La huida hacia delante de los españoles que siguen minando una criptomoneda que no vale nada: “Me da para tabaco”

En el movimiento cripto siempre hay una solución cuando vienen mal dadas: “holdea”. Significa “aguanta”, no vendas. No entres en pánico porque el precio de la criptomoneda en la que invertiste una fortuna se haya desplomado. Hay quien vería en esto una falacia del coste hundido de manual, pero los dogmas cripto aseguran que estos activos son el futuro, por lo que da igual lo que ocurra ahora, siempre terminarán revalorizándose. Así que holdean por muy mal dadas que vengan. En la comunidad española de Helium van un paso más allá, ya que no solo resisten, sino que siguen invirtiendo para minar una criptomoneda que no vale nada. 0,00022 euros al cambio de este jueves, para ser exactos.

Helium es una empresa estadounidense fundada en 2018 “con una visión”, como defendieron Andreessen Horowitz y Tiger Global, dos de los fondos de capital riesgo más importantes de Silicon Valley. Su “visión” era tejer una red wifi mundial a la que pudieran conectarse los dispositivos del Internet de las Cosas. No serían ellos los que asumirían la inversión para construir una infraestructura de ese calibre, sino gente que compraría unos rúters especiales a más de 500 euros la unidad. Con ellos se formaría “La Red del Pueblo”, una conexión ininterrumpida desde California a Florida, desde Lisboa a Vladivostok y más allá. ¿Y por qué iba la gente a hacer eso? Porque les recompensarían con criptomonedas.

El rúter de Helium, además de compartir el wifi del propietario 200 veces más lejos que uno tradicional, también es una máquina que mina la criptomoneda del proyecto, HNT. Cuanto más útil sea cada aparato para la red, mayor recompensa en criptomonedas se lleva su propietario. Esto puede lograrse colocándolos a gran altura o siendo el primero en extender la cobertura a una zona nueva.

Puede que los escépticos de estos activos digitales ya hayan empezado a sospechar. O que se pregunten cómo cientos de miles de personas compraron la idea (y los aparatos, por docenas en algunos casos). Pero lo cierto es que el proyecto siempre tuvo buena prensa porque, a diferencia de la mayoría de iniciativas con criptomonedas, al menos proponía un caso de uso para ellas más allá de la mera especulación. “Aunque no es el proyecto cripto que más llama la atención —no hay simios de dibujos animados ni copias de la Constitución—, probarlo me ha ayudado a entender cómo lo cripto puede ser bastante útil para resolver ciertos problemas”, escribía en febrero de 2022 el periodista del New York Times Kevin Roose, que unos meses antes se hizo famoso al ser el primero en vender una de sus columnas como NFT. Ganó 560.000 dólares, que donó a una ONG.

En enero elDiario.es había documentado el aumento de los rúters de Helium en España a pesar de que la empresa no había conseguido ningún socio que quisiera utilizar en serio “La Red del Pueblo”. En la península el proyecto tenía además un precedente previo a las criptomonedas que no había salido bien, FON. Los ejemplos que ofrecía Helium de cómo podría usarse la infraestructura en el futuro (collares de perro con GPS para rastrear la ubicación del animal, bicicletas y patinetes inteligentes o instalaciones agrícolas con sensores conectados a Internet) tampoco parecían un gran negocio para España.

Lo que rodeaba a “La Red del Pueblo” parecía una cuestión menor para la mayoría de aquellos que decidían invertir los rúters de Helium. Era el momento más álgido de las criptomonedas y esta iniciativa era percibida como una forma de generarlas sin pagar los precios disparatados que se pedían por los equipos necesarios para minar otras más conocidas, como el Bitcoin. “A veces a la gente se le olvida que esto es un proyecto de IoT [Internet de las Cosas]...”, se lamentaba un usuario en el grupo de Telegram de propietarios rúters en España, que hoy cuenta con unos 3.500 miembros.

Pero justo entonces empezó la hecatombe cripto. Una caída de valor sostenida durante meses que se llevó por delante a buena parte de los gurús más famosos del movimiento y a cientos de proyectos enteros. La criptomoneda de Helium perdió el 97,5% de su valor máximo.

Para cuando terminó el 2022 cientos de criptoactivos se encontraban en muerte cerebral. “Holdea”, seguían defendiendo sus partidarios. Pero para los propietarios de rúters de Helium, lo peor aún estaba por llegar.

