La investigadora del Centro de Regulación Genómica de Barcelona Mara Dierssen, que considera que la transferencia del conocimiento es España se está llevando a cabo de manera “más o menos eficaz”, asegura que la ciencia necesita “paz y tiempo” para reposar.
“No se puede pretender que el conocimiento surja de golpe y se pueda aplicar”, advierte Dierssen en una entrevista con Efe, en la que reconoce que “falta mucho” por simplificar la burocracia española en el ámbito de la transferencia.
Dierrsen, que esta semana ha acercado la neurociencia a los alumnos del Aula Ortega y Gasset, un curso que organiza la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, aboga por replantear que “no necesariamente todo” el conocimiento se ha de transferir.
A su juicio, hay “mucha tendencia” a pedirle al investigador que en un plazo de tiempo “muy corto”, más o menos lo que dura un proyecto, sea capaz de saber cómo va a transferir ese conocimiento que ha obtenido, algo que cree que “no tiene mucho sentido”.
Por ello, apuesta por pensar en el conocimiento de una forma más “holística” y “menos dirigida”, ya que las investigaciones que parecen muy básicas son las que más tarde tienen futuro.
“Vamos a recuperar el sentido de la investigación básica no orientada porque eso al final es lo que da valor al conocimiento y, a veces, es más importante curar la ignorancia que pretender que vas a curar una enfermedad”, asegura Dierssen.
Además de paz y tiempo, la investigadora también pide la implicación ciudadana en la generación del conocimiento porque, en algunos casos, señala, se sigue estando en la cabeza de algunos que invertir en ciencia “no es cosa de todos”.
“Desde arriba se tendría que favorecer e intentar al menos no bloquear u obstaculizar cuando hay una intención de hacer donativos para mejorar la investigación científica”, opina sobre la intención del ministro de Ciencia, Pedro Duque, de incentivar el mecenazgo.
También reivindica el papel de la diversidad en el ámbito científico, no sólo incorporando a la mujer a los puestos de liderazgo, sino aceptando que existe “un problema cultural y de educación” porque todavía no hay una convicción del valor de la integridad de las diferentes culturas.
“Nuestro país en este momento es un crisol de culturas y eso no permea al sistema, esas personas no tienen capacidad de incorporarse a los ámbitos de toma de decisión”, lamenta Mara Dierssen, quien apuesta por integrar a esas personas porque de otro modo se está “perdiendo talento por el camino”.
Hasta ahora, explica, básicamente se hablaba de investigación en varones como prototipo de ser humano, una situación que ha cambiado puesto que en casi todos los proyectos europeos y nacionales se exige que haya una perspectiva de género.
Según Dierssen, la consecuencia de esto es que toda la investigación orientada a la clínica, al provenir de muestras de animales macho, tenía “muy poca” aplicación en las patologías femeninas.
Sobre la situación actual de la neurociencia, la investigadora cántabra cree que se atraviesa un momento “agridulce” porque se manejan muchos datos e información pero todavía se entiende poco del proceso.
Se sabe mucho de los detalles, de cómo funcionan los procesos biológicos a nivel molecular pero señala que aún no se llega a entender cómo a partir del entramado neuronal se puede generar la actividad mental.
Por Pablo G.Hermida