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General Motors deja el negocio del robotaxi tras invertir miles de millones y pone en duda su rentabilidad

Un robotaxi Cruise circulando por una calle de San Francisco, California (EEUU).

Carlos del Castillo

11 de diciembre de 2024 10:25 h

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Cruise, una de las mayores empresas que daban servicio de taxis autónomos a nivel mundial, abandonará el negocio tras más de 10 años de operaciones. General Motors, propietaria de la compañía, ha anunciado que dejará de invertir en el proyecto “dado el tiempo y los recursos considerables que se necesitarían para ampliar el negocio, junto con un mercado de robotaxi cada vez más competitivo”. La subsidiaria se integrará como una división más de General Motors y se centrará en el desarrollo de vehículos autónomos privados.

Cruise prestaba servicio de robotaxis completamente autónomos en San Francisco (California), operando sin conductores humanos, así como en Austin (Texas) y Phoenix (Arizona). Sin embargo, un grave accidente en 2023, en el que uno de sus coches no detectó que tenía una persona atropellada bajo él y la arrastró varios metros mientras intentaba apartarse de la circulación, provocaron la suspensión de todas sus actividades.

Ahora General Motors decide cancelar definitivamente el proyecto de los robotaxis tras haber invertido más de 10.000 millones de dólares en llevarlo a cabo. La multinacional, el mayor fabricante de automóviles de Estados Unidos, compró Cruise en 2016 por unos 1.000 millones de dólares. La startup reportó pérdidas de unos 8.200 millones de 2017 a 2023 derivadas de los gastos de desarrollo e implementación de las nuevas tecnologías.

General Motors espera ahorrarse unos 1.000 millones de dólares al año una vez que se complete la fusión a mediados de 2025, ha avanzado en un comunicado. “Cruise ha sido uno de los primeros innovadores en materia de autonomía, y la integración más profunda de nuestros equipos, junto con las sólidas marcas, la escala y la capacidad de fabricación de GM, ayudarán a impulsar nuestra visión para el futuro del transporte”, afirma su presidenta.

La salida del negocio de Cruise deja a Waymo (propiedad de Alphabet, matriz de Google) como la única gran alternativa que continuará prestando servicios de robotaxi. Además de en San Francisco, Austin y Phoenix, Waymo opera también en Los Ángeles y tiene un negocio más diversificado, con en varias aplicaciones para su tecnología autónoma más allá de los taxis, como el reparto y la logística.

El resto de proyectos de robotaxi en EEUU se encuentran en fases más embrionarias y solo uno de ellos, Motional, participada por Hyundai, presta servicios abiertos al público en áreas reducidas de Las Vegas. El sector espera también la llega de Tesla, que ha presentado un prototipo de robotaxi y avanzado su intención de entrar en el negocio, pero aún no tiene ninguna licencia para operar ni ha comenzado su fase de pruebas.

La propuesta de Tesla va en el sentido de abaratar los costes de producir y operar este tipo de vehículos, uno de los mayores problemas que enfrenta este negocio y que ha terminado provocando la salida de Cruise. Además, y pese a la gran inversión realizada hasta ahora, los sistemas autónomos todavía tienen dificultades para moverse en entornos urbanos y están provocando protestas de una parte de la población de San Francisco, donde Waymo y Cruise llevan más de 10 años haciendo pruebas. También de los servicios de bomberos y policía, que denuncian que los vehículos tienen muchos problemas para decidir qué hacer en situaciones de emergencia.

Los taxis autónomos también tienen presencia en China, con Baidu Apollo y Didi Chuxing operando en varias ciudades del gigante asiático. Disponen de despliegues a gran escala y grandes flotas operativas, pero por el momento no han anunciado su interés en expandirse fuera del país.

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