La inversión en centros de datos en España superará los 3.000 millones de euros durante los próximos cinco años, según recoge la consultora Savills Aguirre Newman. Las cuentas de la industria de las infraestructuras digitales reflejan que cada euro gastado en este sector tiene un retorno de entre nueve y diez para la economía. Con las condiciones adecuadas pueden llegar a multiplicarse por 12, con lo que esos nuevos despliegues podrían generar más de 35.000 millones de impacto en el PIB español. No obstante, para alcanzar ese retorno el sector pide una serie de compromisos a la administración: facilitar el acceso a la energía verde, agilizar la burocracia y apoyar el desarrollo de la economía digital con más redes troncales o mejoras en el sistema educativo.
España recogerá esa inversión gracias a que es uno de los mercados emergentes de la nueva generación de conexiones digitales. Así lo refleja El mapa de interconexión del sur de Europa, un informe elaborado por la consultora TeleGeography para tres de las principales empresas de infraestructura digital presentes en España, DE-CIX (la mayor gestora del mundo de puntos neutros de intercambio de tráfico de Internet), EllaLink (que ha puesto en marcha el primer cable submarino que une Sudamérica con la península ibérica en 20 años) e Interxion (proveedor de centros de datos independientes que opera más de 100 en 13 países).
TeleGeography, conocida por elaborar el mapa que cartografía los miles de cables submarinos que forman la malla de conexiones de Internet, avisa que “el mundo de las redes está atravesando un cambio radical”. Los nuevos servicios digitales, como los contenidos en streaming o los videojuegos, necesitan acercarse a su usuario final para reducir la latencia (el retardo en establecer una conexión) y el coste. Esto está produciendo una descentralización en la parte física de Internet. Son necesarias rutas alternativas que no pasen por Estados Unidos, pero tampoco por los FLAP, el polo de centros de datos europeo tradicional, formado por Frankfurt, Londres, Ámsterdam y París.
“Los recursos se distribuyen en unos nodos cada vez más descentralizados. Europa no es ajena a esta tendencia y la necesidad de modificar y distribuir las configuraciones de red ha generado una demanda importante de conectividad fuera de los nodos tradicionales y hacia subregiones cada vez más próximas, como el sur de Europa”, recoge el informe.
La conectividad de esta subregión se ha triplicado en los últimos cinco años, señala TeleGeography, e irá a más. La ciudad que ha recogido la mayoría de ese crecimiento “vertiginoso” es Marsella, punto de anclaje a tierra de un gran número de cables submarinos que atraviesan el Mediterráneo, cruzan Egipto y discurren hacia Asia. El puerto francés se ha beneficiado de los movimientos geopolíticos que han aumentado la necesidad de conectar Asia y Europa sin pasar por EEUU. Pero hay espacio para que más ciudades aprovechen esta tendencia, entre las que el informe apunta a Atenas, Barcelona, Lisboa, Madrid, Marsella, Milán, Palermo y Sofía.
España, junto a Portugal, tiene a su favor su posición geográfica estratégica en las nuevas rutas. Es mejor enclave que Marsella para unir el continente con África y sobre todo, Latinoamérica. También puede aprovecharse de su vertiente atlántica hacia EEUU, puesto que los cables submarinos tienen una vida útil de unos 25 años y muchos de los tendidos entre EEUU y los FLAP en la primera era de Internet están cerca de alcanzarla.
Además de EllaLink, que une desde este mes de junio las poblaciones de Sines (Portugal) con Fortaleza (Brasil) y tendrá desembocaduras especiales en Madrid, Barcelona y Marsella, en 2022 está previsto que Google termine un cable submarino propio que anclará al puerto de Bilbao y conectará España directamente con Bellport, en Nueva York. La península ha aumentado su ancho de banda un 25% en los últimos cinco años, apunta TeleGeography, con Barcelona subiendo un 35% y Madrid un 18%.
El 98% del tráfico de Internet discurre por este tipo de cables, por lo que concentrarlos te convierte rápidamente en un polo de conectividad. Cuando eso ocurre empiezan a desencadenarse otra serie de procesos que se conocen como gravedad de los datos, puesto que las empresas de la industria tienden a establecerse cerca unas de otras. Es el fenómeno que se está dando en Madrid, donde cuatro gigantes de la nube (Google, Amazon, Microsoft y OHV) han anunciado que la capital será su centro regional. “Es evidente que hay que incluir a Madrid como uno de los principales núcleos de interconexión de la nube en el sur de Europa, porque en los próximos años se prevé la creación de al menos cuatro nuevas regiones de nube en este mercado (o en sus cercanías)”, recoge el informe.
Burocracia, energía y empleo
“Es difícil de imaginar la cantidad de licencias que hacen falta para tirar un cable submarino que cruza océanos y playas. Por eso lo que estamos haciendo en Sines es crear un punto de anclaje para que lleguen más cables desde Norteamérica”, ha explicado Diego Matas, jefe de Operaciones de EllaLink, durante la presentación de El mapa de interconexión del sur de Europa. Mata ha revelado que el proyecto para construir la conexión directa de Portugal a Brasil ha durado unos 10 años, dos de los cuales se han dedicado exclusivamente a la obtención de los permisos necesarios.
Desde el sector de los centros de datos, las infraestructuras dedicadas a alojar en condiciones óptimas los servidores que realmente forman la nube, también se solicitan cambios en la burocracia para facilitar su implantación y aprovechar la nueva ola de digitalización. Tanto en los permisos de construcción como, sobre todo, en la planificación de los despliegues de energía. La UE obliga a este sector a que el 100% de la energía que consuma a partir de 2025 sea verde, por lo que antes de establecerse en un lugar concreto necesita asegurarse que tendrá acceso a ella, puesto que la consume en grandes cantidades.
“Necesitamos que las redes troncales de energía se planifiquen teniendo en cuenta las necesidades de los centros de datos, porque sin energía no es posible la economía digital”, ha recordado Raquel Figueruelo, directora de marketing de Interxion. “Para nosotros son relevantes la energía y las comunicaciones. Las comunicaciones las tenemos, a que contamos con el compromiso de EllaLink y de DE-CIV. Nos falta la parte de energía”. Interxion, que tiene tres centros de datos en Madrid, es el quinto consumidor eléctrico de toda la Comunidad.
Otra de las peticiones del sector al Gobierno es una mejora en los sistemas educativos para que estos se adapten mejor al contexto de la nueva economía digital, así como un apoyo más decidido al ecosistema emprendedor y de startups.
Con este tipo de cambios, aseguran, España puede cambiar la tendencia y ganar peso en la nueva digitalización que se avecina tras la pandemia. “La Península Ibérica se está convirtiendo en un emisor de servicios digitales. Nuestra balanza comercial de servicios digitales hasta hace cinco años, hasta la llegada de DE-CIX, era una balanza deficitaria. Teníamos que importar servicios digitales. Hoy estamos en las condiciones ideales para ser emisor de servicios digitales y de digitalización”, ha recordado Figueruelo.