión de Joe Biden, recogieron medios estadounidenses como Buzzfeed.

Entre los políticos españoles que han abierto cuentas en Parler en los últimos días y lo han promocionado entre sus seguidores está la dirección de Vox, con Santiago Abascal o Javier Ortega Smith a la cabeza. En el PP les han emulado Beatriz Fanjul, diputada en el Congreso, así como Javier Puente, senador por Cantabria. En Ciudadanos no han querido ser menos Toni Cantó, su coordinador en la Comunitat Valenciana. Antes también se había unido Juan Carlos Girauta, exportavoz del partido naranja en el Congreso, muy crítico con la deriva de la actual dirección. Influencers de la extrema derecha digital como Luis Pérez, conocido en las redes como Alvise, también han recomendado mudarse a Parler.

Sin embargo, los llamamientos han terminado siendo infructuosos. En este momento Parler es inaccesible debido al veto de Google, Apple y Amazon. Las tres compañías alegan que esta nueva red social no reaccionó para impedir que se usara su plataforma para convocar los disturbios pro-Trump que acabaron con varios muertos y heridos. Tampoco confían en los mecanismos de moderación de contenidos para evitar este tipo de incitaciones a la violencia o el discurso de odio en la plataforma, basados en voluntarios.

“Estamos al tanto de las continuas publicaciones en la aplicación Parler que buscan incitar a la violencia en los EEUU”, explica una portavoz de Google en un comunicado enviado a elDiario.es. “Nuestras políticas requieren que las aplicaciones que muestran contenido generado por el usuario tengan políticas de moderación para eliminar el contenido ofensivo, como las publicaciones que incitan a la violencia. Todos los desarrolladores están de acuerdo con estos términos y se los hemos recordado a Parler en los últimos meses”.

El veto digital contra la red social que Abascal, Fanjul o Girauta recomiendan a sus seguidores es completo. Google y Apple anuncian que no permitirán que la app de Parler se descargue en sus teléfonos mientras no ponga en marcha sistemas de moderación “sólidos”, mientras que Amazon ha cancelado su contrato para alojar sus bases de datos, lo que también impide que se pueda usar a través de su página web desde este domingo.

“Existe la posibilidad de que Parler no esté disponible en Internet durante una semana mientras la reconstruimos desde cero”, reconoció su fundador poco antes de que Amazon la sacara de sus servidores y pasara a estar inactiva. “Parler es lo más cercano a la competencia que Facebook o Twitter han visto en muchos años. Creo que Amazon, Google y Apple se han unido para intentar asegurarse de que no tengan competencia”, añadió. Aunque su base de usuarios se multiplicó en las últimas semanas –especialmente desde la derrota de Trump– las cifras más optimistas cifran los usuarios totales de Parler en torno a unos 10 millones. Twitter, a quien más se asimila en funcionalidades, tiene unos 330. Facebook, unos 2.500.

Gab y los mensajes de un terrorista

Parler no es el único nicho que ha encontrado la extrema derecha para difundir mensajes de odio sin cortapisas. Antes de que Parler tomará velocidad como escenario de conspiraciones y lamentos entre los seguidores de Trump tras su derrota en las elecciones, ese rol lo desempeñaba Gab, que también es promocionada por Vox. Como Parler, es una copia de Twitter cuyo negocio creció atrayendo una comunidad de usuarios ultras rebotados de otras redes, incluidos neonazis y todo tipo de grupos que difunden mensajes racistas, machistas, antimusulmanes o antisemitas.

Gab también se vio abocada al cierre por su estrecha relación con los llamamientos a la violencia. El terrorista que asesinó a 11 personas en una sinagoga de Pittsburg (Pensilvania, EEUU) en octubre de 2018 anunció sus intenciones durante semanas en Gab, donde también publicó sus últimas soflamas antes del ataque. La red social no eliminó ninguno de sus mensajes hasta después de los hechos. La polémica generada y la retirada del apoyo de terceros, especialmente de Paypal, la obligó a cerrar el servicio durante varios meses.

No obstante, a principios de 2019 volvió a la actividad, consiguiendo sus ingresos a partir de criptomonedas. El veto de las tecnológicas contra Parler le ha servido para volver a recoger a aquellos que buscan eludir la “censura”: según su fundador, este domingo sumó unos 600.000 nuevos usuarios.