Las restricciones a la movilidad derivadas de la pandemia de COVID-19 han disparado la popularidad de una plataforma de videoconferencias hasta hace poco relativamente desconocida, Zoom. Informaciones recientes apuntan, sin embargo, a problemas de seguridad y privacidad en Zoom, por lo que si no te fías de ella, aquí tienes varias alternativas, todas ellas gratuitas:
SKYPE
Probablemente muchos se pregunten por qué está siendo Zoom y no Skype el gran beneficiado del confinamiento. La plataforma ahora propiedad de Microsoft lleva casi dos décadas en el mercado, es universalmente conocida y tenía ya infinidad de usuarios antes de que comenzase la pandemia.
No obstante, estos días ha quedado relegada a un segundo plano. Varias son las teorías que circulan por las redes sobre por qué Skype ha caído en desgracia precisamente cuando podría estar viviendo su mejor momento: desde una mala gestión de la plataforma desde que fue adquirida por Microsoft en 2011 hasta quejas sobre el “spam”, fallos en su funcionamiento o el hecho de que, comparativamente, Zoom sea más fácil de usar.
En cualquier caso, Skype sigue contando con la gigantesca masa de usuarios que ya tenía antes de la crisis, y ofrece algunas ventajas específicas como, por ejemplo, la posibilidad de compartir presentaciones (muy útil en el mundo laboral) y la opción de difuminar el fondo para que este no pueda identificarse.
HOUSEPARTY
Junto a Zoom, otra virtual desconocida que se ha vuelto omnipresente en tiempos de pandemia. Y, también como Zoom, otra a la que le están lloviendo las críticas por presunta mala gestión de la seguridad y la privacidad de los usuarios, precisamente como consecuencia de su súbito crecimiento.
Hasta hace solo unas semanas, Houseparty era usada fundamentalmente por adolescentes y “gamers” (la aplicación fue comprada el año pasado por el desarrollador de videojuegos Epic Games) y, aunque su usuario medio sigue siendo más joven que el del resto de plataformas, esta llega ya a todas las franjas de edad.
Pensada fundamentalmente para el ocio (como su nombre indica, para celebrar fiestas en casa), facilita mucho la conexión con amistades de redes sociales como Facebook o Snapchat, pero precisamente estos vínculos son los que, según algunos usuarios, han permitido a hackers convertirla en portal de acceso a sus cuentas de Netflix y Spotify.
FACETIME
La opción preferida de los fanáticos de la manzana mordida. FaceTime lleva ya muchos años con nosotros, es muy usada y conocida por el gran público. Además, cuenta con todas las ventajas normalmente asociadas a la marca Apple: un alto grado de seguridad, mucho respeto a la privacidad de los datos personales, facilidad de uso y diseño atractivo.
¿El problema? También el mismo que en todo lo que concierne a la “Applesfera”: su uso está restringido únicamente a quienes utilicen dispositivos de la compañía. Así que si estás llamando desde un iPhone, un iPad o un Mac, no dudes en usarla, pero asegúrate primero de que el receptor o receptores de tu llamada también son de Apple.
WHATSAPP Y MESSENGER
Son las aplicaciones para mensajes directos y videoconferencias de Facebook. Y con eso, ya está prácticamente todo dicho: ubicuos en casi todo el mundo y accesibles desde cualquier aparato, pero a su vez platean serias dudas acerca de la privacidad y el uso que la compañía de Mark Zuckerberg hará de nuestros datos.
SLACK Y MICROSOFT TEAMS
Son las alternativas centradas específicamente en el mundo laboral. En el caso de Slack, resulta útil para hacer videollamadas a compañeros de trabajo uno a uno, pero la cosa se complica más si se quieren mantener grandes reuniones con múltiples participantes. Por su parte, Teams es un poco como FaceTime: un buen producto, pero muy estrechamente vinculado al ecosistema de Microsoft.
OTRAS
Por supuesto, la lista es interminable y resulta inevitable que queden fuera muchas opciones, como por ejemplo HANGOUTS de Google, interesante opción dada la ubicuidad de Gmail; o JITSI, una apuesta por el código abierto que promete poder llegar a albergar conferencias con hasta 75 participantes.
Marc Arcas