Toda persona que tenga una cuenta de Instagram se ha visto alguna vez en una situación en la que debía decidir si tomar o no una foto y pasar un poco de vergüenza por hacerlo en un entorno en el que otras personas podían mirar el proceso de tomarla. Muchas veces la elección es 'no hacer la foto para que otros no nos miren mientras la hacemos'. No es el caso de quien se considera a sí mismo ‘Influencer’ o quien ha enterrado en un profundo hoyo su sentido del pudor y la vergüenza y lo da todo por un fotón o un vídeo para Instagram.
¿Que hay un frenazo y se rompe tu cámara de 3.000€? ¿Que pierdes apoyo y caes al asfalto a 50 por hora? No importa, ese vídeo para redes lo merece. Ese deseo salvaje de poner en riesgo tu vida o tu legitimidad ante otros parece ser el principal motivo para que el creador de contenidos y memes Tank Sinatra empezara con su cuenta “Influencers in the Wild” (Influencers en estado salvaje), donde les caza en su estado natural.
“El mundo es un escenario. Somos influencers, nos guste o no”, reza la biografía de la cuenta enlazando además a la web influencersinthewild.com donde cualquiera puede enviar su vídeo con el que ridiculizar los procesos de producción y creación de aquellas personas que se dedican profesionalmente a la producción de contenidos digitales o simplemente que sueñan con aumentar exponencialmente su número de followers con esa imagen espectacular que están capturando en este momento.
Lo cierto es que sería absurdo negar que hay un proceso editorial detrás de la mayoría de fotos que se publican en redes sociales, especialmente en Instagram. Independientemente de si se trata de capturar algo que nos encontramos en medio de la calle como si se trata de una imagen reflexionada y pensada, el proceso suele implicar tomar varias fotos o vídeos, tomar el bruto y editar el encuadre y el color, añadir o no filtros y posteriormente escoger qué texto acompañará a la imagen.
También existe una definición abierta de lo que implica ser “Influencer”. Tal y como dice Wired en su "Guía para Influencers”: “Es a la vez un insulto y una aspiración, el flagelo de los propietarios de pequeñas empresas y el futuro del marketing, un apodo para los niños con muchos seguidores pero también una etiqueta que usan mega celebridades”. Lo que es seguro es que es un adjetivo que ha penetrado socialmente y que suele usarse para personas que dedican o aspiran a dedicarse profesionalmente a la generación de contenidos digitales vinculados a su propia imagen y a su vida. Y quizás una de la claves esté precisamente entre el gran grupo de personas que 'aspiran a dedicarse a ello' y la minoría que realmente lo consigue. 'Los aspirantes a influencer' son legión y van a la caza de esa imagen que los catapulte.
La cuenta nació el 14 de Enero y además de 1.6 millones de seguidores ya cuenta con más de 150 posts. Y quizás una de las claves del éxito tenga que ver con la noción de cuarta pared.Se conoce como la cuarta pared a “la pared invisible imaginaria que está al frente del escenario de un teatro, en una serie de televisión, en una película de cine, o en un videojuego, a través de la cual la audiencia ve la actuación de los personajes. Mejor dicho, es lo que separa la vida de los personajes con cualquier espectador, ya sea en cualquier medio”.
La obsesión por documentar nuestra vida o la de quienes nos rodean se ha convertido en un estándar que no afecta solo a quienes quieren ser 'influencers'. Por eso 'documentar lo que otros están documentando' se está convirtiendo en una categoría de contenidos en sí misma. Además de una magnífica herramienta de alfabetización mediática es también una magnífica oportunidad para recordarnos lo absurdo que puede llegar a ser en ocasiones convertir nuestra vida en una obra de teatro que debe ser narrada en Instagram.
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