Donald Trump tiene previsto firmar un decreto esta misma semana para prohibir a las empresas de EEUU que utilicen equipos tecnológicos fabricados por empresas que, según Washington, supongan un riesgo para la seguridad nacional. Aunque el decreto no incluirá el nombre de ninguna empresa o país concreto, tres fuentes diferentes han asegurado a la agencia de noticias Reuters que se trata de un plan para prohibir la expansión de teléfonos móviles de la marca Huawei en territorio americano.
El responsable de inversiones de la empresa china tecnológica Huawei, Wang Tao, negó hoy que la prohibición de usar sus productos por parte de Estados Unidos afecte al devenir económico de la entidad, debido al escaso volumen de negocios que tiene la compañía en el país.
“Nuestro negocio en Estados Unidos no es demasiado grande”, aseveró Wang en una rueda de prensa en Pekín, agregando que Huawei está presente en “170 países y regiones”, un factor que le hace menos dependiente de su actividad en dicho estado.
También censuró que algunos gobiernos hayan “confundido” las cuestiones técnicas en torno a la ciberseguridad “con problemas políticos e ideológicos”, un planteamiento que, dijo, “no es constructivo” para ninguna de las partes.
“Considerar a una compañía como un desafío a la seguridad no es el camino correcto para avanzar. Esto no ayudará a mejorar la ciberseguridad en las sociedades inteligentes del futuro”, indicó el ejecutivo.
El gigante chino de telecomunicaciones aumentó un 25,1 % sus beneficios en 2018, hasta los 59.300 millones de yuanes (8.850 millones de dólares o 7.802 millones de euros), pese a las acusaciones de espionaje de EEUU y otros países occidentales.
En este sentido, destaca la medida aprobada por Washington por la que prohibió a todas sus agencias gubernamentales adquirir productos de Huawei, una decisión que la firma china considera “inconstitucional” y por la que ha presentado una demanda contra el Gobierno estadounidense.
Una restricción que, sin embargo, no ha afectado a las cuentas de la compañía, que en los tres primeros meses de este año facturó un 39 % más que en 2018 y vendió 59 millones de teléfonos inteligentes en todo el mundo.
Creada en 1987 en China, Huawei entró discretamente en el mercado internacional hace unos cinco años. Tan discretamente que su propio director de consumo, Richard Yu, recordaba en el Mobile World Congress (MWC) que no eran conocidos ni en China, su país de origen, hace diez años.
Más allá de ser un rentable negocio, 5G se ha convertido en un campo de batalla político. De una manera más o menos encubierta, dos potencias mundiales - China y Estados Unidos- se enfrentan por dominar esta nueva era de conectividad inteligente.
Los desencuentros entre Huawei y los EEUU se han acrecentado desde el pasado diciembre, cuando se solicitó a Canadá la extradición de la directora ejecutiva de Huawei, Meng Wanzhou. La Fiscalía federal estadounidense abrió el pasado enero una investigación a Huawei por un presunto delito contra la propiedad intectual. La compañía también se ha enfrentado a acusaciones sobre la seguridad de su tecnología 5G en Europa. Todo ello después de que la diplomacia estadounidense haya estado presionando a países aliados y a sus proveedores de Internet para que también eviten a Huawei.