DeepMind le costó a Google 400 millones de dólares en enero del 2014. La empresa, que se dedica al desarrollo de sistemas de aprendizaje automático y a la inteligencia artificial, lanzó un año después Agent, un sistema que aprendía por sí mismo a jugar -y a ganar- a 49 títulos de Atari en un ordenador. En marzo, consiguieron que AlphaGo se convirtiese en la primera máquina capaz de batir al diez veces campeón mundial de Go, Lee Se-dol. Y en abril supimos que gracias al acuerdo de colaboración que desde septiembre del 2015 mantienen con el NHS Trust -algo parecido a la Seguridad Social británica-, saben los datos de 1,6 millones de pacientes.
Este martes, Google ha anunciado que volverá a colaborar con la NHS. Más concretamente, con el hospital ocular Moorfields de Londres. Al estilo de Agent y AlphaGo, quieren desarrollar una máquina que aprenda automáticamente a reconocer trastornos en la visión al realizar un escáner del ojo. Para llevar a cabo su cometido, el hospital le ha cedido a la empresa de Sergéi Brinn y Larry Page cerca de un millón de escaneos oculares de pacientes. Huelga decir que a ninguno de ellos le han preguntado si querían “donar” sus ojos a Google.
Viendo lo que se lo podía venir encima, el hospital Moorfields ha colgado un F.A.Q. en su página web para despejar dudas. Por ejemplo, sabemos que los historiales cedidos a DeepMind serán antiguos, así que no afectarán a los tratamientos que se están llevando a cabo actualmente en los pacientes. También, que el acuerdo de colaboración durará cinco años y que cualquiera de las dos partes podrá finalizar la relación avisando a la otra con 30 días de antelación. Sin embargo, que los datos sean anónimos no significa que sean irrastreables: la puesta en común de los historiales de los hospitales Royal Free y Moorfields bastaría para identificar a muchos pacientes. Y Google ya tiene acceso a las dos bases de datos.
Lo primero que hizo la empresa de inteligencia artificial nada más ser adquirida por Google fue presentar dos patentes en EEUU. Contaba New Scientist en enero del 2014 que las dos licencias estaba relacionadas con el proceso de “búsqueda de imágenes inversa”, el concepto mediante el que los motores de búsqueda encuentran imágenes. La primera patente permite encontrar similitudes entre dos imágenes cualesquiera que el usuario suba y la segunda mejora aún más la búsqueda, dando la opción al usuario de buscar en un área determinada de cada una de las fotos, sacando después las similitudes entre ellas.
Datos de 1,6 millones de pacientes
Dos años después, DeepMind ha cambiado potenciar la búsqueda de imágenes en Google por entrar en el sector de la sanidad. Aunque el precedente hay que buscarlo en septiembre de 2015, cuando firmaron el primer acuerdo de colaboración con los hospitales Royal Free de la NHS. La noticia fue anunciada cinco meses después, y en abril, la publicación New Scientist consiguió acceder al documento que habilitaba la cesión de datos de pacientes entre ambos.
El acuerdo tiene ocho páginas, y en él se detalla el tratamiento de los datos, el método para transferirlos, el lugar donde se guardan y sobre quién recaen las responsabilidades del proceso, que en este caso van para Google, “la parte B”. Es así como DeepMind tiene acceso al historial de cerca de 1,6 millones de británicos.
La empresa de Sergéi Brinn y Larry Page dijo que la posesión de esos historiales era necesaria para su cometido, que no es otro que el desarrollo de una aplicación para monitorizar a los pacientes con afecciones renales. Se espera que Streams esté listo en algún momento de este año, así que mientras tanto Google se entretiene mirando qué pacientes han tenido VIH, cuántos sufren trastornos psicológicos, acuden regularmente al cardiólogo o se han roto una pierna en los últimos cinco años.
“Es el acuerdo estándar de cesión de información de la NHS establecido por la corporación y es igual a los otros 1.500 acuerdos con terceras partes que procesan información de pacientes de la NHS”, dijo el hospital Royal Free de Londres cuando New Scientist publicó el documento. En él también se especifica que Google deberá borrar los datos en 2017 y que no puede hacer uso de ellos más que en el marco único que atañe al desarrollo de la app.
En febrero supimos que una clínica privada de Cuenca filtraba los datos de sus pacientes a terceros haciendo caso omiso de la Ley de Protección de Datos. En el Reino Unido, la Data Protection Act de 1998 determina que, aún en el caso de que DeepMind hubiera conseguido el consentimiento de todos y cada uno de los pacientes, la NHS también habría tenido que hacerlo. La ley contempla que solo en el caso de que la otra parte esté ofreciendo una “asistencia directa” sobre los pacientes puede tener acceso a esa información. Y Google dice que por supuesto. La pregunta es cómo lo hace.