Cambio de uso de los aparatos y cientos de miles de usuarios en la estacada

En lo peor de la crisis de las criptomonedas Helium cambió de estrategia. La empresa decidió que dejaba a un lado la “visión” que la había hecho rozar el millón de rúters conectados en todo el mundo (según sus cifras) y que ya no se concentraría en crear una red wifi especial para dispositivos del Internet de las Cosas, sino en dar cobertura 5G. La antigua red seguiría funcionando pero ya no minaría la criptomoneda principal del proyecto, sino una alternativa que nació ya sin apenas valor, IOT HNT.

Solo los usuarios que dieran cobertura 5G con sus rúters de Helium seguirían vinculados a la criptomoneda principal. ¿El problema? Que la inmensa mayoría de los rúters antiguos no valía para ese fin.

Esto supuso un auténtico mazazo para cientos de miles de personas que habían confiado en la empresa alrededor del mundo y ahora se veían en la estacada, con una inversión imposible de rentabilizar sin volver a pasar por caja. En España, uno de los países con mejor red de telecomunicaciones del mundo, ese nuevo desembolso en rúters modernizados para compartir señal 5G tenía aún menos sentido.

En teoría, “La Red del Pueblo” no forzó a los usuarios a aceptar el cambio, sino que lo sometió a votación. La práctica la explicaba un miembro del grupo de propietarios españoles en su grupo de Telegram: “Va a salir que sí, ya lo sabes. Hablar de votar tal o cual cosa en una votación de Helium es predicar en el desierto. El valor del voto es proporcional a los HNT que tienes, no votan ni las personas, ni los rúters, vota la pasta. Lo que sacan a votación ya están seguros de ganarlo”.

La criptomoneda IOT HNT salió al mercado el 25 de abril a 0,00049 dólares. El interés inicial la revalorizó un 370%, lo que equivalía a tocar los 0,003 dólares durante unas horas. A partir de ahí, un inexorable precipicio hasta los 0,00027 dólares que marcaba este jueves.

La reacción de la comunidad fue “holdea”. Pero la perspectiva es cada vez más negra. “Este proyecto está MUERTO, esta técnica de ir cambiando de token ya la he visto en otras estafas. Ya estamos todos atrapados”, comentaba un propietario tras el batacazo. “Que le den a la red de Helium. Menuda estafa los hotspots [como denomina la empresa a los rúters]. No lo decís claro porque queréis más pringaos. Yo acabo de apagar mis 2 hotspots y a la basura se van. Ni aunque fuera la última tecnología volvía a esta red. Una ESTAFA en toda regla”, escribía otro.

Menuda estafa. No lo decís claro porque queréis más pringaos

No todos se han rendido. Un puñado de usuarios animan al resto a avanzar con la esperanza de que esos 0,00027 que valen los IOT HNT remonten algún día. El más activo afirma tener 18 rúters conectados a la red que le reportan entre cuatro y seis euros al día. “Me da para tabaco y café”, asegura. “Aguantad y esperad a que suba”, repite cada poco tiempo: “Al precio que está actualmente es de risa... el que lo malvenda ahora se arrepentirá”. elDiario.es ha contactado con este inversor para este reportaje, pero se ha negado a participar por “falta de tiempo”. Otra media docena de participantes del grupo ha rechazado también la petición.

Pero las malas noticias para los propietarios ni siquiera acaban aquí. En septiembre de 2022 Forbes publicó una investigación que acusaba a los fundadores de Helium de haber mantenido en secreto que ellos y unos pocos allegados habían acumulado grandes cantidades de su criptomoneda durante sus primeros días de vida, algo que se ocultó incluso a los fondos de capital riesgo que apoyaron a la empresa. La compañía no lo ha negado. “No sé por qué se nos pediría revelar algo sobre estas personas… corrieron un riesgo enorme al pagar dinero para construir algo”, respondió un portavoz al ser preguntado por qué esta jugada se mantuvo oculta.

Estas revelaciones y las crecientes acusaciones de estafa derivaron en que Binance, la mayor bolsa cripto que queda en activo, bloqueara las operaciones con las criptomonedas de Helium. “Revisamos periódicamente cada activo digital que listamos para asegurarnos de que sigue cumpliendo con el alto nivel de exigencia que esperamos”, explicaron desde la plataforma: “Basándonos en nuestras revisiones más recientes, hemos decidido retirar HNT”.

Los propietarios de Helium deben acudir ahora a mercados secundarios y hacer varias operaciones para convertir sus criptomonedas en dinero real. En el grupo de usuarios españoles el mensaje sigue siendo “minar y holdear” para mantener una red que nadie utiliza: “Ya subirá”.