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Las españolas con un empleo estable tienen mayor tasa de fecundidad
Barcelona, 19 oct (EFE).- Las parejas españolas en que solo la mujer tiene un empleo estable tienen niveles de fecundidad mayores (2,1 hijos por mujer) que cuando la estabilidad solo la tiene el hombre (1,8 hijos), lo que indica la importancia del empleo femenino en la decisión de tener hijos.
Así lo concluye un estudio del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona (CED-UAB) que este lunes publica la revista “Perspectivas Demográficas”, en el que los investigadores concluyen que “hoy en día, asegurar el trabajo de la mujer es clave para mantener o aumentar la fecundidad”.
En el trabajo, los investigadores Xiana Bueno y Joan García-Román han intentado descifrar cómo incide la diferencia educativa y laboral entre cónyuges en la fecundidad de las parejas en España, un país caracterizado, por un lado, por su baja fecundidad y, por otro, por sus altos niveles de inestabilidad y precariedad en el empleo.
Los datos que han analizado proceden de la Encuesta de Población Activa (EPA), y examinan cómo han cambiado las características de las parejas según la diferencia entre cónyuges respecto a su nivel educativo y participación en el mercado laboral entre 2002 y 2018.
También exploran las diferencias de calendario –edad a la que se tienen los hijos- e intensidad –cuántos hijos tienen– de la fecundidad por cada tipo de unión.
Los resultados indican que son las parejas mejor posicionadas, con estudios, donde ambos trabajan, y tienen estabilidad laboral, las que más fácilmente alcanzarían los dos hijos.
Cuando hay diferencias entre cónyuges, más que la educación, la importancia radica en la estabilidad laboral, y así, son aquellas parejas donde la mujer tiene una mejor posición laboral que el hombre, y no al revés, las que con mayor facilidad deciden aumentar la familia.
Las parejas en que ambos tienen un nivel educativo elevado (estudios postsecundarios o universitarios), y aquellas en que la mujer tiene un mayor nivel educativo que su cónyuge han crecido de forma constante en todo el período.
Por el contrario, han decrecido las parejas en las que ambos tienen un nivel educativo bajo o él tiene un nivel educativo más elevado.
El estudio revela que la educación retrasa el momento de tener hijos, especialmente cuando ambos tienen estudios altos o ella tiene más que él.
“Así, cuando ella registra un mayor nivel educativo que su cónyuge presentan una fecundidad menor a edades más jóvenes, pero recupera niveles cercanos al resto de parejas en las edades posteriores”, ha detallado Xiana Bueno.
En relación al empleo, el calendario más precoz es el de las parejas donde él está empleado y ella se encuentra fuera del mercado laboral, y el más tardío es el de las parejas en que ambos trabajan.
Estas apenas tienen hijos a edades tempranas, pero incrementan su fecundidad a partir de los 25 años.
En cuanto a la estabilidad laboral, la fecundidad es siempre más elevada cuando ambos cónyuges poseen trabajos estables, a partir de los 25 años.
Según el estudio, las parejas de menor nivel educativo experimentan una fecundidad menor (1,6 hijos) que las parejas de nivel educativo alto (2,2 hijos), aunque estas últimas hayan empezado a reproducirse más tarde.
No obstante, el trabajo indica que, dada la inestabilidad del mercado laboral español, no siempre un mayor nivel educativo se traduce en una garantía de empleabilidad.
En las parejas que tienen ambos trabajo y un doble ingreso, la fecundidad es mayor cuando ambos tienen estabilidad laboral (2,2 hijos), y menor cuando ninguno tiene estabilidad en el empleo (1,6 hijos), mientras que la fecundidad es mayor cuando la mujer consigue estabilidad laboral y el hombre no (2,1 hijos) respecto al caso opuesto (1,8 hijos).
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