Los escritores George R.R. Martin, John Grisham (La firma, El informe pelícano), Michael Connelly (La caja negra) y Elin Hilderbrand, entre otros, a través del sindicato Authors Gild, han denunciado a la tecnológica OpenAI, creadora del chatbot con inteligencia artificial (AI) generativa ChatGPT, por violar sus derechos de autor y por un “robo sistemático a escala masiva” de sus obras.
Los escritores apuntaron al Distrito Sur de Nueva York que la empresa -que ganó gran popularidad el año pasado con el lanzamiento de ChatGPT- incorporó el contenido de sus libros a sus “modelos de lenguaje” (LLM), que entrenan a su IA generativa, capaz de crear contenido en un lenguaje sofisticado en imitación al humano.
En la denuncia, que fue presentada este martes pero se conoció el miércoles, apunta que usuarios de ChatGPT han usado esta herramienta para escribir precuelas y secuelas del superventas como Canción de hielo y fuego de Martin, serie de novelas de fantasía que fue adaptada a la exitosa serie de HBO Juego de Tronos. Martin aún no ha publicado las dos novelas finales de esta trama.
Los autores quieren que el tribunal prohíba a OpenAI utilizar obras protegidas por derechos de autor en sus LLM sin “autorización expresa” y solicitan una indemnización por daños y perjuicios que incluya hasta 150.000 dólares por obra.
Esta no es la única denuncia de este tipo a la que se enfrenta OpenAI. Este año, la humorista Sarah Silverman y los autores Christopher Golden y Richard Kadrey demandaron a OpenAI y Meta por infringir los derechos de autor para entrenar GPT-4 y Llama 2.
OpenIA no es la única tecnológica que ha lanzado chatbot con IA generativa, otras empresas, como los titanes Google, Meta y Microsoft, también ofrecen de manera gratuita herramientas de este tipo.
Hasta ahora, las tecnológicas defienden que sus chatbots no plagian el contenido de los artistas, sino que se inspiran en sus obras para crear un contenido propio.
En agosto, OpenAI dijo que los propietarios de páginas web ahora pueden bloquear su rastreador web, para no permitir que su contenido sea usado para adiestrar su LLM. Varias páginas, incluidos editores de noticias como The New York Times, lo han hecho y han impedido así que OpenAI extraiga sus datos.
Paralelamente, esta semana en California, se desestimó una demanda colectiva que argumentaba violaciones de privacidad por parte de OpenAI.